Guardiola dirige una plantilla que le pone en bandeja de plata eliminar a la mayoría de los equipos de la Champions. Pero, una vez alcanza la semifinal, la dificultad se recrudece y el asunto se transforma. Los partidos se cierran, el número de errores se reduce y no cuenta ni con Messi ni con Cristiano, que son los únicos que se distancian de los demás. En las dos semifinales disputadas por Pep en Múnich, reinó algo parecido a la igualdad durante buena parte de los cuatro partidos señalados, y sin embargo, sufrió un parcial 10-2 en contra. Nada que no pueda ocurrirle a cualquiera, pero, a su vez, algo que él no puede permitirse. Por eso durante esta temporada no ha parado de darle vueltas a su sistema hasta tener preparadas un sin fin de variantes con las que sorprender a los mejores del mundo. Guardiola, en estos momentos, supone un factor concreto quizá superior al que haya supuesto nunca; planificar un partido contra su Bayern no precisa de trabajo, sino de dotes casi adivinatorias. Dicho lo cual, hay un ajuste especialmente utilizado en las últimas fechas que está funcionándole muy bien pero que no pillara de imprevisto a Simeone.
Alonso ha perdido su condición de indiscutible en favor del nuevo rol de Vidal como mediocentro.
Se trata de la posición de Arturo Vidal como mediocentro en su esquema más habitual, el 4-3-3/4-1-5. El movimiento implica el sacrificio de una pieza tan relevante como Xabi Alonso, lo cual indica la fe que Guardiola está depositando en él, ya que renunciar a la sabiduría del donostiarra en una competición en la que casi todos parecen ignorantes equivale a renunciar a muchísimo, por más que este ya haya completado, salvo noticia inesperada, los diez grandes partidos de su carrera. En la noche previa a la ida de una nueva semifinal, la realidad dicta que Vidal tiene tantas o más opciones que Alonso de ejercer como pivote titular del Bayern en el Vicente Calderón.
Las bondades del hallazgo multiplican su valía contra repliegues asumidos. Si se repasan los choques en los que ha sido empleado, en todos ellos se presuponía una actitud defensiva y una línea de cuatroAlonso es el control; Vidal, un plus ofensivo retrasada en cada uno de los oponentes. Sirvan como prueba los cuatro últimos de la Champions: Vidal fue el pivote en las idas -donde la iniciativa se le espera Pep- y Alonso lo fue en las vueltas, donde tanto la Juventus como el Benfica necesitaban remontar un resultado y donde, tras las primeras citas, ya habían recabado información acerca de los problemas del Bayern de Vidal para superar las presiones altas que, por exigencias del guion, comenzaron a aplicar en las segundas partes de las mismas. Acerca de este tema, el entrenador Francisco Beltrán profundiza en este audio. Sin duda representa la principal desventaja del invento. Más allá de las propias pérdidas de Vidal, lo que extravía el Bayern sin Alonso es calidad táctica en la salida de balón. La colocación es peor, los espacios están peor repartidos y todos fallan más y acierta menos.
Vidal ocupa la posición de mediocentro, pero su papel ofensivo sigue siendo el de box-to-box.
Sin embargo, contra repliegues como el que el Atlético de Madrid adopta en la mayoría de los instantes calientes, Vidal la está rompiendo desde la demarcación del “5”. La idea, como el grueso de las concebidas por Guardiola, parten de la base de que el Bayern tiene la pelota casi siempre. Eso le permite elegir el ritmo y, al mismo tiempo, permite a sus futbolistas moverse desde sus posiciones defensivas a las ofensivas aunque están muy separadas entre sí con la seguridad de que la pelota no va a perderse hasta “la otra estructura” ha sido consolidada y que, por consiguiente, nunca les pilla a mitad y expuestos. Y asimilado esto, lo que hace el llegador chileno es actuar como si estuviese laborando de box-to-box y Xabi Alonso le estuviese cubriendo las espaldas. O sea, está destacándose como el excepcional recurso ofensivo que siempre fue en la Juventus de Turín y que en el Bayern no se estaba disfrutando. El motivo, simple: la falta de espacios para los interiores/mediapuntas que paga -a gusto- Guardiola para asentar su modelo.
Situando a Vidal como vértice trasero de un mediocampo de tres hombres donde los dos restantes son ofensivos (Thiago, Müller, Robben, Ribéry o Costa), Guardiola fija sobre estos la atención del rival a la espalda De interior, con Pep, A. V. no tiene recorrido para llegar; como pivote, síde sus pivotes, el lugar donde Vidal queda penalizado por falta de finura en el espacio reducido. Y como quien mata dos pájaros de un tiro, reactiva la llegada sorpresiva del chileno sin que nadie pueda molestar sus irrupciones. Vidal llega libre. Los defensas y los medios del oponente ya están asignados a otros atacantes bávaros y no hay ningún mediapunta en Europa que sepa sufrir contra la verticalidad -e insistencia- de esta bestia desatada. En los últimos años solo ha habido una pieza en la Champions capaz de lastrar el impacto ofensivo de este Vidal-mediocentro de Guardiola: el Vidal-mediapunta de Allegri.
Guardiola adelanta mucho a sus interiores; eso resta a Vidal el recorrido que, como pivote, sí encuentra.
En cuanto al rendimiento defensivo, las lecturas muestran luces y sombras. La luz deriva del hecho de que Vidal empuja más al contrario contra su portería y provoca que salga con menos gente y con una menor claridad en el primer pase. Sin embargo, cuando el oponente que recupera o recoge el rechazo encuentra el tiempo y la precisión para lanzar un primer pase de calidad, el Bayern no es un equipo sólido. En esos compases, se halla demasiado desnudo. Son los dos centrales, o, a lo sumo, dos centrales y un lateral los únicos que custodian el latifundio que precede a Neuer. El resto de del once bávaro acaba de completar un movimiento agresivo contra el área de enfrente y un instantáneo y fallido intento de presión. Correr hacia atrás le cuesta muchísimo. No obstante, reflejado el déficit, se impone recalcar las pocas ocasiones en las que esto se divisa. Lo normal acostumbra a ser que el Bayern finalice su ataque con tiro o que fuerce un pelotazo tras su presión. Y el Atlético de Madrid no está demasiado provisto de nivel en su pase de salida como para esperar que fuese excepción constante a esa regla.
Así pues, podemos apuntar que el circuito de iniciativas se articula de la siguiente manera: la primera decisión corresponde a Guardiola. Si alinea a Xabi Alonso, presenciaremos un encuentro controlado, de pocas ocasiones y mucho desgaste mental de estos que son tan propios de un 27 de abril. Si, por el contrario, posiciona a Vidal en el mediocentro, activará su faceta llegadora -plus ofensivo- a costa de asumir un riesgo. En el mismo surgiría la segunda gran decisión de la noche, en este caso correspondiente a Simeone. Si replegase, podría sentirse más seguro de partida y privar a Ribéry y Costa de un escenario abierto, pero le daría a su oponente justo lo que busca. Debería taponar multitud de amenazas ofensivas e idear un plan de contraataque para el que quizá no disponga de los recursos idílicos. Si bien, se le abriría la alternativa de la presión, de esa que ejecutó con un acierto tan decisivo ante el FC Barcelona, y nunca se siente más vulnerable este Bayern que, cuando con Vidal delante de la defensa, sufre una presión eficiente que produzca con velocidad un robo y un par de pelotazos.
@DavidLeonRon 27 abril, 2016
Yo, como dije en Luces de Ciudad, llega abril y mayo y me sale poner a Xabi Alonso ^^
¿Vidal? También.