Gareth Bale es un elemento extraño. A menudo acusado de frío e inconstante, su fútbol crece y se hace grande cuanto más interviene y se relaciona con la pelota. Bale necesita sentirse vivo para acometer logros considerables. Sin ser el mayor de su carrera, ayer en Vallecas levantó un 2-0 en contra sin la compañía permanente de Cristiano Ronaldo, Benzema o Luka Modric. Delante estuvo un Rayo notable hasta que la tensión y el marcador fueron alterando su sistema nervioso hasta el colapso final. Perdieron como casi siempre ante los grandes, pero esta vez nos dejaron una bella tarde de fútbol.
Bale, acompañado de Isco y Kroos, lideró la remontada blanca
El Real arrancó con el saborcillo en la boca de su gran partido ante el Villarreal, oliendo a equipo inspirado gracias sobre todo a la presencia de Kroos y Bale, uno mandando y el otro desequilibrando. El alemán recuperó su zona favorita en el mediocentro, siendo Kovacic el interior diestro de partida. Pintaba bien el Madrid hasta que Bebé dejó en el suelo a Danilo, desbordó también a Pepe y puso el centro del 1-0 de Embarba. Ahí llegó el primer gran cambio del encuentro.
Tras el tempranero tanto inicial asistimos a 25 minutos de excelencia rayista, un perfecto resumen de lo mejor de Paco Jémez en Vallecas. Con Trashorras como inicio de las jugadas y con Jozabed y Pablo Hernández más pegaditos en zona de interiores de lo habitual, el RayoTras el 1-0, un Rayo brillante trazó combinaciones destinadas a los mejores equipos de Europa. Los locales no renunciaron a salir desde atrás, conscientes de que el Madrid buscaba robar de manera muy acelerada y caótica. Sin embargo, sin la pelota sí vimos a un Rayo distinto, más replegado de lo que acostumbra. Una decisión que los blancos convertían en competitiva debido a un juego precipitado y demasiado vertical. Solo Kroos, Isco y (especialmente) Bale entendían las necesidades de su equipo. El Rayo defendía fácil, con un Trashorras imperial también en esta fase del juego, para luego salir a la contra con frecuencia a través de Bebé y Embarba.
Pese a todo, un cabezazo de Bale ponía el 2-1 y ajustaba todo para la segunda mitad. Un hecho a la postre decisivo.
El Real Madrid buscó la calma en un contexto casi imposible
Lesionado Benzema, Lucas Vázquez entró al campo, pasando a Jesé al puesto de «9». Se necesita tiempo para discernir si lo del repatriado canterano madridista es “real” o transitorio, pero mientras tanto, el chico no para de hacerse notar. Su remate en el gol del empate fue de especialista, impropio de su fútbol. Era el minuto 52 y el Rayo, que había rozado el 3-0, no pudo soportar el nuevo escenario.
Jémez, a sabiendas de lo que se venía, se agarró a la versión más salvaje de su equipo: 4-4-2, doble punta e Iturra en el doble pivote junto a Trashorras. Ahora sí, entramos en ese tipo de encuentro que son los “Rayo-Madrid/Barcelona”, contextos realmente duros de analizar en los que el intercambio de carreras se come a cualquier otro suceso sobre el césped. Por un momento, el Madrid estuvo tentado de aceptar la invitación rayista; parecía tan sencillo llegar hasta la portería que por qué no cogerla… Dos factores evitaron la locura general.
Zidane y Jémez tomaron decisiones. Hicieron de entrenadores
El primero fue Zidane, que interpretó que Luka Modric y sus pases tenían un valor superior a la velocidad y determinación de Jesé. Individualmente, el croata hizo entre poco y nada, pero su sola presencia matizó al Real y eliminó “elementos verticales” que pudieran conducir al caos a los suyos.
Los que si jugaron bien fueron Isco y Gareth Bale, las principales razones de la victoria visitante. A base de giros, apariciones entre líneas (huecos sobraban pero había que cazar el balón) y regates, el andaluz fue fundamental por su inteligencia. Solo le faltó el último toque, ese que también domina Bale. Se puede pensar que, en un partido abierto, lo del galés solo tuvo que ver con la resolución. Y aunque ahí fue definitivo, hubo más. Bale, que comprende el fútbol mucho mejor de lo que aparenta, aportó la reflexión que pretendía su técnico desde el banquillo. Hizo siempre lo que tenía que hacer. Y sí, luego ganó el partido. Sin Cristiano ni Karim. Cosa seria.
Felipe Cruz 24 abril, 2016
Hagamos un resumen:Gareth ha pasado en 10 años de ser un lateral rapidisimo con un buen remate a puerta, a ser por asi decirlo, salvando las distancias claro, un jugador bastante parecido a Cristiano Ronaldo pero zurdo.Se dice facil, pero el hecho es de una enormidad inimaginable.Sinceramente yo jamas habia visto una evolucion tan grande en un futbolista como la que ha tenido el Gales.Ni siquiera en Cristiano o Messi, y digo esto porque creo que en ellos ya se veian las caracteristicas que los hacen ser ellos, solo que claro no explotadas.Pero da la sensacion de que Gareth no las tenia, sino que las ha ido adquiriendo poco a poco.Vamos que el tio ya hasta es un gran rematador de cabeza, y lo que yo mas admiro, es que Gareth es un futbolista nacido y formado en la escuela britanica,donde se juega a pie natural y para acabar siendo lateral, y se ha convertido en un futbolista completisimo de a pierna cambiada y eso no se imagina lo complicado que es para un britanico y Bale lo ha logrado y parece que cada vez va a mas