Del Bosque sacrificó a Silva tras el primer partido del Mundial de Sudáfrica. A su vez, también lo habituó a ser el primer sustituido durante la Eurocopa de Ucrania y Polonia. Dichos torneos se celebraron entre 2010 y 2013, quizá el mejor periplo de la carrera del canario.
Hoy, llega a la cita con España tras una temporada discretísima y con la llama apagada por el destino. Cumplió 30 años en enero y la perspectiva más cruda asevera que no ha cumplido con la expectativa, que no ha dejado huella alguna, que lo más potente de su trayectoria sigue siendo lo que obró como promesa. Sin embargo, fiel a su poco previsible discernir, es ahora cuando el seleccionador nacional le ha entregado los galones. Al menos, en apariencia.
Por ánimo no será. El Manchester City de Pellegrini ha sido un contexto poco motivante pero, al mismo tiempo, también de poco desgaste,Tiene hambre de mucho fútbol tanto en lo físico como en lo emocional. Dicho de otro modo, Silva no ha vivido nueve meses de frustración, sino de aburrimiento. En este sentido, arribar a una selección donde se siente valorado por sus compañeros y que aspira legítimamente a un título importantísimo no puede hacer otra cosa que activarle a tope. El genio de Las Islas va a dar lo mejor de lo que su cuerpo conserve.
Silva puede colmar la expectativa de control que fija Del Bosque.
A pesar de partir desde la banda derecha, su papel práctico en los últimos encuentros ha sido de mediapunta puro y duro. Ha cedido el carril entero a su lateral, ha centrado su posición y ha servido de enlace entre Iniesta y el delantero nato. Su función más constante consistió en pausar el juego en una zona deseable para ello y, en general, potenciar la sensación de control de España, y la ha cumplido con creces, lo que de por sí justifica el movimiento. Al fin y al cabo, sobre ninguna otra cosa más que esta prioriza Vicente Del Bosque. Ahora bien, en lo demás, han surgido algunas dudas.
La más directa, escueta y grave derivó de la ayuda defensiva en el sector derecho. A su falta de condiciones para sufrir añade una edad queThiago no tiene química con él de momento le restó resistencia y que, en la mayoría de ocasiones, cuando España pierde la pelota, él se encuentra demasiado lejos de la zona que debe defender. En teoría, Thiago debería hacerle la cobertura en el costado y él ocupar el lugar del hispano-brasileño, pero el futbolista del Bayern Múnich no lee bien ese tipo de rotaciones en defensa y la Selección fue vulnerable por allí. Quizá con Cesc Fábregas, presumible titular, se solucione esta grieta táctica. Koke, siempre comprometido con el equilibrio, también podría mejorar la situación.
Del Bosque necesita que Silva no abandone la derecha siempre.
Otro tema reside en la creación de ocasiones. Silva está tendiendo a acostarse sobre el lado izquierdo para juntarse con Iniesta porque el sector derecho no funciona al mismo nivel, y desde allí, está teniendo problemas para encender al “9” y lanzar a Nolito. Su capacidad para hacer jugadas individuales ha descendido y se basa más en su lectura del juego, así que se nota sobremanera cuando el alrededor no le ofrece soluciones. Sería muy importante, por no decir decisivo, que Del Bosque lograra que España no fuera un equipo polarizado sólo hacia Andrés, que el interior derecho también consiguiera notoriedad. Para este Silva es crucial que el interior de su pie zurdo esté orientado hacia el peligro. O sea, vivir en la diagonal que va desde la banda derecha hasta la frontal del área.
Silva no tuvo esos momentos de grandeza que, mismamente, un no convocado como Saúl Ñíguez ha coleccionado a lo largo de esta temporada, pero llegó a ser un futbolista que modificaba contextos y reescribía las reglas. En el presente, su repertorio individual es menos poderoso, aunque su mente sepa más cosas. Depende de lo que le rodee. Él no va a jugar mal si puede jugar bien. Todo lo contrario: rendirá al máximo nivel que su entrenador le permita. Porque hoy por hoy, para marcar la diferencia, Silva necesita auxilio.
Foto: David Ramos/Getty Images
danityla 13 junio, 2016
Sin dudar de su enorme calidad como pelotero, a mi con Silva, Cazorla, Mata y Thiago me pasa un poco lo mismo.
Son esas generaciones de futbolistas que crecieron bajo el manto de Iniesta, Alonso y sobre todo Xavi. Y por momentos nos hemos creído que iban a ser igual de buenos. Y claro, la expectativas eran altísimas, esperábamos que fuesen como los mejores medios de la historia de la selección. Y eso es demasiado.
Al margen de esto, yo sí he visto a Silva más implicado y con ganas de ser fundamental. La baja de un Cazorla que sí que parecía haber encontrado una posición y nivel fundamental le permite coger galones. Aún así, si España quiere campeonar necesitaremos a un Iniesta dominante, un Nolito brillante y un Morata goleador.
Lo mejor que tenemos: De Gea, SR4, Piqué y Busi nos dan la base para poder crear arriba. Silva debería aprovechar esta oportunidad.