Claudio Ranieri ha sido capaz, en menos de doce meses, de ser despedido de la selección griega en plena fase de clasificación a la Eurocopa después de perder en El Pireo frente a las Islas Feroe, a estar en puestos de Liga de Campeones en la mismísima Premier League dirigiendo a un candidato a pelear por no descender como es el Leicester City. Cuando los zorros confirmaron la incorporación del veterano técnico italiano el pasado verano, la perpleja reacción de sus fans parecía estar justificada. La imagen de entrenador de la vieja escuela, de métodos defensivos, y sobre todo el reciente descalabro griego, eran los principales argumentos para que esa primera reacción fuese de rechazo. Sin embargo, una derrota tras once jornadas y 22 puntos de 33 posibles han cambiado radicalmente las sensaciones.
Claudio Ranieri no ha tardado demasiado en disipar las dudas.
Ya en el Mónaco Ranieri mostró un gran cambioPara empezar, el último Ranieri de club ya había dado muestras de haber cambiado algunos conceptos que de forma más o menos constante habían sido generales a lo largo de su carrera, como demostró su Monaco 2013/2014. Su idea inicial de contragolpe y plan ofensivo potenciando a Ferreira-Carrasco y Ocampos con transiciones muy rápidas dio paso a un sistema de posesión con mucha gente por dentro y en el que João Moutinho, como interior, y sobre todo, James Rodríguez, como diez y eje de la estructura ofensiva, llevaban el peso de prácticamente todos los ataques. Es evidente que el propio nivel del futbolista colombiano -que no arrancó aquella temporada como titular en la Ligue 1- obligó a ese cambio de idea, pero en otras ocasiones Ranieri fue más reacio con estas situaciones y privó de tanta libertad a otros nombres de gran calidad. Ese Monaco fue subcampeón de liga y regresó a la Champions League.
Este Leicester City no es, ni mucho menos, un equipo diseñado bajo esos parámetros -desde luego no tiene futbolistas del nivel de Moutinho o James-, pero tampoco se trata de un conjunto en el que prevalezca el orden y que trate de reducir el ritmo o el número de transiciones que se producen por encuentro. En ese aspecto, es un diseño bastante prototípico de Premier League, y las dos piezas más importantes del equipo, Jamie Vardy y Riyad Mahrez, ayudan a que la verticalidad sea el concepto realmente predominante. En este caso, las cifras de goles de sus partidos explican bastante bien esta circunstancia. El equipo de Ranieri, con 23 tantos anotados, es el conjunto más goleador del campeonato, solo por detrás del Manchester City, que lleva 26, mientras que sus 19 goles en contra dicen que la meta de Kasper Schmeichel es la más batida de entre los primeros 14 clasificados del campeonato.
El equipo de Ranieri suele esperar bastante atrás al rival.
Ranieri organiza a su equipo, casi siempre, en un 4-4-2, y el hecho de que no pretenda que en el partido pasen pocas cosas no quiere decir que no simplifique algunos conceptos. Para empezar, el Leicester no es demasiado agresivo cuando el rival inicia jugada. Mahrez y Albrighton, los extremos, esperan a la altura del doble pivote, mientras que los dos puntas suelen estar más pendientes de los centrocampistas rivales que de los centrales. Este Leicester no presiona demasiado, y es una forma de mantener protegidos a Huth y Morgan, dos centrales de área, que en otras situaciones del juego sí se ven bastante expuestos. Tampoco arriesga el equipo en la salida de balón, en la que, o Drinkwater, su medio con más criterio, tiene mucho espacio, o el pase es siempre exterior para que Albrighton y Mahrez comiencen a jugar, aunque sea muy atrás. La alternativa Ulloa en juego directo es un gran recurso, hasta ahora poco utilizado -sí se vio en el choque contra el WBA- por la ausencia del argentino de los onces de forma habitual.
La velocidad de Vardy es la de todo el equipoAunque donde se aprecia de forma más evidente esa sencillez es en la forma de atacar de este Leicester, prácticamente siempre a la máxima velocidad. Evidentemente, esto sucede cada vez que se le arrebata la pelota al rival, ya que Vardy pone el semáforo verde esté donde esté el pasador. Jamie Vardy es hiperactivo, muy rápido, y tiene una fijación tremenda para atacar el espacio. Su movimiento es prácticamente siempre vertical, y como ganarle en carrera es dificilísimo, mandar una pelota larga hacia delante es una orden básica y super útil. En la liga del ida y vuelta, contar en tus alineaciones con Jamie Vardy significa poder marcar la diferencia de la forma más sencilla. Los ataques organizados del Leicester también van en quinta marcha, sobre todo cuando la pelota cae a derecha y recibe el argelino Mahrez quien, junto al propio Vardy, está siendo la explicación de que el Leicester esté consiguiendo cifras irreales si nos detenemos a analizar de forma global su plantilla.
Riyad Mahrez está siendo una de las sensaciones de la Premier.
El desborde de Mahrez marca las diferencias en el LeicesterMahrez es un futbolista zurdo que juega en la banda derecha, y que tiene un nivel de agilidad al alcance de Neymar, y pocos más en el panorama europeo. No es excesivamente talentoso en términos de relación con el juego -sus recepciones casi siempre son sobre el costado derecho, ya que le cuesta abrir líneas de pase en zonas interiores-, pero lo que es capaz de hacer con la pelota le convierte en una avispa por momentos incontrolable. Conduce y cambia de dirección a velocidad de vértigo, y ese regate es el que marca diferencias cuando el rival ya ha replegado. Sin pelota, sí tiene un movimiento muy dañino, que es atacar la espalda del lateral rival cuando Albrighton conduce desde la banda izquierda hacia dentro. Drinkwater, Albrighton u Okazaki tienen momentos de peso en esa fase ofensiva, pero los faros, a años luz del resto, son Vardy y Mahrez.
Y esto también repercute, de forma directa, en la forma de defender del equipo. Como el Leicester ataca a toda velocidad, muchas de sus pérdidas pillan a sus futbolistas bastante alejados entre sí, lo que supone un problema, y más cuando la pareja de centrales no administra de forma natural y con acierto parcelas muy grandes de terreno. Es complicado que el Leicester ralentice su ofensiva, y tan solo los apoyos interiores de Okazaki son una solución más o menos constante para dar un pase más de la cuenta. De ahí que veamos en muchas ocasiones -sobre todo a Albrighton- finalizar con remates alejados para intentar terminar jugada. Claudio Ranieri, por tanto, ha elegido darse de golpes contra quien sea y por eso le puede ocurrir que le visite el Arsenal y le haga cinco goles, pero la apuesta tiene bastante lógica en relación a los dos jugadores más resolutivos del equipo. Desde luego, las plazas europeas parecen una utopía mirando al mes de mayo, pero llegados casi al primer tercio de campeonato el equipo ha alcanzado una puntuación como para afrontar sus objetivos de una forma muy cómoda.
@CarlosViloria10 7 noviembre, 2015
Que ganas tenía de leer un artículo sobre Leicester por acá.
Me parece un equipo muy divertido de ver. Es verdad que su estilo de juego puede llevarles a derrotas como esa ante el Arsenal, pero por ahora el saldo está siendo más que positivo para el equipo de Ranieri.
Queda ver hasta cuando podrán mantener este nivel Vardy y Mahrez. Especialmente potente me ha parecido lo del Argelino.