Johan Cruyff solo buscó una cosa en vida: divertir. Decía el holandés que para que la gente se lo pasase bien, su equipo tenía que generar muchas oportunidades de gol. Conseguir esto como futbolista nunca fue un problema, pues Johan fue bendecido con un regate casi único en la historia que le permitía desparramar contrarios sin esfuerzo. Como entrenador tuvo que arriesgar más. Ahí, su revolución en Barcelona habla por sí sola. Cruyff creó un modelo de ataque apasionante que daría identidad propia al club catalán y llenaría de rasgos conocidos a su Dream Team. Uno de ellos, no siempre bien ponderado, es el gusto de aquel conjunto por la verticalidad y el juego directo y rápido. Cruyff adoraba el pase largo.
«Mirad siempre al compañero más alejado», la frase resumen
Estamos en 1989. Cruyff, poco más o menos, acaba de echar a Gary Lineker, máximo goleador del último Mundial y reputado rematador, que con Johan había pasado a jugar de extremo izquierdo. Su plaza de extranjero la ocuparán Michael Laudrup y, ojo, el central Ronald Koeman. Con derecho a solo tres foráneos por plantilla, invertir una ficha en un defensa llamaba la atención, pero Cruyff jamás se arrepentiría de este movimiento. Tampoco de la marcha de Luis Milla, que en 1990 se enrolaba en el Real Madrid a la edad de 23 años. Por detrás venía empujando un tal Pep Guardiola y Cruyff, obvio, lo sabía.
Aunque Arrigo Sacchi ya había comenzado a revolucionar el fútbol, a principios de los 90 la presión en campo contrario casi no existía. Nadie la buscaba, entre otras cosas porque la cesión al portero todavíaKoeman y Pep no tenían réplica por entonces no había llegado a las normas del balompié. ¿Quién iba a intentar robarla arriba si el rival podía retrasar la pelota al arquero cuando quisiese? No tenía sentido. A pesar de ello, a Cruyff parecía importarle mucho lo que pasaba en los primeros metros del campo. Tanto le importaba que en ocasiones llegó a situar extremos y centrocampistas como marcadores ¡en una línea de tres defensas! solo para mejorar la salida de balón. “Salida de balón”. Ahí estaba naciendo un concepto, y serían Koeman y Guardiola los encargados de ejecutarlo. Ronald y Pep formaban una dupla imbatible. Tenían pase, sabían colocarse y para colmo se entendían bien. Si Koeman avanzaba con el balón, Pep se echaba a un lado para apoyarle y protegerle. Con esta maravillosa simbiosis, el Barça se aseguraba no perderla nunca en su terreno.
Hristo Stoichkov y Bakero vivían para el pase directo y agresivo
Dos décadas después, Guardiola cogió la idea de Cruyff de tratar bien la pelota desde el primer momento, la adaptó a la superior presión del fútbol moderno y creó un nuevo concepto de equipo. El Barça de la posesión, el pase (sobre todo) corto y el control de juego. La herencia de Cruyff, que lógicamente habitaba en la genética táctica de Pep, hizo que se llamase “cruyffismo” a todo lo que hacía el cuadro de Messi. Pero el Dream Team era en realidad algo bastante diferente.
“Cuando la tengáis, mirad siempre al jugador más alejado”. La frase, una de las más célebres del santoral de Johan, revelaba una parte de la naturaleza de ese Barça a menudo olvidada: su amor por el pase vertical. A aquel equipo le encantaba filtrar pelotas directas, tanto por tierra como por aire. Cuando Koeman agarraba el cuero, su primera reacción era mirar a Stoichkov en busca de su clásico envío de sesenta metros, quizás el más certero que hubo nunca. En el caso de Guardiola, el de Santpedor hallaba en Bakero su perfecto punto de apoyo entre líneas para avanzar. Cuando en 1993, Cruyff compró a Romario (un delantero centro), lo primero que le dijo a Pep fue que “mirara siempre al brasileño”. Por supuesto, estos pases estaban previstos en la pizarra mental de Cruyff, obedecían al juego posicional que estaba creando para el colectivo, pero también eran el reflejo de su sentir futbolístico, que no era otro que atacar sin descanso. Es ese el verdadero legado de Cruyff al Fútbol Club Barcelona: la búsqueda permanente de la portería rival. Divertir a la gente.
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vi23 1 abril, 2016
La verdad es que me ha sorprendido el artículo. Yo recuerdo de aquella época el pase en largo como un recurso, no como el plan A (sobre todo si se mira en términos relativos a lo que hacía el resto de equipos). De hecho, lo más impactante era la cadena interminable de pases cortos dibujando figuras geométricas sobre el césped y volviendo atrás cuando todos los demás equipos iban hacia adelante. Famosa es su frase de "para que vas a hacer un pase de 40 metros si llegas más fácil con 2 de 20 metros".
Sí es cierto que atacaba más como el primer año de Guardiola que como en los tres siguientes, con más rapidez e intención. También he de decir que la sensación de velocidad en el ataque venía sobre todo por lo que Johan llamaba en rueda de prensa (si no recuerdo mal) ritmo de balón, que era básicamente jugar a un toque. Nunca vi a un equipo jugar tanto a un toque con el balón moviéndose tan rápido.
Perdon por extenderme, es que aquella época fue la que más viví.
PD: Por cierto, recuerdo que cuando había pase largo de Koeman Cruyff solía pedir que fuese Txiqui el receptor porque su izquierda domaba la pelota mucho mejor que la de Hristo