El partido en Lisboa resultó previsible. Básicamente porque en Da Luz, nueve semanas después de su último duelo oficial, el Zenit de San Petersburgo de André Villas-Boas volvió a demostrar que esta vez sí es más que un correcto conglomerado de individualidades, y que además su nueva versión táctica, rocosa sin balón y peligrosa en transición, encaja perfectamente con las virtudes y defectos del Benfica de Rui Vitória. Por definición, el conjunto lisboeta necesita pisar zona de tres cuartos para desarrollar su fútbol, pues una vez llega ahí ya resulta peligroso ante cualquier rival. Acumulan talento, jugadores ofensivos, desborde por banda y dos puntas con olfato. Sin embargo, durante la primera hora de partido, es decir, lo que le duró el fuelle físico a los rusos, prácticamente nunca la pudo pisar.
Renato Sanches participó mucho, pero generó poco.
Durante esta fase del encuentro, los de Villas-Boas cedían el balón sin ningún tipo de miramiento, pero no regalaban ni un sólo centímetro de su campo. Asentados en un bloque medio, su buena organización no sufría ni padecía ante la puesta en escena de Renato Sanches, que cumplió con todo lo analizado por David de la Peña. Exhibió su físico, fue muy móvil y tuvo mucha presencia, pero en realidad su impacto en el partido fue escaso porque sólo podía «tener el balón» y nunca «jugarlo». Valga un dato para dibujar su actuación: Renato intervino en 55 ocasiones para acumular ¡el 10% de la posesión global del encuentro!, una cifra desmedida y que refleja el buen trabajo del conjunto ruso, que además no sufría ante la doble punta lusa por el buen hacer de Javi García en esa zona.
La inactividad de Hulk le pesó mucho al ZenitEl Zenit estaba jugando el partido que quería. Sobre todo porque tras cada pérdida del Benfica se insinuaba una posibilidad de contra que, en cualquier momento, podía terminar dentro de la portería de Julio César. En cambio, si esto no sucedió y ni siquiera estuvo cerca de suceder fue por dos actuaciones inesperadas: la sobresaliente de Victor Lindelöf y la muy insuficiente de Hulk. Por comenzar con lo positivo, lo del joven central sueco impresionó. Era su primer gran partido en Europa, entraba por las lesiones de los titulares y debía enfrentarse a una de las mejores contras de lo que va de Champions, con el agravante además de que la transición defensiva es todavía el gran problema de los de Rui Vitória, pero todo esto a Lindelöf no pareció pesarle. Tiró de inteligencia y concentración, pero sobre todo de personalidad, tanto para lograr controlar a Dzyuba como para frenar las mejores contras rusas, que comenzaban tras conducción de Danny y toque de Shatov. Quizás si hubiera estado el Hulk de otoño la historia hubiera sido diferente, pero al brasileño se le notó muy pesado. Como si durante dos meses hubiera hibernado y todavía estuviera desperezándose. Algo normal por las circunstancias, pues su carrocería es la que necesita más rodaje de todas, pero que lastró las opciones de 0-1 del Zenit.
Sin noticias de Hulk, Jonas apareció en la segunda mitad.
Un problema ínfimo comparado con el que tuvieron que lidiar a partir del minuto 60, momento en el que el choque se les comenzó a escapar de las manos. Evidentemente, en esto mucho tuvo que ver el tan citado parón invernal, que les dejó sin salida al contragolpe pese a la entrada de Kokorin, el cual parecía que había estado parado dos décadas en vez de dos meses, pero también pesó la irrupción de Jonas Gonçalves. Quizás incitado por Rui Vitória, en la segunda mitad el punta brasileño comenzó a bajar para recibir entre líneas, tomando así un rol de mediapunta muy parecido al que realizaba con Roberto Soldado en Mestalla. Y su éxito fue tal que, definitivamente, puso a su equipo donde quería. Habilitó una linea de pase a Renato, consiguió activar a Gaitán y el Benfica comenzó a pisar frontal. Así, envío tras envío, se comenzó a poner a prueba a Garay, Lombaerts y Lodygin, que respondieron con corrección hasta que Criscito, que había sobresalido en la primera hora de partido, cometió una de esas faltas tontas que la Champions siempre penaliza. Fue en el descuento, pero no fue casual. El Zenit estaba cansado, muy cansado, en parte porque Jonas Gonçalves se había encargado de recordárselo durante una larga media hora.
Abel Rojas 17 febrero, 2016
Sin paños calientes, a los que visteis el partido: ¿existen opciones de remontada? ¿Tiene el Zenit fútbol y mentalidad para remontar el, aparentemente, injusto 1-0 de anoche? El 1-0 es durísimo como todos sabemos.