Lo mejor del Espanyol fue que Galca le puso algún pero. El entrenador ha llegado con ganas: es joven, su plantilla le da margen de maniobra para destacar y no quiere desperdiciar la ocasión. En lo concerniente al derbi en sí, hizo lo que muchos de sus predecesores en esta última década, saturarlo de intensidad, pero con un añadido muy prometedor: poniendo a todos sus hombres de talento sobre el verde de Cornellà-El Prat.
Cada mitad tuvo sus reglillasEl Espanyol propuso un derbi de dos caras y el Barcelona no supo negárselo. El primer tiempo quedó marcado por el brutal despliegue físico perico, su idea radicaba en que ni siquiera Claudio Bravo estuviera tranquilo cuando poseyera el balón. Para que la sensación se viera correspondida por los hechos, Galca permitió a los suyos lo que, en teoría, ante el Barça no se puede, meter el pie, buscar el robo aun a costa de desproteger un espacio. El porcentaje de éxito en el uso del garfio no fue irrisorio, pero tampoco excelso. Por lógica, los genios azulgranas se escaparon varias veces. Pero el técnico rumano lo calculó y se preparó para ello.
Messi se cerró mucho, Suárez no se abrió y el FCB fue estrecho.
Lo primero a destacar fue que cada perico saltó al campo conociendo perfecta y absolutamente el riesgo que asumían, y con la intención de gastar su tarjeta amarilla de rigor. En las tres grandes ventajas que creó el Barça tras esquivar una entrada, el conductor fue agarrado de la camiseta. Aparte, para las ventajas menos importantes, Galca utilizó a Víctor Álvarez desde la izquierda y a Hernán Pérez y Javi López desde la derecha. Los de Luis Enrique no aprovecharon las bandas de ningún modo, y no por desacierto sino por desuso, lo que animó a los pericos que las custodiaban a cerrarse mucho, morder dentro y hacer la cobertura a quien se salía de su línea para intentar robar una pelota. Si el valiente era eludido, el corrector venido de la banda le sacaba del apuro.
No obstante, este hecho de que Álvarez y López tuvieran tanto peso en defensa certificó una constante negativa para Galca que habló bien del Barcelona: pese a todo, el robo espanyolista no se producía en zonas peligrosas, sino en la medular; cortocircuitaba al Barça, pero no donde quería, sino más atrás. La salida culé se está mostrando segura hasta en las circunstancias más desagradables. Debido a esto, Caicedo -finísimo en lo que le llegaba- se veía todavía más desasistido que Luis Suárez. Solo Asensio tras algún truco conseguía alimentarle.
Tras la vuelta del descanso, el Barça creó mucho de su peligro.
Gerard Moreno tuvo impactoEn el segundo periodo, el Espanyol dio un paso atrás que no sorprendió a nadie. No se puede apretar durante 90 minutos de la manera en la que lo hizo en el arranque. Esto concedió altura al Barcelona, que pasó a tocar el balón mucho más cerca de Pau, sembrando la sensación de que el gol caería por su propio peso. Sin embargo, y esto sí fue sorprendente, la dinámica no se mantuvo hasta el final, sino que volvió a cambiar en el minuto 60, cuando Gerard Moreno suplió al ayer poco atinado Burgui.
Como Messi jugó muy centrado y nadie le compensó abriéndose hacia la derecha, la banda fue territorio exclusivo de Alves, lo que derivó en que su espalda fuese una zona cómoda para que el Espanyol hiciera cosas con la bola, y una vez situó allí a Gerard, comenzó a hacerlas, le rompió el ritmo ofensivo a su rival y evitó el presumible chaparrón. Luis Enrique trató de solventarlo introduciendo a Sergi Roberto, que a decir verdad, parecía una solución idílica tanto para el problema ofensivo como para el defensivo, pero no entró inspirado al campo y no supuso diferencia sobre lo sumado por Rakitic. Resultó insuficiente.
hola1 3 enero, 2016
A mi me encanto el partido de Javi Lopez y hubiera cerrado su gran noche sino metia el pie tan abajo en un centro para Asensio en el 90…