Incrementa la frecuencia cardíaca, dilata las pupilas y los vasos sanguíneos, aumenta el ritmo respiratorio y activa mecanismos de alerta y supervivencia. La adrenalina, liberada sin freno durante todo el metraje de Mad Max: Fury Road -absolutamente monumental-, tuvo su recreación en la épica noche en la que el Liverpool eliminó al Borussia Dortmund de una competición para la que los hombres de Tuchel se prepararon como el máximo favorito. Ambas historias guardan todas las similitudes que produce el primer visionado; es un impacto profundo, excitante, de los que hacen temblar el cuello y agitar las mandíbulas. Nace la envidia hacia el que aún no ha visto la obra de George Miller casi tanto como el que no ha contemplado aún la puesta en escena ayer de los pupilos de Jürgen Klopp, el Mad Max del fútbol mundial. Un bendito éxtasis de emociones en directo.
Todo tiene un proceso y el día a día produce unos resultados, pero la experiencia que sigue regalando Klopp está concebida para el ‘en vivo’. El Gran Hermano. «Todo el mundo pudo ver y sentir que algo pasaba en Anfield», comentó el alemán al finalizar. Con esa premisa siempre presente, Anfield Road asistió a una explosión de jubilo cuando Dejan Lovren consumó una remontada cuyo mayor valor, muy por encima de un nivel futbolístico irregular, residió en que ningún integrante red cayó en la cuenta de que el 1-3 de Marco Reus en el minuto 56 sentenciaba el cruce. No lo creyó ninguno, y se siguió jugando como si la empresa fuera asequible (necesitaban tres goles en 30 minutos). Fue Klopp implorando el espíritu de Estambul en el callejón más inspirador del fútbol británico.
El arranque fue sin tregua ni detenimiento; a tumba abierta durante la primera media hora
Como en Mad Max, el rojo ingles y el amarillo germano, los colores del fuego, arrancaron el encuentro regalando persecuciones por el campo sin pausa ninguna. Aquello era tan vertiginoso que por el camino se quedó el único mediocentro del partido, Clyne en el inicio aprovechó una ventaja en la banda derechay el único con mando para pararlo: Weigl la tocó cinco veces en los primeros 25 minutos. El Liverpool, un conjunto con debilidades sabidas y aceptadas a ojo de todos, se desorganizó de un modo excesivo, sin posiciones fijas, sin cordura ni equilibrio. Emre Can y James Milner, hombres de trabajo, esparcían sus piernas al libre albedrío, o desconectaban a la hora de cerrar las puertas. A su alrededor, todos hacia delante, subidos a lomos de una locura que el BVB aprovechó para saborear el pase. Se debe remarcar: el Liverpool llegó a sacar la pelota con tres hombres en su propia mitad, por cuatro amarillos en la misma.
En ese pinball, el Dortmund, que no tenía lanzador para las contras -Castro donde Gundogan-, las armó desde la conducción, pues tiene conductores prodigiosos y su rival presentaba una inferioridad para estrechar los pasillos y los espacios que no podía más que dejar pasar a los aviones alemanes. En el minuto 9 de partido, Tuchel brincaba por partida doble: Mkhitaryan y Aubameyang castigaban la malla defendida por Simon Mignolet. Dos fogonazos que pudieron ser más en el segundo tramo de dominio amarillo, entre el 30′ y el 40′. Del 9′ al 29′, los ingleses encerraron al Dortmund, aprovechando la debilidad alemana en banda izquierda, la derecha local.
El belga Divock Origi, uno de los grandes nombres de esta eliminatoria
Allí se gestó la gran superioridad inglesa del primer tiempo: Adam Lallana y Nathan Clyne en un 2 vs 1 sobre Marcel Schmelzer. La subida de Clyne, uno de los hombres que más mensaje habrá consumido desde la llegada de su entrenador, al espacio que dejaba Reus, fue oxígeno puro para Klopp. Los toques de Lallana y el acompañamiento de Firmino para enlazar entre líneas, giraron el encuentro y dotaron de profundidad y convencimiento las acometidas locales. Aparecieron centros muy buenos del propio Clyne, con Moreno y Coutinho cargando el área. Klopp no se lamentaba por las ocasiones falladas, sino se congratulaba por el despertar de los suyos. Eran buenas noticias para The Kop. El dominio era real.
James Milner, pieza clave del choque en la segunda parteEn una competición reconstituída, a la que muchos ya respetan y no dejan de lado, la segunda parte no varió demasiado en cuanto a los criterios. El BVB seguía saliendo muy rápido cuando la recuperaba, saltándose el juego posicional que se necesita para mezclar ritmos y asentar el partido hacia sus intereses. Seguía saltándose a Weigl más de lo que debía. Como hizo en la ida, necesitaba un pasador que templara el mediocampo. Tuchel no lo creyó oportuno y el Liverpool, tras arrancada y doble combinación de Can, se acercaba con gol de Origi, uno de los hombres más destacada en el global de la serie.
De las irregularidades competitivas de este Liverpool nació el que parecía el punto y final de la eliminatoria. Weigl comenzó a entrar más en juego a partir del 50′, lo que hacía más racional y templado el ritmo de su equipo. Cambios de frente, pases atrás, a banda y presión tras pérdida. Sin crear demasiadas ocasiones, el Dortmund se serenó considerablemente. Una jugada maravillosa, en la que Weigl y Hummels emergieron como genios del balón, habilitaron a Reus a la espalda de Clyne -línea defensiva con cuatro alturas distintas en el fuera de juego- dando sentido a la correcta interpretación del partido por parte de un gran equipo, el de Thomas Tuchel. Con el marcador tan a favor, el Dormund cedió campo y posesión y el ‘tercer centrocampista’ que entró a escena fue inglés. Joe Allen y Daniel Sturridge al verde.
Weigl y Hummel crearon un 1-3 que evidenció ciertas lagunas defensivas de los ‘reds’
El Liverpool tomó riesgos necesarios, muchos, pero la movía con sentido y anchura. Allen y Coutinho se movía entre líneas, Can subía posición, dejando sin ancla al equipo, ocupada intermitente por Milner, y los reds creaban superioridades evidentes. Sólo Lovren y Skaho cerraban en el balance. Fue ese intercambio arriesgado de posiciones lo que generó el gol del brasileño. Milner apareció al borde del área cuando teóricamente era el que quedaba por detrás, para ceder en bandeja un latigazo imparable. Desde ahí, el BVB se defendió con la pelota de nuevo. Armó cadenas de pases a lo ancho, con paciencia. La idea era coherente y necesaria, aunque los contragolpes ingleses, con Sturridge por izquierda, comenzaron a sonar en las gradas, como anticipo del milagro posterior.
Un formidable bloqueo de Lovren sobre la marca de Sakho empató a goles la eliminatoria. Desde ahí no hubo milagros de Weidenfeller pero algo se sentía que podía pasar. Una falta sacada y continuada al espacio de manera formidable por parte de Milner -enorme segundo tiempo-, dejó sin voz a todos los aficionados reds cuando Lovren cabeceaba con un salto de altura. Una repetición a cámara lenta de las bufandas rojiblancas agitadas y desplegadas después cerraron una de las noches más épicas del Liverpool Football Club, al que ahora entrena Klopp, el Mad Max de Anfield Road.
Genserico 15 abril, 2016
Origi,origi,origi, su caso me remite a un cuento de maupassant "A veces un moscardón entra en vuestra estancia: su zumbido os irrita y obsesiona; de pronto se detiene; le olvidáis; pero en cuanto empieza de nuevo a zumbar, os distrae os preocupa. No tenéis medios para cogerle, ni expulsarle, ni matarle, ni conseguir su quietud. Así el recuerdo incesante de la Martina se agitaba en el alma de Benito como un moscardón obstinado. Luego sintió ansias de verla otra vez, y se fue a rondar La Martinera"
Como muchos le descubri en el mundial, y quede con la impresion de un gran delantero, me extraño que no sonara. Quede impregnado como el protagonista con martina y tuve q ir a verle para quitarme el zumbido de la cabeza…..Año siguiente su cesion en el lille, nunca veo al lille, ultima vez para ver a un tal hazard, origi suplente, entro desacertado,tuvo una pesima temporada, rodgers tampoco le usaba. Con klopp la cosa es distinta, desde que llego ha sentido la confianza, como influyen los demas en nuestro potencial no?Homo socialis. El muchacho no es ni mucho menos un producto acabado pero sus recursos en espacios reducidos, su movilidad nos hacen presentir que estamos ante un posible gran delantero.
PD: articulo a parte merece Weigl, nuevo volante fetiche, aparece de la nada justo cuando alonso (mi favorito) se esta apagando, que talento y que inteligencia tiene este muchacho
Saludos.