Los instantes finales de una liga son experiencias incomparables. De norte a sur, todos los clubes de nuestra geografía albergan recuerdos imborrables de lo que obtuvieron (o perdieron) en aquellas tardes de infarto. La gloria, como todo lo bueno, perdura más y se graba en la memoria colectiva con mayor facilidad. Los campeonatos decididos en el último suspiro son cultura popular de nuestro balompié, quizás porque nadie salió indemne de esta bendita lotería que es “la última jornada de Liga”. Todos ganaron y perdieron.
Las historias de los finales de Liga son ancestrales. En los últimos 30 años hay episodios surrealistas
En los 80, que el torneo de la regularidad se decidiese sobre la hora llegó a ser casi tradición. La 80-81, por ejemplo, tuvo un desenlace peliculero a la altura del “Fever Pitch” de Nick Hornby con el triunfo de la Real Sociedad. Para quien no conozca la historia, la Real necesitaba empatar en Gijón para asegurar el título en caso de que el Real Madrid, su perseguidor, lograse la victoria en terreno del Valladolid. El Madrid cumplió con su cometido pero la Real, tras adelantarse en el marcador con un gol de penalti de Kortabarria, vio como el Sporting les colaba dos goles y llevaba el drama hasta San Sebastián. El Madrid llegó a festejar el título creyendo que el conjunto vasco había finalizado con derrota su encuentro, pero en el minuto 90, un gol de Zamora tras lógicos pelotazos y rebotes daba el título al cuadro txuri-urdin. De locos.
Pero bueno, insistimos en que en esos días aquello era tradición. En la 82-83, o sea, solo dos años después, el Real Madrid vio volar de nuevo una liga, esta vez de forma casi más dura que la anterior. Los blancos solo necesitaban empatar en campo del Valencia,Liceranzu, Zamora… mil historias en los años 80 y eso si el Athletic Club ganaba de visitante a Las Palmas. Pues bien, los de Javi Clemente remontaron un partido que se habían puesto perdiendo de inicio… mientras que el Real Madrid caía 1-0 en Valencia sin parar de fallar ocasiones. Quedaba más que claro que en la última jornada los milagros sí se sucedían. El colmo de la emoción la tuvimos a la campaña siguiente, con tres campeones momentáneos en la fecha final. Barcelona y Real Madrid fueron líderes puntuales gracias a los goles de Carrasco y Butragueño. Incluso triples empates hubo, hasta que un gol de Liceranzu a diez minutos del final (¡y en un derbi ante la Real Sociedad!) daba una nueva liga al Athletic. Euskadi mandaba en el fútbol nacional.
Canal Plus aportó un toque hollywoodiense a la emoción de toda la vida. Pasado y modernidad
La década de los 90 trajo a nuestros televisores una revolución llamada Canal Plus. Cualquiera que hoy sume años suficientes recordará el impacto que generaba cada retransmisión del canal de pago. Sus cámaras, su música, sus previas…. Era como viajar al futuro. Para colmo,El Barça de Cruyff hizo del azar su leyenda el desembarco tecnológico coincidió con tres finales ligueros absolutamente increíbles, resueltos todos a favor del Barcelona de Cruyff. El Real Madrid se dejó en Tenerife dos ligas que había combatido con gran mérito tras la caída de la Quinta del Buitre, pero sin duda el capítulo más extremo fue el del Deportivo de la Coruña. Tras una temporada increíble, con récords tan brutales como los escasos 18 goles encajados por Liaño (cifra que hoy intenta rebajar Oblak), el Dépor llegó a la última jornada dependiendo de sí mismo. Todos daban por hecho que el Barça ganaría al Sevilla en el Camp Nou, así que había que centrarse solo en ganar. La historia es conocida por todos: en el último instante, el gran central Miroslav Djukic erró un penalti que hubiera dado el título a los gallegos. Unos rieron y otros lloraron, pero en la retina queda un momento televisivo sin precedentes, a doble pantalla, con clasificaciones actualizadas al instante y un grito del narrador que heló la sangre al país: “¡paró González!”.
Fueron tan brutales aquellos años que el ritmo tenía que cortarse. Entre 1995 y 2003 apenas vivimos jornadas finales de auténtico caos. Atlético y Deportivo alzaron sus merecidos títulos como locales en encuentros que nunca pudieron acabar con sorpresa. El Atleti le pasó por encima al Albacete en un Vicente Calderón lleno, mientras que el Dépor enterraba seis temporadas después todos sus fantasmas tras derrotar 2-0 en Riazor al Espanyol, gol de Donato (presente en el equipo del 94) incluido. La emoción retornó en 2003, cuando una Real Sociedad excepcional, liderada por Kovacevic, Nihat, Xabi Alonso o Karpin se quedó a las puertas del campeonato ante un Madrid Galáctico lleno de estrellas. En Donosti nunca olvidarán aquel empate en casa ante el Valencia, antesala de una nefasta visita a Vigo que acabaría con el sueño. El Madrid, con un gran Ronaldo, no perdonaría en casa ante el Athletic en el choque decisivo.
La segunda Liga de Capello en 2007 fue un canto al maravilloso sinsentido que puede ser el fútbol
Y luego está lo de 2007. Hablar de finales locos en el S.XXI es hablar de la segunda liga de Capello en Madrid. Aunque en fútbol todo es cíclico, muy pocas veces asistiremos a un torneo tan dado a la irregularidad y, de paso, a la emoción más pura. Sin olvidarnos de un Sevilla que luchó casi hasta el final por el título, la pelea se concentró en un BarcelonaLa liga de Capello 2007, un punto y aparte decadente tras la gloria acumulada y un Real Madrid sin rumbo que en marzo parecía apartado de todos los títulos. Tras dilapidar una ventaja considerable, el Barça cedió el liderato en la jornada 33 tras empatar en casa ante el Betis. A partir de ahí, cada fin de semana asistíamos al mismo ritual: el Barça ganaba y el Madrid hacía lo propio después de un nefasto partido que remontaba con goles en el último minuto. Higuaín al Espanyol, Roberto Carlos al Recreativo… hasta “lo de la jornada 37”. “El minuto”. Un gol de Tamudo y otro de Van Nistelrooy, anotados a kilómetros de distancia pero casi al mismo tiempo, volteaban por enésima vez la que quizás sea la liga más vibrante que se haya disputado nunca. El Madrid ya solo tenía que ganar en el Bernabéu al Mallorca para campeonar. Lo hizo. Con remontada, por supuesto.
Tras aquello ha habido que esperar siete campañas para recuperar de verdad el drama de la última jornada. Fue, eso sí, a lo grande. En 2014, Barcelona y Atlético de Madrid se jugaron en el Camp Nou un título de Liga a modo de final, siendo la victoria el único resultado válido para los culés. El gol de Godín sirvió al ejército de Simeone para alzar una liga que recuerda en gran medida a la que disfrutamos hoy, con Barça, Atleti y Real Madrid muy pegados, dispuestos a volvernos locos en los últimos 180 minutos de campeonato. Este artículo, que aglutina más de treinta años de historias, demuestra que todo puede suceder. Todos han conocido el triunfo y la derrota en estas circunstancias, y no hay equipo en Primera que no haya sido partícipe inesperado de estas vivencias. Es la magia del fútbol. La magia de La Liga.
Sebastián Gutierrez 8 mayo, 2016
Que emocionante tiene que estar siendo todo esto excepto para el Barcelona claro esta.Sera muy interesante ver como maneja el Barça la situacion de jugar ante un rival motivadisimo como saldrá el Espanyol mañana.Hay una sensacion de que si alguno de los 3 falla, sera el Barça, creo que mañana se decide la Liga