Entre el tchau de Nuno y el hello de Neville, el Barça visitó Mestalla y se topó con un Valencia harto sorprendente. Los chés tiraron de amor propio, derroche físico e inspiración individual y lograron igualar en el marcador a un equipo al que, ahora mismo, es difícil igualarle en fútbol.
Danilo mostró sus hechurasVoro González -técnico interino- ordenó al Valencia sobre un 4-5-1 y esperó a su rival metido en su campo. Aunque también con la defensa adelantada; tratando de evitar el juego entre líneas culé. El ejercicio era correcto, sus centrocampistas encimaban bien a los pasadores de Luis Enrique cuando estos alcanzaban zonas de peligro, pero, desde pronto, Iniesta notó déficits en el lateral derecho valencianista que darían para hablar.
Vezo sufrió tácticamente ante la movilidad del FC Barcelona.
Las bajas forzaron a Voro a apostar por Vezo, un central habitual, en la zona de Neymar, y más allá de que su cintura nunca soportaba las acometidas del genio, donde las pasó canutas fue en lo táctico. Las caídas a su espalda de Suárez, Alba, Iniesta e incluso Messi fueron el resquicio por donde el técnico Barcelona rompió el sistema defensivo ché. Gozaron de muchas, muchas ocasiones. Tan solo faltó puntería.
Alcácer fue el hombre claveEn cuanto al plan ofensivo del Valencia, menos presente pero también patente, destacaron tres conceptos: el deseo y el atrevimiento de jugar (enormes Gayà y De Paul), el despliegue de la medular para llegar hasta al área de Bravo pese a que partían desde muy atrás en las transiciones y, sobre todo, la excelsa actuación de Paco Alcácer entre los dominios de Busquets, Mascherano y Piqué. El «9» de España ganaba la posición, controlaba la pelota y la servía con sentido. Fue el crack de la noche.
El tanto de Luis Suárez recordó a sus grandes tardes en Anfield.
El derroche físico del Valencia era tal que, tras visitar a Bravo un par de veces seguidas, se desfondó, se rompió y permitió a Iniesta subir su fútbol un escalón, lo cual implicó una racha de juego azulgrana que no se explica cómo no terminó por abrir la lata. Tendría que esperar a la segunda parte, en concreto a una contra de diez segundos en la que solo participaron Mascherano, Messi y Luis Suárez, para anotar el 0-1.
Neymar leyó el final con atinoEl Valencia se mantuvo en sus treces, pero el Barça cambió su plan tras tomar la ventaja. Casi todo el equipo decidió bajar el ritmo a su posesión y tocarla lejos de los futbolistas chés, implantando lo ya conocido como «posesión defensiva», pero aunque era una buena idea, no salió bien porque ni Messi pudo secundarla ni Suárez ni Neymar se suscribieron a ella. Cuando los sudamericanos la tocaban, atacaban y la perdían, y como los de atrás tenían puesto el chip menos tenso, sus rivales pasaron a transitar con peligro tanto antes como después del 1-1 final.
Con Piatti, Santi Mina pasó al carril central, desde marcó su gol.
Por último, se presta a señalar un suceso poco común: Luis Enrique no realizó ni una sola sustitución a lo largo de los 90 minutos. Aunque cabe reseñar que, a excepción de Messi, a quien se vio muy falto de ritmo, no se observó ningún bajón físico del Barcelona y, por lo tanto, no hubo necesidad de refrescar por refrescar sin que mediera ningún motivo táctico. Del lado del Valencia, Bakkali y Piatti, los revulsivos, participaron poco pero se hicieron constar. El equipo creció con ellos.
hola1 6 diciembre, 2015
Impresionante cambio de actitud del Valencia. Del equipo desalmado que se paseo por el Pizjuan hace 7 dias, a este buen Valencia. Me gusto mucho el partido de De Paul.