El arranque de temporada del Benfica fue complicado. La salida de Jorge Jesus, una de las piezas más importantes del club lisboeta en los últimos tiempos, y el hecho de que tomase rumbo al banquillo del Jose Alvalade para entrenar al Sporting de Portugal, su gran rival, llevó al equipo a un conato de depresión que manchó su principio de curso. Rui Vitória llegó a los encarnados después de haber hecho un gran trabajo en el Vitória de Guimarães, y la primera impresión es que la aventura le quedaba grande. Sin embargo, en los últimos meses, las cosas han cambiado radicalmente.
El 2016 del Benfica está siendo muy positivo.
Porque el Benfica ha conseguido enderezar el rumbo en la liga portuguesa, hasta el punto de meterse de lleno en la pelea por el título. Es cierto que la derrota del pasado viernes en Da Luz frente al Porto ha cortado la tremenda dinámica positiva que habían alcanzado -nada menos que once victorias consecutivas en competición oficial-, pero en cualquier caso las sensaciones, a nivel de evolución de sistema, son bastante positivas. Y la tecla, finalmente, ha sido abandonar el plan inicial y acabar con una idea más similar a la de su predecesor en el banquillo, que al fin y al cabo es a lo que el Benfica se ha acostumbrado en el último lustro.
La pareja de delanteros es muy importanteRui Vitória ha fijado definitivamente el 4-4-2 habitual en los últimos años del Benfica, y, como ocurriese con Jorge Jesus, la propuesta ha comenzado a crecer a partir del asentamiento de su pareja de puntas; Mitroglou y Jonas. El griego abarca muchísimos metros en el frente de ataque, mientras que Jonas es capaz de ofrecer más soluciones entre líneas, sin renunciar a aprovechar su excelente golpeo a puerta. Tácticamente, hay ciertos paralelismos con ese Slimani-Teo Gutiérrez que el ex entrenador del Benfica ha venido utilizando con regularidad en el Sporting, pues estos dos puntas permiten al Benfica dos cuestiones clave: verticalidad cuando el equipo recupera el balón, y presión sobre la salida rival.
Renato Sanches ha permitido encajar el puzzle.
Renato Sanches le ha cambiado la cara a todoEl Benfica, por lo general, pretende iniciar su defensa con agresividad. Mitroglou y Jonas son clave en este sentido, pero la idea está funcionando sobre todo gracias a sus dos centrocampistas centrales, y principalmente, a la aparición de Renato Sanches, su niño maravilla. Sanches es un prodigio físico, y eso le permite abarcar una cantidad brutal de metros. En el inicio de esa presión, él se encarga de acercar al equipo a la pareja de puntas a través de su posición más adelantada, y si el rival consigue superar a los tres, es capaz de regresar para formar un doble pivote con Samaris -el mediocentro-. Que los dos estén funcionando resulta decisivo para que el agresivo sistema defensivo del Benfica sea competitivo.
Con balón, es evidente que el Benfica quiere ser vertical. El propio Renato Sanches representa bien la idea, porque se trata de un jugador cuyo primer instinto es conducir. Así, tanto él, como Gaitán y Pizzi -los hombres de banda- hacen al equipo desplegarse con velocidad. La salida de balón sí tiene un punto más de pausa, y quizás aquí es donde está la mejor noticia de la aportación de Rui Vitória. El Benfica suele salir por dentro, dándole altura a los laterales y llevando a zonas interiores a Pizzi y Gaitán, que junto con Renato Sanches abren líneas de pase para que los dos centrales y Samaris encuentren soluciones. La figura de Mitroglou permite una opción más directa, así que el Benfica es versátil en ese sentido.
Su transición defensiva puede sufrir ante Hulk.
Evidentemente encandenar tal cantidad de victorias consecutivas es fruto de muchas cosas bien hechas, aunque el choque contra un rival de más entidad como es el Oporto evidenció algunas carencias. La verticalidad mencionada y la movilidad de las cinco piezas que juegan por delante de Samaris, añadidas a lo arriesgado de sus acciones -Pizzi, Gaitán y Renato Sanches quieren regatear- provoca situaciones de contra cómoda para el rival. Frente al Oporto, Brahimi, André André o Corona pudieron conducir por dentro e incluso -Eliseu, lateral zurdo, gana mucha altura- cayendo sobre ambas bandas. Es decir, el Benfica depende mucho en su balance defensivo de que los regates que se intentan salgan bien y, obviammente, ésta es una forma de construir la transición defensiva mucho más arriesgada que hacerla a través del pase. En cualquier caso, y con carencias, Rui Vitoria ha conseguido algo que parecía complicado en septiembre: que su Benfica sea un buen equipo.
hola1 16 febrero, 2016
No se porque pero me motiva muchisimo esta serie entre Zenit y Benfica. Clave lo de las lesiones de los centrales del Benfica, Dzyuba contra los dos "novatos" puede hacer mucho daño.