No corren buenos tiempos para los delanteros centros. La Eurocopa de Francia, que comenzó con el aplastante dominio de los centrocampistas, que ha visto sobresalir a un nutrido grupo de defensores y que en fase de eliminatorias ha alumbrado alrededor de las referencias en ataque a los cracks que en gran parte han definido los cruces, no le ha reservado un brillante protagonismo a los nueves más allá de nombres modestos como los de Robson-Kanu con Gales o Sigthorsson con Islandia. Ya apenas quedan extremos, la mayoría de los que quedan ahora juegan a pierna cambiada y son las estrellas a las que despejar el camino al área. Las figuras para las que trabajar. El gol ha cambiado de lado, y los nueves, antaño sus legítimos dueños, se han tenido que reinventar. Tanto en Portugal como en Francia, Nani y Giroud son historias de cambio. De una evolución, bien a lo largo del torneo o de su propia trayectoria personal, enfocada a favorecer el fútbol y la incidencia del jugador más importante de cada una de las dos selecciones. A la Francia de Antoine Griezmann y a la Portugal de Cristiano Ronaldo, a las dos finalistas, también se llega a través de ellos.
La gran virtud de Nani como complemento de Cristiano Ronaldo, es que está pero no ocupa espacio del crack.
Empezando por Nani, Fernando Santos ha encontrado en él al nueve que tanto tiempo le faltó al combinado luso para acompañar en ataque a Ronaldo. Aunque ambos dieron sus primeros pasos en banda, en esta selección portuguesa que ha alcanzado la Final sin probar el sabor de la derrota, los dos se reparten el frente de ataque. Cristiano Ronaldo, que para los suyos es el rematador más necesario y devastador y, al mismo tiempo, el futbolista que guarda los toques de mayor calidad a la hora de encender los ataques todavía lejos del área, debido al progresivo distanciamiento de su esplendor físico ya no siempre puede comunicar ambos instantes del juego con la misma continuidad y potencia que antes. Más frecuentemente tiene que elegir entre uno u otro, y es en este escenario en el que emerge el aporte de Nani, clave por la cuidada capacidad del otrora extremo para estar sin ocupar.
Nani es un gran complemento del actual CRCuando Cristiano Ronaldo se asoma entre líneas, Nani trabaja la zona alrededor de los centrales rivales, multiplica la actividad por delante del balón y asume para sí mismo la zona de acción del delantero centro. En cambio, en aquellos tramos o momentos en que el madridista se vuelca sobre el área, el ya nuevo jugador del Valencia se encarga de alternar con él las alturas, bajar unos metros su posición y ofrecerse en una mediapunta desde donde no sólo está proponiendo interesantes apoyos sino también buenas descargas hacia los costados. Esos costados de los que se aleja cuando Cristiano cae hacia ellos y a los que acude cuando el siete espera en el centro. Además lo hace, y esto es fundamental, sin cerrarle ninguna puerta al de Madeira. Cristiano puede subir y bajar la escalera, ir de un lado a otro de la cuerda, sin que Nani sea un obstáculo a sortear. Siempre le va a favor.
Olivier Giroud ahora tiene una nueva utilidad a partir de su buen entendimiento con Antoine Griezmann.
Giroud ha ido a más en la EuroNo siempre ha sido así en el caso de Olivier Giroud y la selección francesa. Con la difícil papeleta inicial de habitar el vacío de Benzema y con el peso a los hombros de las ausencias en la lista de Deschamps, empezó el torneo siendo víctima y causante del fútbol deslavazado del conjunto galo. Sin embargo, a raíz del estatus central adquirido por Antoine Griezmann en el sistema bleu, el futbolista del Atlético de Madrid ha acudido a su rescate para convertirlo en una pieza de utilidad y peso en la mejora del equipo. Como Nani, su actividad por delante del balón, en este caso más relacionada con el cuerpeo y la disputa aérea, tensiona a la línea defensiva rival con el propósito de terminar abriendo brecha entre ella y el mediocampo, habilitando nuevos espacios para el crack que ante un mediocentro como William Carvalho se vuelven, si cabe, todavía más prometedores.
Resulta, además, uno de sus grandes abastecedores prodigándose en la descarga después de aguantar de espaldas el cuero. Es, pues, la opción directa para que Griezmann reciba de cara y con el rival reajustando, y el compañero más próximo y avanzado con quien puede intentar la pared. No siempre llega a buen puerto, pero Francia está hallando aspectos positivos en el error de Giroud tanto en este tipo de combinación interior como cuando protege el balón en solitario. Ambas acciones suponen una forma de dilatar la jugada, de darle un tiempo extra que para un equipo cuya transición ofensiva no está del todo ajustada, implica poder juntar arriba a las piezas y, tras pérdida, enfocar el imponente físico de su segunda línea a la presión para no alejarse demasiado de Antoine. Giroud, como Nani, no es el actor principal, pero juega a su servicio.
Foto: BORIS HORVAT/AFP/Getty Images
morano real 10 julio, 2016
Me gusta el juego de espaldas de Giroud.