Vivía en una ciudad pequeña, apacible, preciosa y que le mimaba, y la cambió por la parte más guerrera de la capital española. Sabía lo que le esperaba, conocía las dificultades, pero le habían prometido que, si iba, le ensañarían a ganarle a los mejores. No pudo resistirse. Y al llegar, mutó. Se extinguió la sonrisa de su rostro, sus cejas se arquearon hacia dentro y sin dejar de parecer un niño, dejó de transmitir ternura. Griezmann había comprendido los secretos de la resistencia, el imperativo de sufrir, también a aprovechar sus momentos. Se había convertido, latido a latido, en ese recurso que los más grandes no soportan. Francia está en la Final de la Eurocopa 2016 porque su jugador franquicia fue moldeado, por el único que sabe, para que fuera capaz de destruir a los sublimes futbolistas de Alemania.
Los primeros minutos mostraron un Griezmann pletórico. Jugaba por dentro, como segunda punta, o directamente enganche, de ese 4-2-3-1 que Deschamps descubrió casi de casualidad y que ha permitido a los anfitriones desatar gran parte de su poder. Fue, por cierto, un muy buen tramo de Giroud, que ganó tanto a Boateng como a Howedes en los saltos y cuerpeos para poner de cara al decisivo número “7”. En cualquier caso, dicho rato duró poco, porque Alemania, aunque no es perfecta, iba a demostrar su rotunda condición de excepcional. La número 1 del torneo se puso a jugar a tope.
Joachim Löw sale muy reforzado de esta Eurocopa. Ha intervenido mucho y bien para su selección.
Löw ordenó a los suyos sobre un 4-3-3 a imagen y semejanza del conjunto que le quitó el Mundial a Lionel Messi. Pero con novedades en el nombre por nombre. Kimmich, Boateng, Howedes y Hector conformaron la defensa, Bastian actuó de pivote, Kroos y Can como interiores, y Özil, Müller y Draxler en el tridente. Y si bien el segundo pase solía recaer en Kroos, que estaba en la izquierda, casi todo lo relevante sucedió en el lado contrapuesto. Primero, obvio, porque el propio Toni se dio cuenta. Segundo, porque Özil cogió el laúd y lo tocó como si fuera la noche de su vida. Mesut es impresionante.
El primer paso táctico lo protagonizó Boateng, que era central pero se asentó en la altura media de un pivote o un, incluso, interior derecho. Desde allí cerraba la posible transición francesa. Kimmich utilizó la seguridadBoateng favoreció el dominio de los alemanes para volar por el carril entero, exhibiendo puntualidad en sus subidas y un uso de la pelota, tanto por habilidad como por inteligencia, superior al de un lateral corriente. Más profundo todavía era Emre Can, que atacó al central izquierdo Umtiti con desmarques repletos de agresividad. Y la consecuencia de este grupo de movimientos consistía en un espacio libre más abajo y en el medio que Özil acomodó como una casa y activó futbolísticamente hasta inspirar el mejor juego que esta Eurocopa ha visto y, casi seguro, verá. Francia resistía porque puso de su cuenta: Koscielny abajo y Sissoko -desde la derecha- equilibrando la medular la dotaron de más vida de la lógica; pero básicamente, le salvó un milagro.
La inexplicable sequía de Müller ha terminado siendo el problema más grave de la campeona del mundo.
Un milagro que quizá llevó el nombre y el apellido del delantero Thomas Müller, que se despidió de la Eurocopa sin perforar la malla adversaria ni en una sola ocasión. Este déficit goleador de quien ni por asomo adolece de ello explica en prudencial grado tanto la puntual falta de brillantez de esta brillante selección como la caída a mano de los franceses. Alemania no ha sido una máquina de generar ocasiones, pero sí una certeza de poder generarlas. Sin embargo, le ha faltado pólvora. Y en cierto modo, también mecha. Draxler no ha podido dar la talla y, visto lo visto, quedó la sensación de que Sané estaba para más. Su aparición final sobre el césped de Marsella contrastó una chispa de la que Alemania, sin él, no ha dispuesto casi nunca. Faltó desequilibrio individual.
Pero mucho antes de que saltase al verde el joven Leroy, Griezmann ya le había dado la vuelta a la contienda. Durante los instantes más duros, mientras la circulación de la campeona del mundo removía a Francia como si la situase en el corazón de un huracán, Antoine apareció en algún lugar sin viento, halló paciencia para discernir, técnica para quedarse la pelota y, con el paso de los segundos, compañeros que se quedaban libres. Así fue ganando ese típico tiempo que siempre se necesita para que un equipo que lo está bordando cometa un error garrafal. Y Alemania concedió dos. El primero lo desperdició Giroud, pero el segundo, en botas de Griezmann, modificó el luminoso y puso el 1-0. Nada volvería a ser como antes.
La labor defensiva de Griezmann sobre la línea de pase hacia Kroos paralizó a Alemania.
Con el botín de la victoria momentánea, Francia volvió del descanso con la fe renovada y las ideas adaptadas. Una de los reajustes más importantes recayó, cómo no, sobre la figura de Griezmann, que es la única estrella de la actualidad con talento defensivo objetivo. Se hinchó a correr, pero lo mejor, al menos sin balón, lo hizo cuando estuvo quieto: su posición cortó como de un bocado la línea de pase que unía a Schweinsteiger y Howedes con el interior Kroos. Así, Alemania rebajó su revoluciones como si su tecnología hubiera perdido 20 años de I+D. Para más inri, la única conexión que aceleraba la máquina, que era la de larga distancia entre Boateng y Draxler, desapareció tras la lesión del tocado por Guardiola. Para Francia era mucho más fácil defender su portería.
El repunte llegó cuando, con la entrada de Götze por Can, el 4-3-3 derivó en 4-2-3-1 y Kroos pasó a tocar la pelota antes. Griezmann perdió cierta influencia sobre sus intervenciones, Alemania imprimió verdadera velocidad y, sobre todo, verticalidad y Hugo Lloris hubo casi de igualarse a la estrella de Francia para no ver deshonrado su arco. Pero todo estaba escrito, a Alemania no iba a entrarle lo que buscaba y fallaría por segunda vez. Pogba, sin peso constante en la noche, dibujó un regate de los suyos y Antoine hizo el 2-0. Francia está en la Final y a Griezmann sólo le queda lo que nunca hizo: vencer a Cristiano Ronaldo en la competición que más desease el luso. Será diferente. Quizá más fácil. O puede que más difícil.
Foto: BERTRAND LANGLOIS/AFP/Getty Images
ManuelXeneixe 8 julio, 2016
Partido interesante el que se vio, Griezmann se dio esta temporada el gusto de confirmarse en la mas absoluta elite como un crack
.El partido de boateng me recordo en el primer tiempo al Sergio ramos del sistema de los puentes, con balón fue casi mediocentro
.Un poco en off-topic he notado cierta tendencia en las selecciones de volver a los sistemas de dos delanteros
.Kroos para mi se confirmo como mediocentro, es un buen interior por izquierda muy bueno, pero para mi gusto ya es medio centro
.Si bien gotze me parece que ha jugado bien esta euro, me parece que se ha estancado brutalmente … Kloop nos engaño un poco ?
.Lo de mueller es de no creer
.Por ultimo can me sorprendió gratamente, lo tengo por muy buen jugador, pero la lectura de espacios en un tramo del juego me impresiono