«Puede ser que el año pasado jugamos muy bien y no tuvimos premio y esta vez no jugamos tan bien y hemos logrado empatar. Hemos tenido un poco de suerte para sacar un punto contra el Madrid.» Así razonaba Quique Setién la igualdad en el marcador tras un partido muy desequilibrado, en el que la UD Las Palmas apenas gozó de ocasiones y el Real creó suficientes para ganar de forma holgada. Apuntado esto y que, por tanto, los argumentos que presentará este texto no buscarán explicar el resultado sino el juego exhibido anoche por los dos equipos, se procede a hablar de fútbol.
El guion del encuentro se cimentó sobre dos noticias inesperadas. La primera, descubierta en el minuto 1, fue el 4-2-3-1 con Marco AsensioZidane insistió en el 4-2-3-1 de enganche que eligió Zidane para los suyos. Es decir, el técnico galo insistía en un esquema con el que no había jugado nada bien en Cornellà-El Prat y lo hacía con una alineación que, en principio, encajaba menos en este: no estaba James, que es tan decisivo que puede justificar un ajuste así para buscarle acomodo, y sí Cristiano y Bale, dos goleadores que van de fuera hacia dentro y que, cuando comparten once con un mediapunta, corren el riesgo de que este les tapone su diagonal más natural. Tratando de comprender la decisión de Zinedine, surgen dos ideas: que sin Casemiro no crea en el 4-3-3 y priorice un doble pivote para que Kroos no ocupe todo el ancho del terreno o, simplemente, que quería un partido abierto y largo en el que sus cuatro delanteros marcasen la diferencia.
La ausencia de Pedro Bigas generó muchos problemas a la UD.
Esto, ante una UD que prometía competitividad y que protagonizó la segunda nueva de la noche, más inesperada si cabía que la primera: completó, quizá, su actuación más floja del curso. Mantuvo sus señas y de ahí la fe que le permitió lograr un empate in extremis, pero pocas veces ha cometido más errores tanto constantes como puntuales a lo largo de los 90 minutos. Uno de los posibles detonantes radicó en la baja de Pedro Bigas, su central clave, sin el cual quedaron debilitadas la salida de balón (hubo muchas pérdidas en campo propio) y, en especial, la estructura táctica: la zaga se quedaba muy abajo, no protegía a Roque Mesa y el Madrid disponía de demasiado espacio para correr en la zona de sus mediapuntas. De aquí que los blancos, por ejemplo, chutasen 27 veces pese a que nunca transmitieron ni jerarquía ni claridad; era la propia UD Las Palmas la que le estaba sirviendo en bandeja una victoria asequible.
Bale no fue potenciado por Zidane y tampoco hizo por remediarlo.
El desacierto del aún líder en los metros finales fue excesivo como para considerarlo lógico pero también consecuencia de una serie de factores que Ronaldo estuvo muy espesose prestaban al colapso. Para empezar, la forma física de Cristiano, que disputaba su cuarto partido de su particular pretemporada. Se mostró torpe en las que tuvo y tuvo muchas menos de las que él promedia en choques de estas características. Para seguir, hay que hablar de la falta de iniciativa de Bale, que si bien no goza de un plan de juego colectivo diseñado para darle tantos balones como su impresionante desequilibrio parece aconsejar, en partidos tan rotos como el del estadio de Gran Canaria no puede contemplar esa excusa. Dicho de otro modo, es probable que Gales ayer hubiera derrotado a Las Palmas -siendo peor conjunto que Las Palmas y, por supuesto, que el Madrid-. Y para acabar, lo que más está quedando en el debe de Zidane: salvo en los minutos finales, en los que sus jugadores suelen exponer la brutal superioridad física que manejan sobre casi cualquiera, su equipo no sabe embotellar al oponente, no crea la típica sinergía de aplastamiento que, por condiciones, debería.
Jonathan Viera, hasta que se lesionó, fue el mejor de los canarios.
Sobre el estadio de Gran Canaria, la ranura principal anduvo en que, en la transición ataque-defensa, Modric y Kroos custodiaban demasiado espacio como paraR. Mesa dañó al Real Madrid poder sumar robos adelantados. Tanto croata como alemán estuvieron bien, frenaron a Tana, Vicente y Viera y permitieron a Bale y Asensio incorporarse al sistema defensivo y, atrás, dar seguridad a Casilla -de ahí la baja producción amarilla-, pero en ese punto, Las Palmas, que se ponía a tocar alrededor del propio Viera, ya había roto el ritmo de los madridistas. Fue lo que mejor hicieron los de Quique Setién, aunque ni eso se extendió durante todo el encuentro, ya que en el minuto 56 cayó lesionado Jonathan y Roque Mesa dejó de tener el socio a quien pasarle el balón ahí. Tras la marcha del mediapunta, los locales bajaron su cuota de posesión un 15%.
En ese nuevo escenario, Zidane podía barajar dos propuestas diferentes: recuperar el 4-3-3 y cerrar el partido hacia la portería de Javi Varas o apostar por la cantidad sobre la calidad y buscar ataques por fuera con centros al área para reproducir la añorada sensación de asedio. Y quienes entraron fueron Benzema y Lucas Vázquez por Asensio y Cristiano, por lo que quedó patente qué prefería el francés. Generó curiosidad porque hasta ese momento, la debilidad defensiva de Las Palmas se había localizado en el carril del medio, en el espacio que separaba a sus centrales de su pivote, y él en cambio restó todavía más juego interior para focalizar en los costados. Contabilizando acercamientos peligrosos, se insiste, el Madrid hizo de sobra para ganar, también en esta etapa, y Las Palmas apenas cruzó la divisoria, pero cuando el juego realizado no ofrece certezas enlazadas, sino que cada cosa que pasa parece un accidente aislado, el accidente en contra también puede suceder.
Foto: David Ramos/Getty Images
danityla 25 septiembre, 2016
Si tenemos en cuenta la intensidad desde el minuto 1, yo creo que no se le puede reprochar mucho a los jugadores de Madrid. La defensa tuvo fallos puntuales pero el partido parecía decantado a lo largo de su desarrollo.
Los cambios de ZZ tendieron a frenar esa sangría por el centro que estaba hiriendo a Las Palmas, pero es cierto que se siguió creando mucho peligro.
La plantilla está muy enchufada y jugadores como Asensio o Morata estuvieron muy bien ayer.
El único deje para mi gusto fue la no entrada de Isco mucho antes. Aunque no pueden jugar todos.
Eso sí, con una defensa así, asusta un poco pensar qué pueden hacer Dembélé y Aube el martes.
La superioridad física del Madrid sí que pareció bastante evidente.
Y lo que mola mucho es que cada jugada a balón parado parecen un equipo alemán de los 70 y 80 contra españoles en rondas de la UEFA. Tremenda sensación de peligro.