Robert Horry fue un jugador de baloncesto que promedió 7 puntos durante su carrera en la NBA. En su temporada más prolífica, se fue a los 12 por encuentro. En términos brutos, son estadísticas muy corrientes dentro de la Liga, pero él se labró una reputación espectacular y hoy es recordado incluso en una web de fútbol como esta porque su puntualidad en los momentos calientes era superior a la de la mayoría de las estrellas; sus mejores anotaciones siempre se daban en los Play Offs, el triple decisivo en el último segundo era su favorito e incluso se convertía en una máquina de robar balones hasta fijar récords históricos en las Finales del torneo. Quizá por eso ganó siete anillos (…) formando parte de tres franquicias diferentes; siendo el único denominador común entre aquellos triunfos de los Rockets, los Lakers y los Spurs. En palabras del ilustre y tristemente fallecido Andrés Montes, era “ese extraño elemento llamado Robert Horry”.
El segundo curso de Álvaro Morata en la Juventus FC no ha sido demasiado brillante. Que un delantero tan normal como MandzukicMandzukic ha sido el titular antes que él se le haya impuesto en el once titular pese a encajar peor con Dybala, así como unos números muy cortitos de apenas siete goles y siete asistencias en la ultra dominada por su equipo Serie A, parecen un balance decepcionante para quien terminó el curso pasado sometiendo en la Copa de Europa a las defensas del Real Madrid y del FC Barcelona. Amén de ello, las sensaciones en el día a día tampoco han resultado superiores. Por momentos, incluso aparentó ese nerviosismo que tanto le caracterizaba cuando, en vez del “9” de la Selección, era aquel joven canterano voluntarioso de la generación de Valdebebas que lideraba Jesé Rodríguez.
Las cifras de Morata en los partidos difícil se multiplican.
Sin embargo, Morata ha vuelto a repetir, y por consiguiente a descartar la teoría de que se trató de una casualidad afortunada, su máxima de la campaña anterior: liarla fina en los días grandes. En el párrafo que precede, se enumeró su producción en cuanto a goles y asistencias y supo a poco, pero si se cuentan del siguiente modo, la mente la procesa de forma muy distinta: gol decisivo ante el Manchester City, gol decisivo ante el Sevilla, doblete decisivo ante el Inter en Copa, gol decisivo ante el Inter en Liga, doblete en el derbi a domicilio contra el Torino, asistencia decisiva ante el Milan en San Siro y gol decisivo ante la Fiorentina en Florencia. De brutal propina, la doble exhibición contra el FC Bayern Múnich de Pep Guardiola en la Champions League, en una eliminatoria en la que el equipo que en semifinales superó en el juego al Atlético de Simeone pareció pasar, simple y llanamente, porque Allegri no dio a Morata los minutos necesarios. Con el español sobre el campo, el parcial fue de 3-0 favorable a los bianconeri. Sin él, de 1-4 en contra. 1-6 si se incluye la prórroga.
La Juventus estuvo discreta ante un Milan más protagonista.
Con estos credenciales saltó Morata anoche al césped del Olímpico de Roma; se disputaba la Final de la Coppa Italia y el cronómetro marcaba el minuto 108 del tiempo extra. En el global, para sorpresa de la mayoría, el AC Milan había sido mejor; se jugaba más que su adversario, sacó la casta de campeón adherida a su escudo y, sujetado por Montolivo y Kucka y lanzado por el afiladísimo Bonaventura, acribilló la portería de Buffon, bajo la que anoche se situó Neto. La Juventus, en cambio, llegaba muy poco; ni Hernanes, ni Pogba ni Dybala lograban unir lo de abajo con lo de arriba y acabaron conformándose con esperar atrás. Pero cuando todo se apagaba, entró Álvaro, y fiel a su cita con la gloria, tras dos suspiros sobre el verde en los que si acaso tocó un balón, recibió un centro de Cuadrado y, a bote pronto, en un impacto de cierta dificultad técnica, batió al jovencísimo Donnarumma y puso el 0-1 definitivo.
Algunos futbolistas del Milan lloraron desconsolados. El “9” de la Juve, por su parte, volvió a decirle a sus compatriotas que, quien no le profese confianza, le puede profesar fe. Quizá esté capacitado incluso para desterrar la más negra maldición del combinado, la del pobre delantero español. Sólo alguien tocado por una varita está en disposición de ello. Qué suerte de, para Francia, contar con dos.
botaenemigo 22 mayo, 2016
Yo creo que el problema de Morata se llama Allegri…con otro técnico jugaría más…espero que el año que viene encuentre un equipo donde pueda demostrar todas sus virtudes….que sea el Madrid dependerá obviamente de su Eurocopa.