El Sporting de Abelardo se salvó sobre la bocina y ha perdido en este mercado a su principal defensor (Luis Hernández), su mayor talento (Alen Halilovic), su mejor futbolista (Jony Rodríguez) y su gran goleador (Tony Sanabria). Uniendo sus dificultades pasadas a dichas fugas y a su modestísimo presupuesto, se infiere un irremediable candidato al descenso que, salvo sorpresa, volverá a sufrir para quedarse en Primera División. Pero eso no le hace, ni mucho menos, un equipo al que no apetezca ver.
La atracción fundamental del nuevo Sporting, con permiso de Jorge Meré, se localiza en la línea de tres mediapuntas compuesta, de derechaVíctor, Burgui y Moi son calidad a izquierda, por Víctor Rodríguez, Moi Gómez y Burgui. La versatilidad ofensiva del primero, la creatividad y capacidad organizativa que se le está descubriendo al segundo y el desequilibrio del tercero representan herramientas que, si se consolidan, aspiran a generar el fútbol suficiente como para paliar los problemas que, a menos que exploten Duje Cop o Carlos Castro, los asturianos van a sufrir para definir las ocasiones. Si bien, para esto, habría que ajustar algo.
Víctor Rodríguez necesita pisar cuando quiera el carril central.
Cotejando las dos primeras jornadas, el ataque del Sporting ha presentado niveles muy, muy diferentes según la cantidad de espacio para correr de la que ha gozado en cada momento. Jugando al contragolpe, como durante muchos instantes del partido contra el Athletic Club, ha rozado incluso la excelencia, pero las prestaciones han decaído demasiado cuando le ha tocado asumir la iniciativa. Valorando que, casi con certeza, el atacante más dotado y maduro de la plantilla es Víctor Rodríguez y que, de inicio, es quien ocupa la posición que menos le favorece, cabe concluir que lo que necesitaría Abelardo sería potenciar y perfeccionar el sistema de intercambio de posiciones que se intuye que desea implantar, de tal modo que al mediapunta catalán se le abra el carril interior que es donde más diferencias marca. Por ahora, Burgui no ha mostrado demasiada tendencia a nada que no sea esperar a recibir el balón en su costado, y Moi se halla tan ensimismado en la parcela central que la cede muy a regañadientes, pero es bastante posible que por corregir estos patrones pase el futuro éxito del Sporting de Gijón.
Foto: MIGUEL RIOPA/AFP/Getty Images
Abel Rojas 8 septiembre, 2016
Estamos viendo tras dos temporadas en Primera al Moi que se vio en aquella Sub-19. El que se parecía más a Ibagaza -sin ser exactamente eso- que a un extremo de banda.