El fútbol es imprevisible porque siempre puede ocurrir lo que en el minuto dos del Polonia-Portugal de anoche. El gol de Lewandowski giró el escenario y convirtió el partido en lo que nunca se hubiera imaginado, en un intercambio de errores defensivos donde ambos conjuntos acertaban más con el balón que sin él. Nada es imposible.
Lo peor lo hizo Portugal. Ordenado sobre un 4-1-4-1 de comportamiento extraño, fue confundido por la obligación de remontar y buscó el robo demasiado arriba. Ronaldo, el “9”, pedía la colaboración de uno de los interiores (Renato Sanches o Adrien Silva) para presionar a la pareja de centrales, y cuando Krychowiak se incrustaba entre estos para generar la superioridad numérica, se sumaba el restante. Es decir, la posición presionante de los lusos dibujaba a tres hombres cerrados y en primera línea, dos extremos abiertos pero mucho más abajo y a William Carvalho solo, atrás y en el centro como probablemente nunca se haya visto en ningún otro encuentro de su carrera. Era la típica situación que se sabe de antemano que no sale por petición de ningún entrenador, sino por iniciativas personales de futbolistas que están equivocados.
Lewandowski y Milik empezaron inspirados y batiendo a Portugal.
La dupla de puntas conformada por Lewandowski y Milik, sin compañía y sin añorarla, generó suficiente volumen ofensivo como para anotar un 2-0 que hubiera sido definitivo. Pero poco a poco, fue surgiendo Pepe, que redujo las dimensiones de su campo hasta mitigar la sangría y dar tiempo a su seleccionador para proponer un remedio.
Portugal modificó su esquema táctico y esbozó un 4-4-2 con Nani (que había comenzado de extremo) arriba con Cristiano, Adrien Silva en el doble pivoteEl 4-4-2 fue un acierto luso con William Carvalho y los jóvenes Renato Sanches y Joao Mario en ambas bandas. Defensivamente, el equipo se racionalizó lo bastante como para que la actuación de Pepe garantizase estabilidad. Y encima, en ataque, nacieron aires nuevos.
Renato Sanches se echó a Portugal sobre sus espaldas de crío.
Renato Sanches, hasta entonces atropellado en el carril central, encontró espacio y balón en el costado derecho para amenazar con su uno contra uno y martirizar al lateral izquierdo polaco Jedrzejczyk. Fue su propio empuje personal lo que derivó en un choque unidireccional en el que la inmensa mayoría de ataques se producían hacia el portero Fabianski. Sanches tiene mucho defectos, pero reúne virtudes y una personalidad que le conceden muchas opciones de triunfar en el futuro. Cometer errores es cosa de todos; lo que él hizo, sólo de un crack. El 1-1, la rúbrica.
Tras el empate, el encuentro se serenó, tomó las constantes que se vaticinaban y abrió un nuevo escenario en el que Portugal, al contrarioPolonia sufre en lo físico que contra Croacia, intentó más cosas que su adversario. En primer lugar, porque, aunque parezca un argumento simple, el factor físico cuenta bastante en los partidos de Polonia. Su rendimiento baja de modo de muy visible con el paso de los minutos, especialmente en figuras como Kuba, Krychowiak y Grosicki, sin los cuales también desaparecen Milik y Lewandowski. Aparte, Portugal acumuló méritos.
Cristiano completó su partido con mayor peso en el juego luso.
El menos brillante estuvo protagonizado por Cristiano Ronaldo, que tras completar el partido más soso y pobre de su carrera, ayer sí jugó bien al fútbol. Quizá le faltó un poco de presencia en algunos pasajes, y desde luego acierto en alguna de las tres ocasiones claras que logró granjearse, pero participó más y en más zonas de las que venía promediando, con una precisión asociativa notable y, sobre todo, con la intención adecuada. Cada intervención suya suavizaba y mejoraba el ataque de los portugueses. Lástima, para Fernando Santos, que muchos de ellos acabasen en ofrendas maravillosas a Eliseu y Cedric que lestos se encargaron de malograr. Terrible, pero terrible, el aporte de los dos.
No obstante, como ya se introdujo, el nombre de la noche fue Pepe. El central del Real Madrid se ha propuesto ganar esta Eurocopa y se está incluso excediendo de las competencias típicas de un central. Determinadas limitaciones suyas, y también haber compartido tantos años con alguien que es aún más grande que él, le borrarán de las listas de los mejores defensores que existieron, pero nunca hubo uno capaz de controlar más rivales, al mismo tiempo, en más espacio y por sí mismo. Pepe no defiende hombres ni tampoco zonas. Cuando está como anoche, defiende equipos enteros y por todo el campo. Fue, es, espectacular.
FRANCISCO LEONG/AFP/Getty Images
roumagg 1 julio, 2016
Pepe tiene 33 años. Por poner en relieve la animalada fisica que es su última semana. Si aún mantiene un físico así y a eso le suma ese control mental que le hace no perder los nervios tras el fallo de Cedric (cosa que no estaba garantizada en otro momento de su carrera) queda CENTRAL para rato. Coincido en el tema del partido de Cristiano. Fue algo similar a lo de Croacia. Cuando le llegó el balón lo hizo todo bien (a excepción de ese pase de Moutinho que no cazó), con un gran juego entre líneas y de espaldas, y ganando también muchísimos saltos. Pero el tema es ese, que de delantero centro en esta Portugal en la que nadie pica al espacio no puede aparecer para llegar desde atrás, y eso le deja a expensas de un buen centro que no hubiera llegado ni con 3 horas más de partido. Ya digo, yo le estoy viendo bien, pero para que eso se traduzca en el marcador hace falta un delantero centro, aunque no sea élite, que le permita descolgarse y participar con más frecuencia en la elaboración. O eso o que Nani pique al espacio y estire a la defensa rival. Porque de los centros de Cedric y Eliseu tampoco se puede esperar mucha mejora de aquí a las semis.