La portería es una parcela del terreno de juego que se rige por las leyes de la contradicción. Por eso un portero imperfecto puede ser también el más decisivo, uno que sufre puede convertirse en el más completo y otro que lo para todo puede terminar siendo alabado por su juego de pies. Y en realidad, así debe ser. Es el castigo por interponerse ante la misma esencia del juego, que no es otra que la de marcar gol con cualquier parte del cuerpo salvo con las manos. Delanteros frustados, centrocampistas sin toque, defensas sin fuerza. El portero suele llegar a la portería de rebote, a la titularidad por una desgracia ajena y a la gloria por parar lo imparable.
En el camino de esa contradicción se encuentra Jaume Domènech, un chico nacido en Almenara hace 25 años que había comenzado la pretemporada con la duda de si sería el tercer o cuarto portero de Nuno y que, ahora, es uno de los mejores futbolistas del Valencia.
La lesión de Ryan y la desconfianza en Yoel le dieron el puesto.
Jaume ha dado muchos puntos a este ValenciaPero aunque su llegada a la titularidad fuera producto de una carambola nada afortunada para los otros implicados, lo cierto es que la gran historia detrás de la figura de Jaume no es el cómo llegó sino lo que está haciendo para quedarse. El portero che no está parando mucho, lo está parando todo. Estiradas al ángulo, manos cambiadas, achiques frontales, intervenciones por reflejos, ha parado penaltis… El catálogo es tan amplio y su equipo le ha exigido tantas veces, que no cuesta afirmar que no hay jugador del Valencia que le haya dado más puntos a su equipo esta temporada como su propio portero. Además, su influencia no se ha limitado a detener los disparos del rival. Desde su debut en El Molinón, Jaume ha demostrado tener una personalidad de portero grande. Sus gestos, sus reacciones y sus gritos pueden resultar muchas veces exagerados, pero para el Valencia de Nuno Espírito Santo, perdido y dudoso sobre el campo, contar con un tipo que alce la voz mientras el resto calla no sólo no está de más, sino que es imprescindible.
Y aquí llega la contradicción. En todas y cada una de las paradas de Jaume Domènech hay algo de fantasía, algo de ficción y también algo de fortuna. Toca explicarse. El valencianista es uno de esos guardametas que, sin querer queriendo, logran vestir de imposibles algunas paradas que, en realidad, no lo son. Paradas corrientes, normales, que terminan convirtiéndose en acciones de highlight de YouTube por su estética y espectacularidad. Un deje que, per se, no está mal. Su gracilidad es incluso una virtud, pues el impacto visual ante los rivales es obvio. Sin embargo, en la práctica sí que acarrea determinados problemas que están tan presentes en sus partidos como sus paradas. Jaume no bloca ningún balón y tampoco orienta sus intervenciones, lo que está propiciando una cantidad altísima de segundas opciones que, por el momento, no le están costando caro al equipo, pero que sí que están abocadas al desastre. Además, esto de por sí ya resta continuidad a un conjunto al que no le sobra, pues mientras blocar significa el inicio de una acción propia, despejar es una nueva jugada del contrario. Y Jaume despeja hasta las paradas más simples. Quizás por no querer complicarse, lo que no casa con su confiada pose. Seguramente por un déficit técnico y táctico, que sí que resulta coherente con el resto de sus acciones.
A Diego Alves le queda cada vez menos para volver, pero…
¿Cuánto hay de real y cuánto de ficción? Aún es demasiado pronto para entender si éste es el auténtico nivel de Jaume Domènech o si la inspiración del momento, que resulta obvia, le está llevando a tener un impacto mucho mayor del que acreditan sus propias condiciones. Sea como fuere, éste parece el inicio de una gran historia. Y si sigue así, si sigue parándolo todo, aunque no atrape nada, veremos hasta qué punto se interpone en la de Diego Alves.
roumagg 24 noviembre, 2015
Será bonito ver la competición a partir de enero. El tema aquí es que tampoco Alves es un portero tan perfecto en lo técnico como para imponerse a otro pese a no estar a tope físicamente. Y no sé si al Valencia actual le vendría bien darle minutos a Alves para que vaya cogiendo el tono a riesgo de que por el camino le pueda costar puntos.