Luis Enrique tiene claro, y no lo esconde, que maneja el plantel más profundo del que ha gozado desde que llegó al banquillo del Camp Nou. Cada semana, junto a él se quedan sentados no menos de tres futbolistas que podrían ser titulares en varios candidatos a ganar la Champions, y a excepción de la de Busquets, todas las posiciones del dibujo base 4-3-3 están dobladas. Pero una cosa es la táctica y otra cosa es el juego, y esto es algo que va a ponerse de manifiesto en las próximas semanas: Iniesta actúa de interior izquierdo, y hasta cuatro de sus compañeros suplentes dominan la demarcación, pero, sin el concurso del manchego, es imposible que se siga practicando el mismo tipo de fútbol.
Iniesta es, primero de todo, la gran memoria del FC Barcelona.
Lo que Koeman fue al Barça de Cruyff, Guardiola al de Van Gaal, Deco al de Rijkaard y Xavi al de Guardiola, es decir, el hombre cuyo perfil definía la naturaleza del equipo, Iniesta lo supone a todo el entramado denominado «Juego de Posición» que se instaló en 1989 para cambiar la historia del club catalán. Ningún centrocampista ni del hoy ni del ayer siente como él los principios de la cultura táctica del Barcelona; para Andrés, tomar una buena decisión en esa clave es tan automático como respirar, bombear sangre o hacer la digestión. Por eso su mera presencia implica, en cualquier situación, un acercamiento al juego de posición que tanto ha dado al Camp Nou; lo implica incluso cuando piezas tan decisivas como los tres de la MSN abogan por proponer otra cosa. Y aunque los mejores son Ney, Luis y Lionel, ese ser vivo número 12 que es el sistema del Barça nunca sobra, pues si falta, sólo queda la inspiración de cada uno, y ni siquiera en los tres ases de Sudamérica es una constante controlable o garantizada.
El «sustituto» de Iniesta será Messi, sea cual sea el sistema.
Así pues, sin Iniesta, el Barcelona perderá estructura y se basará, como se apunta, más si cabe en el talento de sus futbolistas. Y aquí llega la otra cuestión: en términos globales, el talento bruto que acumula la plantilla es impresionante, pero en lo referido a la faceta organizativa, quizá se trate de una de las escuadras menos dotadas que hayan tenido los culés en las últimas décadas. Sólo Iniesta y Messi tienen verdadera capacidad de gestión, y para colmo, incluso se perdió la figura de Alves, que con Piqué, ejercía de desahogo. En el fútbol de puertas abiertas que seguramente desee implantar Luis Enrique, este no contará con ningún mediocampista capaz de poner esa cuota de orden que demanda incluso la mayor desorganización.
Pero que no cuente con ningún medio con dicha virtud no equivale a que no cuente con nadie que no la tenga. Como se apuntó, queda Messi. Con certeza, el argentino va a asumir la carga de la dirección absoluta y que tocará determinar será el efecto de esto sobre su producción goleadora. Si el «10» recae demasiado abajo, cosa nada descartable, el Barça va a necesitar al Luis Suárez del año pasado; algo que en cualquier instante puede surgir, pero que de momento no ha surgido.
Foto: Juan Manuel Serrano Arce/Getty Images
Andrés 26 octubre, 2016
Yo diría que el gran asunto en todo esto es que la lesión de Iniesta ha llegado cuando Messi tal vez mas precisaba de su ayuda.Messi fisicamente anda bastante corto, y colocarle encima de sus hombros aun mas peso en el juego del Barça y que a la vez sea delantero,provocaría que Messi tendrá que estar abarcando 50 metros en todas las jugadas, cosa que en este momento el físico no le da, y que el mayor peligro es que forzando tanto puede recaer de la lesión.Encima de esto,tengo que ser honesto:Para mi Neymar está aportando muy poco, en ocasiones solo intenta hacer"la jugada", yo le veo muy aislado del juego y a Suarez de momento tampoco coge el tren.Si Messi aun no toma el ritmo, y encima de eso sus escuderos tampoco ayudan mucho, la ausencia de Iniesta de momento, podria significar perder puntos