Confirmado el fichaje de Asier Illarramendi, el mundo del fútbol se puso de acuerdo: a David Moyes se le entregaba un proyecto muy ilusionante. La Real Sociedad reunía en su plantilla nombres del calibre de Íñigo Martínez, Rulli, el propio Illarra, Vela o Jonathas, supuesta columna vertebral a la que se añadiría un notable fondo de armario con futbolistas como Agirretxe, Zurutuza, Granero, Canales o Bruma, entre otros. Dos meses después, el ciclo Moyes tocó a su fin, y no sin motivo. La Real caminaba por la liga sin ofrecer noticia positiva alguna. Por momentos, los de Moyes parecían un ente sin vida. Casi la nada.
Eusebio Sacristán ha aterrizado en San Sebastián con la dura tarea de construir un equipo en plena temporada. La Real debe encontrar mecanismos colectivos –no los tenía– mientras compite, algo complejo y difícil aunque sin duda posible. Hasta la fecha, solo han sido dos los partidos «reales» disputados con Eusebio de entrenador (uno de ellos ante el poderoso Barcelona en el Camp Nou). Excluímos del análisis el poco analizable choque copero de anoche, con un once demasiado alternativo entre suplentes y chicos del filial. El recorrido es muy escaso, pero aun así ya disponemos de las primeras pistas sobre la “nueva Real”. Son dos, y son muy concretas: intento de salida de balón más elaborada y una presión mucho más adelantada.
Jugarla casi siempre desde atrás y presionar: Eusebio busca eso
Uno de los aspectos menos fluidos de la Real de Moyes fue sin duda el inicio del juego. Pese a disponer de centrales dotados para ello, casi todo en este apartado se limitó a vivir de la figura de Illarramendi. Estos problemas fueron detallados más en profundidad en el artículo “El inicio tortuoso”. Resumiendo, la Real se la daba abajo a Illarra y por delante no existía movimiento, no había pase que dar. Los laterales recibían quietos y retrasados y los donostiarras no podían avanzar.
Frente al Sevilla, Eusebio quiso cambiar esto. Se observó una salida distinta, con un Yuri –lateral izquierdo– avanzadísimo y una línea de tres hombres muy abierta, buscando generar ventajas inmediatas. Hubo errores técnicos a montones pero los futbolistas no desistieron. Ante el Barça se asumieron menos riesgos posicionales –la intensidad y el tridente culé asustan– pero se implicó más a Agirretxe y los puntas en ayuda de Granero y Pardo. La Real no pegó pelotazos.
Presionar arriba supondría un cambio radical tras David Moyes
Pero si algo supondría un giro radical con respecto a lo visto con Moyes, es, con diferencia, el tema de la presión. El escocés no varió nunca su propuesta en España; siempre defendió abajo. Su repliegue con dos líneas de cuatro se dejaba ver incluso ante rivales de inferior calidad. Eusebio usó el Camp Nou para mandar un mensaje muy distinto: su Real Sociedad sería agresiva. Delanteros como Vela, poco dados al desgaste, trabajaron con ahínco en los intentos de robo. Llegados a este punto, nos preguntamos: ¿es definitivo todo esto? En absoluto. Se necesita más tiempo para ir midiendo de verdad las intenciones del vallisoletano. Será interesante comprobar, por ejemplo, qué hace con Diego Reyes, Jonathas o Markel Bergara, piezas que podrían ser afines a su propuesta. Por lo pronto, lo único que puede decirse es que la Real pinta algo mejor. Que tampoco era difícil.
hola1 4 diciembre, 2015
Creen que Illarra vuelva a ser el gran Illarra?