Zlatan Ibrahimovic ha triunfado sin paliativos en el Paris Saint-Germain. Más allá de las consideraciones que se hagan desde el exterior, la fiesta con la que le despidió el Parque de los Príncipes no deja lugar a la duda. Y la verdad, no cuesta entender su porqué.
El club de la capital de Francia sumaba dos Ligas en 45 años y, tras su fichaje, ha ganado cuatro de cuatro. Podría esgrimirse que la diferencia presupuestaria con respecto al segundo marca una diferencia demasiado ostensible como para considerarlo meritorio, pero en el fútbol todo cuesta y la prueba estriba en el curso anterior a su llegada, el 2011/12, en el que ya se acometió una inversión destacadísima y no se pudo conquistar el campeonato. La afición relaciona el éxito al dominio de Ibrahimovic y tiene derecho a hacerlo. Al fin y al cabo, si no existiera la Champions League, Zlatan sería considerado el tercer mejor futbolista de su tiempo. Si no más.
Ibra ha completado una Ligue 1 sin precedentes en juego y cifras.
Encima, el sueco abandonará la casa donde más le han querido tras completar su temporada más sobresaliente. No sólo ha logrado desnivelar por fin una eliminatoria europea de postín, sino que se ha paseado en la Ligue 1 como nunca había hecho, añadiendo a su jerarquía indisimulable unas cifras que generan vértigo: 38 goles y 13 asistencias en 29 apariciones como titular. Estos números desaparecerán de las cuentas de Blanc y habrá que ver de qué manera los compensa. Quizá no se trate de algo posible, y mucho menos a través de la figura de un sustituto con nombre y apellidos.
Sin embargo, sí parece cantado que el club deberá adquirir un nuevo delantero centro siempre y cuando fije entre sus prioridades la deLo mejor de Cavani devino junto a Suárez mantener las señas de identidad del proyecto de “Le President”. A pesar de que Edinson Cavani es un futbolista de peso y de nivel que lleva varios años reclamando justo el espacio que Ibrahimovic dejará vacante en el frente del sistema parisino, cuesta vaticinarle una adaptación cómoda a dicho lugar. El uruguayo destaca por sus movimientos verticales y tiende a ejecutarlos con mayor calidad a medida que aumentan las distancias que cubren, motivo por el cual ha dado lo mejor de su carrera jugando en la Celeste por detrás de Luis Suárez. Su exhibición ante Inglaterra en el Mundial de 2014, conectando a los ocho defensores de Tabárez con el único atacante, contrastó cada una de sus virtudes a la par de emocionar a propios y extraños. Ese es Cavani: un futbolista que desesperadamente necesita metros.
Las pruebas de Cavani como sustituto de Zlatan no funcionaron.
Afín a lo expuesto, sus dos versiones más potentes a nivel de club se vieron como “9” en un equipo de puro contraataque como era el SSC Nápoles de Walter Mazzarri o partiendo desde un costado en el propio Paris Saint-Germain de Blanc, ya que en el fútbol de posesión y ataque posicional que se ha practicado en el Parque de Los Príncipes, el habitante de la demarcación de ariete se veía constantemente forzado a vivir de espaldas a portería y a realizar sus acciones en espacios reducidos. No en vano, aquellos encuentros en los que Ibrahimovic causó baja y Edinson ejerció de “9”, el fútbol puso de manifiesto que su entrenador estaba en lo cierto. Y, tanto como el fútbol, también lo hizo la fría estadística: en una muestra de siete choques, el Paris Saint-Germain cosechó cuatro empates en Ligue 1 -cifras que, proyectadas, desde luego no equivalen a las de un campeón-. A título individual, además, naufragó con unas escuetas cifras de dos goles y cero asistencias. Si la apuesta del club es Cavani como “9”, Blanc deberá reformular su discurso. Por supuesto, no tendría por qué suponer algo inevitablemente negativo. Al fútbol se juega de muchas maneras y, sujeto a un estilo de posesión, cabe la posibilidad de que el cuatro veces campeón de Francia haya tocado techo. Nunca se sabe.
Lo que sí se despliega como una certeza es que el Paris Saint-Germain va a perder estatus en la Copa de Europa. Con independencia de que Ibrahimovic nunca la haya seducido, cada enfrentamiento contra el sueco suponía un trabajo y un respeto previo en sus adversarios que el club parisino sentía y ahora dejará de sentir. En los despachos, en el banquillo, en la grada y sobre el césped. Sin este fantasista que, a su manera, es leyenda del fútbol mundial, a la espera de posibles futuros acontecimientos, el proyecto de Laurent Blanc se percibe como mucho más pequeño.
L300 17 mayo, 2016
Interminable en la Ligue 1, no tanto en la UCL, algo extraño debido que calidad le sobraba, no destacó en los partidos decisivos en UCL, y no digo ganarla, simplemente destacar, talento tenía, tal vez el temple y la personaldiad necesaria para afrontar los partidos no tanto. Saludos