Es posible que a nivel de trascendencia histórica la figura de Petr Cech quede demasiado opacada por las de Gianluigi Buffon e Iker Casillas, sus coetáneos y rivales más directos. A fin de cuentas, además de que su nacionalidad le ha impedido optar a varias de las noches más gloriosas que protagonizaron estos dos, está el hecho de que pese a ser muy completo ni representa la exquisita perfección de uno ni tiene la magia legendaria del otro. Y lo que necesita un jugador para ser recordado, además de nivel y muchas victorias, es una marca distintiva. Oliver Kahn, un portero de menos talento, tenía el carácter. Esa cara, ese gesto. Y además era el portero de Alemania y del Bayern, claro, que no es lo mismo que serlo de la República Checa y del Chelsea, pese a lo que significa el club londinense en el fútbol actual.
Es por todo esto, por la fortísima competencia, por su nacionalidad y por no tener su marca personal, por lo que quizás Petr Cech esté condenado a ocupar un espacio menor en nuestra memoria de lo que en realidad merece, algo que también es previsible que le suceda al gran Víctor Valdés. Quizás, en 40 años, cuando nos pregunten por los mejores porteros de esta etapa acertaremos a mencionar de primeras a Iker, a Buffon y si acaso a VV, porque es español y por suerte lo hemos vivido cerca. Y si alguien saca el nombre de Petr, seguro que todos nos acordaremos rápido de su casco y la opinión será unánime: «era buenísimo». Pero recordarle al principio costará, porque salvo su Champions League 2012 no hay ningún clavo al que nuestra memoria se pueda agarrar. O… ¿en realidad sí que lo hay?
Cech nunca ha encajado un gol de Leo Messi. Y contra el Barça, siempre se ha exhibido.
Su particular duelo vs Messi define su carreraA la figura de Leo Messi le rodea tanta gloria de forma justa, merecida y nada desmedida, que hasta cuando pierde ésta permanece intacta. No se destruye. Simplemente cambia de manos. De nombre. Es decir, la Champions League 2010 del Inter de Milan de José Mourinho no es tan sólo el regreso del club nerazzurri a la élite del fútbol europeo, que esto sobre todo tiene valor para sus aficionados, sino que también es la primera derrota del Fútbol Club Barcelona de Pep Guardiola y Leo Messi. Eso es lo que recordaremos todos, porque aquella no es una Champions League más. Al igual que tampoco lo son los títulos de Liga del Real Madrid de Cristiano Ronaldo y del Atlético de Madrid de Diego Pablo Simeone, pues, a este paso, más que un trofeo más serán victorias históricas ante quien parecía que nunca podía perder. Esa es la relevancia en la Historia del fútbol que tiene ya Leo Messi. Y es aquí, en este preciso punto, donde Petr Cech tiene algo que reclamar. Tras seis partidos, dos semifinales y más de 475 minutos ante el astro argentino, Cech no ha encajado ni un sólo gol suyo. Ni uno. Leo no ha podido con el checo en el mano a mano, de falta directa, tras conducción o desde el punto de penalti. Y si Lionel Andrés Messi, el tipo que humanizó a Iker Casillas cuando no lo era, no ha podido con un portero en particular tras tantos partidos y de formas tan diversas, es porque éste no es uno más. Es porque Cech no es un portero del que nos debamos olvidar. Aunque sólo sea por esta hazaña, que es la que puede resumir su carrera.
Sobre todo porque este hecho no es producto de la casualidad, sino de las enormes cualidades y del aún mejor trabajo específico que hace Petr Cech siempre que se enfrenta a Leo Messi. Evidentemente, esto no quiere decir que el culé no pueda marcar al portero gunner por alguna extraña razón. No se trata de eso. Obviamente que puede. El tema es que, más allá del acierto o desacierto puntual, hay una explicación a esta anécdota que ha resultado tan relevante a lo largo de varias ediciones de la UCL.
El achique que Petr Cech realiza ante Leo es parte de la explicación de este dato.
Para abordar los porqués de este hecho, hemos prestado especial atención a los últimos cuatro precedentes, que además son los de mayor exigencia competitiva al tratarse de dos semifinales. Y en ellos, de forma clara y precisa, se aprecia un trabajo muy específico por parte de Cech. Tanto en 2009, cuando Leo Messi juega en banda derecha, como en 2012, cuando ya es falso «9», el argentino es el gran foco de peligro del Fútbol Club Barcelona de Pep. Sus conducciones, sobre todo diagonales, representaban un problema táctico para absolutamente cualquier equipo. Leo era imparable. Si arrancaba, se iba. Si se iba, disparaba desde la frontal. Y si disparaba desde la frontal, el balón tocaba normalmente red. Para tratar de evitar todo esto, el Chelsea realizó un trabajo consecuente con sus posibilidades en cada momento. Mientras en 2009 le cerraron todas las rutas con un orden táctico sobresaliente, en 2012 abandonaron la idea del orden y, de forma casi colegial, fueron todos a tratar de que nunca pudiese cargar su pie para disparar. De ahí que, mismamente, en estos cuatro partidos Leo sólo rematara en 11 ocasiones, una cifra bastante baja para su media habitual. Aclarado y concretado esto, como Messi siempre encontraba forma de marcharse, aunque fuera durante un segundo y por un par de centímetros, el reto para Petr Cech era el mismo que para el resto de porteros. Sólo que él había comenzado a trabajar mucho antes. El otrora portero del Chelsea comenzaba a detener los disparos de Messi una vez éste iniciaba la conducción. Suena extraño, pero resulta muy fácil de entender: siempre que Leo está en disposición de arrancar, aunque esté totalmente rodeado y no parezca un peligro inminente, Cech da tres pasos adelante hasta situarse sobre la línea del área pequeña. Este achique se puede observar en multitud de ejemplos y en todos los partidos (secuencia ida 2009, ida 2012, secuencia vuelta 2012…), porque en cada jugada en la que Leo Messi podía terminar chutando tras una conducción, un regate y una pared, Cech se anticipa para hacerle la portería muy, muy pequeña.
En las imágenes de arriba de puede apreciar perfectamente cómo Cech reacciona a cada movimiento de Leo Messi, incluso estando éste a 30 metros de la portería, pues sabe perfectamente que en un par de segundos el argentino se planta en el balcón del área y en otro par más está en el banderín de córner celebrando el gol(azo). Este trabajo define muy bien lo que ha sido y es Petr Cech como portero. El checo destaca por sacarle el máximo rendimiento a su poderosa presencia física, convirtiéndole en un ejemplo técnico y táctico de cómo complicar el trabajo a un atacante. Sin embargo, lo extremo de esta acción, pues al realizarla está abriendo la posibilidad de la vaselina, está únicamente dedicada a Leo. Es decir, la exageración para el exagerado. Un hecho que se puede comprobar muy bien con la siguiente secuencia de imágenes. Mientras el Barcelona se pasa el balón de forma horizontal a veinte metros de la portería (foto 1), Cech va cambiando de posición como si estuviera bailando una bachata: paso hacia atrás cuando la tiene cualquier otro (foto 2), paso hacia adelante cuando la tiene Leo (foto 3).
Tras este trabajo, Petr Cech demostró lo sobresaliente portero que es en todos los aspectos.
Este trabajo pre-parada es la base de las enormes actuaciones de Petr Cech ante Messi, las cuales además cuentan con su dominio del área y su balón en largo a Drogba como complementos ideales para enfrentarse al Barcelona. Y a su vez, este movimiento ya citado, también es la explicación de un dato muy curioso: Leo Messi sólo ha chutado un par de veces a puerta en estas dos semifinales. Esta circunstancia podría hacer tambalear la razón de este texto. ¿No es entonces relativo el estar imbatido ante Messi? ¿Qué valor tiene hacer dos paradas concretas en cuatro partidos? Son dos preguntas justificadas. Muy, muy justificadas. Pero este dato, como todos, hay que interpretarlo con mucha perspectiva. Porque… ¿cómo de normal es que Leo sólo chute dos veces a puerta teniendo 11 disparos? ¿Por qué un porcentaje de acierto tan bajo? Seguramente aquí la posición de Petr Cech tiene todo que ver. El checo es verdaderamente grande, y cuando para colmo gana metros al campo lo es todavía más. El impacto visual debe ser complicado de manejar para cualquier delantero, que se ve obligado a ajustar hasta el límite para encontrar las rendijas escondidas de la portería. Por eso, y por el buen hacer del Chelsea, Messi tiene un porcentaje tan bajo de disparos a puerta. De hecho, no es de extrañar que en la vuelta de 2012 Leo buscara la escuadra derecha para tratar de batir ¡de penalti! a Cech (foto de arriba). Si no lo hubiera hecho, como se demostró, lo hubiera parado Petr. Seguro. 100%.
Es más, tras este penalti, el portero del Chelsea hasta le detuvo un disparo imposible. El argentino buscó el ángulo corto (menos distancia de recorrido, menos tiempo de reacción y más factor sorpresa) con un disparo tenso, fuerte y ajustado. Y se encontró con los milagrosos dedos del arquero (foto), que desviaron el balón al poste para mayor dramatismo… y trascendencia, porque fue en ese momento cuando se consumó un nuevo capítulo histórico de la Copa de Europa. Petr Cech había parado a Leo Messi, el futbolista que venía de marcarle cinco goles al Bayer en octavos, de remontar al Milan en cuartos con dos goles, una asistencia y un penalti forzado… Y de marcar, ojo, 72 goles en 53 partidos.
Aquella no fue una eliminación más. Marcó un antes y un después en la carrera de Messi.
Además, esta eliminación del Barça poco tuvo que ver con lo anteriormente visto. El Inter y el Madrid de Mourinho habían detenido colectivamente al equipo catalán, pero individualmente jamás nadie lo había conseguido desde que Leo era el mejor jugador del mundo. Es más, cuando el argentino se plantó en la semifinal de la Champions 2011/2012 tenía una aureola que, seguramente, ni antes ni después ostentó de forma tan brutal. En esas semanas parecía que el argentino no podía fallar. Ésta no era una posibilidad. ¿Ganar al Barcelona de Leo? Complicadísimo, pero posible. ¿Que fallara Leo? Imposible. Y falló. O le detuvo Cech. O seguramente un poco de todo. Lo importante es que, tras aquel penalti al larguero y la parada final de Petr, en lo que ha sido su derrota más dolorosa como culé, Leo atravesó la peor etapa de su carrera. Ahora, en una nueva fase de excelencia histórica, ha quedado un poco olvidado todo esto, pero hubo tiempo en el que Leo no rindió como el mejor porque no parecía ser capaz de hacerlo. La derrota vs Chelsea, la Liga de Cristiano, la marcha de Pep, los problemas de Tito y las sucesivas lesiones, que no parecieron casualidad, le dejaron tocado. Las sensaciones llegaron a ser incluso preocupantes. Leo no estaba bien ni física ni emocionalmente. Seguía siendo uno de los dos mejores del mundo con eones de diferencia sobre el tercero, pero aquel no era el gran Leo Messi. ¿Se había esfumado? ¿Agotado? ¿Perdido? Tras volver de Argentina, donde se arregló lo que fuera que no funcionara, el «10» demostró que su carrera no iba cuesta abajo y que sigue empeñado en romper el fútbol. En ganar a todos. En ganarlo todo. En hacer de la rutina historia, y de la excepción gloria.
Por eso, lo que hoy Petr Cech afronta no es sólo la responsabilidad de ayudar a su Arsenal como ya hizo con el Chelsea, sino que además tiene la oportunidad de vengar a cada uno de esos porteros que aparecerán rendidos ante Leo en los vídeos que veremos de él durante toda la vida. Y si esto sucede, si Cech se niega a aparecer en cualquiera de estos resúmenes, nosotros tendremos la obligación moral de recordarle para siempre junto a Casillas y Buffon como «el portero al que nunca batió Leo Messi».
@EricLapaix 23 febrero, 2016
La radiografía de un Petr Cëch análitico ante una de los paradigmas del fútbol moderno: Messi. Lo impresionante del portero checo es cómo ha podido maniobrar en momentos precisos a Leo.
Para mí, el símil de la Bachata es espectacular. A pesar que el movimiento básico de este ritmo caribeño son tres (3) pasos, también están la varibilidad de adaptarlos en espacios muy pequeños: bailar pega'o.
Así hace Cëch al frentarse a Messi; a pesar del amplio margen de error que se puede dar al bailarlo, él ha podido bailar una pieza que pocos han quedado tendidos para la otra fiesta.