Con apenas dos derrotas en la temporada y un juego sólido y personal como pocos, el Paris Saint Germain acumula numerosos méritos esta campaña. Los de Laurent Blanc atraviesan el punto álgido del proyecto en cuanto a cohesión y madurez táctica. Hablamos de un conjunto que ha logrado mecanizar cada pase que intenta como no se veía desde el Barcelona de Guardiola. El PSG, como se suele decir, juega de memoria. Su único punto negro parece ser el remate, especialmente en las noches más exigentes. Los galos sufren para finalizar acciones. De ahí nace el ya viejo debate alrededor de Edinson Cavani.
Cavani, el jugador más agresivo del PSG en la búsqueda del gol
El PSG es un equipo condicionado por dos nombres. El primero, el de siempre: Ibrahimovic. Zlatan, no hace falta profundizar mucho, es un jugador peculiar. El sueco es el séptimo futbolista que menos corre en esta Champions. Cinco de los seis que le superan son centrales; el otro, un tal Leo Messi. No es casual que sea el argentino la otra figura atacante que aparece por aquí. En cierto modo, Ibra “calca” en París el fútbol que, especialmente con Guardiola, hacía Leo en Barcelona. Hablamos del famoso puesto de falso 9, del rol de delantero centro que es de todo menos delantero. Una peculiaridad que afectó siempre al resto de compañeros, subordinados a él… hasta este año.
Y es que Di María, segundo nombre clave de la ofensiva francesa, no es un Lavezzi ni un Pastore. Angelito está hecho de la pasta del crack, y como tal ha reclamado galones. Si antaño los extremos debían jugar abiertos, al gusto de Ibra, en el caso del Fideo esto se cumple a medias. Como regateador que es, inicia los ataques en banda (cualquiera de ellas), pero pronto se lanza al medio en busca de balón y protagonismo. Como pasó en el Bernabéu, Di María va expulsando de los focos a Zlatan. Mientras tanto, el PSG va cambiando.
Si no juega el uruguayo, ¿quién va al remate en este equipo?
Sumar un segundo acaparador de pelota en detrimento de un extremo que busque el desmarque tiene sus consecuencias. Más de una vez hemos visto a Lucas Moura dejarse la vida en busca de rupturas de gol que validaran el fútbol de toque del PSG. Es lo que hasta hace bien poco hacía Lavezzi. Y es lo que sigue haciendo Cavani.
Edinson es un futbolista cuestionado en los momentos de la verdad. En Champions, su ratio de acierto en la definición ha sido históricamente bajo, y pocos olvidan sus errores recientes ante el Chelsea en 2014 o ante el Real Madrid. Cavani es impreciso, sí… pero también constante. Como buen uruguayo, no negocia el esfuerzo y va a todas. Su convivencia con Zlatan le obligó a vivir en la banda, algo que ya no variará en París. El tema es que, con sus defectos y numerosos fallos, Cavani parece más imprescindible que nunca. Ibra y Di María (dos de los tres puntas) la piden al pie. Y a pesar de lo que digan sus cifras locales, Zlatan no es una garantía goleadora en la Copa de Europa. Di María tampoco. Menos Lucas. Así pues, ¿no es Cavani la única certeza de remate de este PSG?
_
Segundo Asalto: El gol de Blanc.
@Alex_Fuentes98 9 marzo, 2016
El gol que hizo en la ida fue de súper crack, por desmarque, por momento y por definición. Y porque en frente estaba el mejor portero del mundo, ojo.
Siempre un Edinson Cavani en mi equipo: esfuerzo innegociable y constancia absoluta. Nunca un uruguayo va a esconderse.