¡Dios mío, no, tarjeta roja a Vardy! El King Power Stadium, centro neurálgico del milagro, veía comprometida su fe. Un árbitro sin corazón acababa de mostrar la segunda amarilla a Jamie, su gran goleador. Estimaba el trencilla que Vardy había buscado el engaño para obtener el gol de la tranquilidad, y eso merecía castigo. Frente a diez hombres, el West Ham remontó hasta el 1-2 un choque que finalmente acabó en empate a dos tantos. Restaban cuatro fechas, doce puntos por disputarse y una ventaja que todavía podía considerarse como suficiente. Pero el pequeño mundo del Leicester City se tambaleó. El delantero inglés sería sancionado por su expulsión, quizás con un par de encuentros. Conocida la terrible noticia, en cada tertulia de pub surgía la misma pregunta: ¿cómo diantres lo vamos a hacer sin Vardy?
¿Ha sido Jamie Vardy el principal causante del gran milagro del Leicester City? Difícil decirlo pero…
Aunque la aportación final de Leo Ulloa –recambio de Jamie– bastó para que el Leicester campeonara, el miedo vivido esos días era del todo legítimo. Para entender lo que ha significado Vardy en esta campaña 2015-2016 hay que acudir a una doble vertiente. La primera, y no sabemos si decir que la más importante, es el tema mental. La historia de Vardy camina paralela Vardy se ha reído en la cara de cualquier miedoa la del propio Leicester en cuanto a prodigios realizados. El de Sheffield, para quien aún no lo sepa, es un ariete de 29 años que debutó en Primera División hace solo dos años, marcando la modestísima cifra de cinco goles en 34 partidos. Hace cuatro temporadas sí fue capaz de anotar 31 goles… en la quinta categoría del fútbol inglés. Pues bien, un jugador cuyo destino parecía ser la Regional Preferente se ha paseado por la Premier con una insolencia abrumadora, celebrando sus dianas con muecas de superioridad y riéndose en la cara de aquellos que pronosticaban la caída de los suyos. Si Vardy ha tenido dudas, no podemos saberlo, pero su aparente autoconfianza impactaba. Incluso su manera de definir, con disparos llenos de agresividad, conducían al mismo pensamiento: “con este tío ganan».
Pero no todo puede ser espiritual y onírico en el competitivo escenario del balompié profesional. Hay un aspecto táctico en el juego de Vardy que ha resultado fundamental para el triunfo del cuadro de Claudio Ranieri. Su caso, aunque extremo como ninguno, no es nuevo, y se emparenta con ejemplos directos y recientesVardy hacía creer con un gol cuando ni podían respirar un segundito en el fútbol español como los de Diego Costa o Arouna Koné. El patrón es siempre el mismo: un equipo que se organiza habitualmente sobre un 4-4-2 simétrico cuya principal virtud es, de largo, el repliegue en su campo. Defender. Defender es el objetivo máximo, a veces incluso antes de hallar la ventaja en el marcador. Atlético, Levante y Leicester, cada uno a su nivel, completaron tres sorpresas enormes. Ganaron mucho más de lo que perdieron pese a una propuesta más dada a evitar derrotas que a asegurar victorias. ¿Por qué? Porque tenían la velocidad de su goleador. La potencia con espacios y la contra de estas figuras representaban el modelo de juego global. Y si en el Atleti campeón de 2014 encontrábamos piezas de gran calidad como Tiago, Koke Resurrección, Arda Turan o Filipe Luis, futbolistas que que pausaban y enriquecían las ofensivas colchoneras… en el Leicester casi no existía nada de eso. Las cualidades de sus héroes eran, en el 99% de casos, físicas y verticales. En otras palabras, cuando recuperaban la pelota la mandaban arriba de inmediato. Y ahí siempre aparecía Vardy para cazarlas. ¡Siempre! Jamie ha permitido al Leicester sentirse cerca del gol durante nueve meses pese a que, en muchos (muchos) momentos, su creatividad con la bola era nula. ¿Miedo? Ninguno. Los foxes han despejado miles de centros en su área pequeña convencidos de que alguno sería la antesala de una carrera a gol de Vardy. Eso ha sido todo.
Jamie Vardy reescribe la historia de Diego Costa o Arouna Koné y la lleva posiblemente a otro nivel
Que Vardy haya logrado marcar 24 goles en este particular contexto lo dice todo. Su relevancia en la conquista del título ha sido más que clave pero ¿ha sido el nombre más importante? La Premier League eligió Jugador Más Valioso de la temporada a su compañero, Riyad Mahrez. Méritos le sobran al argelino, autor de 17 goles y 11 asistencias actuando como volante derecho. Y aunque no promovemos la comparación ni el enfrentamiento entre ambos cracks (no tendría sentido), sí es cierto que el debate es rico en argumentos. Mahrez es un mago, el único futbolista distinto que posee el Leicester, y eso a nivel de sensaciones ha sido vital. Que la tuviese Mahrez ha sido para sus hinchas como si la pelota la agarrase Messi; un foco de ilusión, de que algo diferente iba a suceder. Pero si Riyad era Leo, bien puede decirse que Vardy era Suárez. El de los goles. El de la profundidad. El que daba sentido al sistema. Y seguramente, también el más regular. Opiniones existen para todos los gustos, pero da la impresión de que este milagro, que es de todos y no podría ser de otro modo, tiene en Jamie al primero de sus motivos.
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@DavidLeonRon 12 mayo, 2016
En el Segundo Asalto del Leicester "me quedé" con Mahrez en su momento. Si me hiciesen ahora la pregunta creo que elegiría a Vardy.