Tres goles de diferencia le sacó el FC Barcelona a su rival en la final del Mundial de Clubes. Uno menos que en 2011, cuando el conjunto de Pep usó aquel partido frente al Santos para grabar a fuego su irrepetible estilo de fútbol. El cuadro de Luis Enrique no completó una actuación ni la mitad de estética pero logró similar renta e incluso pudo marcar más gracias a la calidad ya histórica de su tripleta ofensiva, la MSN. De nuevo, la Copa Intercontinental fue para los culés un preciso resumen en 90 minutos de sus esencias ganadoras.
Messi un gol. Neymar 2 asistencias. Suárez 2 goles. La MSN
Cabe señalar que, pese a todo, River hizo cosas buenas. Gallardo modificó dibujo y once con respecto a la semifinal ante el Sanfrecce japonés. El Muñeco prescindió de su enganche, el desacertado Pisculichi, y optó por Viudez en la banda izquierda. Del 4-3-1-2 se pasaba a un 4-4-2 con la orden de presionar arriba pero con inteligencia. River buscaba el robo con brazos, cuerpo y alma pero sin tacos afilados, exponiendo toda la cultura del fútbol sudamericano en el balón dividido. Ponzio salía a buscar a Iniesta, Alario y Mora tapaban el camino a Busquets –sin marca específica– y Kranevitter tapaba la zona de Rakitic con suficiencia. Entonces intervino Messi.
Aunque River no estaba forzando pérdidas que le acercaran a Claudio Bravo –o sea, no mandaba–, su plan podía decirse que estaba logrando la igualdad. La cosa cambió cuando Messi entró en contacto con la final. Messi hizo del Messi pre-LuchoYa sea porque el Barça 2015-16 le sitúa mucho más en zonas centrales o porque Leo detectó el problema, el caso es que el Diez se hizo cargo del desequilibrio en el medio. La rigidez de Rakitic ahogaba la circulación culé y Messi se encargó de moverle de ahí. Su rol centrado sirvió para amonestar pronto a Kranevitter y para generar acciones muy familiares. El primer gol, por ejemplo, es una secuencia típica del Messisistema de otros tiempos: conducción de Leo, pelota a banda, bola que vuelve al centro, gol del Messi. Tercera vez que anotaba en una final del Mundial de Clubes, un récord inédito.
Tras el 1-0, River quiso acercarse al empate y así todo acabó
Tras el descanso, Gallardo sustituyó a Ponzio, cargado también con tarjeta amarilla. El cambio del hombre más maduro de la medular de River tuvo su lógica pero no le sentó bien a los argentinos. El Millonario sintió la necesidad de empatar y adelantó líneas, pero ya desde la tensión y el descontrol. Y este Barça no perdona. Con Busquets de lanzador de la contra (papel no siempre elogiado pero que borda), Suárez puso el 2-0 en la única pelota parable que Barovero no sacó en el torneo. A partir de ahí, con espacios, asistimos a jugadas inauditas de Neymar y Messi y a un nuevo gol de Suárez, casi fijo en la derecha para disfrute de Leo. La zaga de River sufría y solo el corazón del colombiano Balanta evitó una goleada mayor. Eso sí, River buscó su tanto, y si no lo encontró fue porque Bravo culminó un 2015 impresionante. El Barça tiene mucho portero en el chileno. Y una delantera de leyenda, por supuesto.
Abel Rojas 21 diciembre, 2015
Enhorabuena al Barcelona por este brillante 2015 que pocos -y desde luego no me incluyo- vieron venir hace tan solo 12 meses.
Me quedo con una frase de la retransmisión española: "Messi es el mejor, Neymar es el heredero, pero el que se ha inventado todo esto es Luis Suárez gracias a su manera de ser".
No puedo estar más de acuerdo. Cada vez estoy más convencido de que Suárez ha ocupado por el puesto de Eto´o y qué decir de Villa o Pedro. Suárez ha ocupado el hueco de Xavi, el hueco de la coherencia estilística.
Su fútbol aporta tanto al de Messi y Neymar que siempre les aporta beneficio y positivismo. Y luego está el tema de su actitud. Es un ejemplo para una tripleta de Balones de Oro en la que solo puede ganarlo uno.