El proyecto de Fabio Capello en Rusia acabó antes de tiempo. La selección buscaba en el entrenador italiano un referente capaz de transmitirle competitividad y de darle una identidad a un país que en un par de años albergará la anhelada Copa del Mundo, pero fue precisamente a partir de Brasil 2014 cuando perdió el impacto inicial que había tenido en el fútbol ruso. Sobre el relevo de Leonid Slutski, los cambios de cara a la Eurocopa de Francia, las particularidades del fútbol en Rusia y la gran generación que se viene desde las categorías inferiores charlamos, como siempre, con Savicevic (@davai_davai).
Con Fabio Capello hacia Rusia 2018
– Cuando un país va a organizar una Copa del Mundo parece como si todo su fútbol se enfocara a esa fecha de una manera casi definitiva, ¿no? Es el momento al que hay que llegar sí o sí en las mejores condiciones. ¿Éste es el caso de Rusia? O, mejor dicho, ¿ésta ha sido la intención de Rusia desde que en 2010 se anunciara que ocho años más tarde sería el epicentro del fútbol mundial?
Personalmente, creo que Rusia ha concentrado su preparación de este Mundial a un nivel básicamente de infraestructuras. Se están desarrollando los estadios –la mayoría son de la época soviética– y también se construyen otros nuevos de tipo vanguardista. Esto y el tema de los visados ha sido la prioridad en un primer momento. Después ya se pensó en el desarrollo del equipo. Sobre todo a partir de la eliminación de la Eurocopa de Polonia & Ucrania en 2012, momento en el que se contrató a Fabio Capello. Esto es algo muy característico de la tradición rusa, de la tradición soviética. Entonces había un dicho: «primero tomamos la decisión y luego ya veremos cómo hacerlo…».
– ¿Cómo calificarías entonces la etapa de Fabio Capello como seleccionador? Entiendo que en él se buscaba ganar colmillo competitivo, crecer a partir de una identidad y contar además con un entrenador de caché, pero desde que fue elegido no sé si había muchas opciones de que fuera a salir algo demasiado productivo de esta unión… Sobre todo porque Fabio, en 2012, ya no es lo mismo.
Cuando Rusia fue eliminada de la pasada Eurocopa, se evidenció sobre todo una falta de compromiso total. Muchos jugadores mostraban una indolencia máxima, caso de Arshavin. Y en ese momento, además, no había un plan. No existía eso que se suele llamar “hoja de ruta”. Con lo que se tanteó a muchísimos candidatos y finalmente se eligió a Fabio Capello, en parte porque él también acudió con mucha determinación.
En un primer momento Rusia evolucionó muchísimo con Capello. Pasó a ser un equipo más compacto, más intenso y más competitivo, que es lo que le llevó a clasificarse por delante de Portugal al Mundial de Brasil. Hay que decir que era un logro, porque Rusia no acudía a una fase final desde 2002. Debido a esto todo el mundo estaba entusiasmado con el italiano y se le renovó hasta 2018. Pero a partir de la actuación de la selección rusa en el Mundial la opinión pública y de los especialistas cambió.
– Es que el Mundial de Brasil de Rusia es bastante pobre. Coincido en que la selección bajo el mando de Capello ganó en orden y en competitividad, pero en 2014 se vio cómo ni el plan colectivo era lo suficientemente sólido ni luego, por encima de todo diría yo, Rusia tenía individualidades capaces de marcar la diferencia. Ni siquiera en un grupo que, evidentemente, era uno de los más asequibles.
Yo pienso que el Mundial de Brasil 2014 mostró la evolución tremenda que ha tenido el fútbol de primer nivel en los últimos años. Fabio Capello contrastaba lo que sucedió con lo que pasó en Sudáfrica 2010, que fue el Mundial del 4-2-3-1 y el de la España de los tres mediocentros. Pero en Brasil vimos equipos haciendo un fútbol de transiciones muy, muy rápidas que hacen mucho daño a los centrales rusos, pues es uno de sus grandes déficits. Rusia no tiene jugadores rápidos y, tras el Mundial, Capello fue consecuente y comenzó a darle mucho protagonismo a Shatov y Cheryshev en los partidos de clasificación. Son futbolistas rápidos, de transición y verticales desde las bandas. El equipo pasó a ser menos combinativo, y ésta era la seña de identidad de Rusia.
Otro factor importante fue también las jugadas de estrategia. Son un porcentaje fundamental a la hora de abrir los partidos y éste es otro problema que también viene arrastrando el fútbol ex-soviético en general. Y aquí señalaría el nombre de Igor Akinfeev, un portero que ni domina el área grande ni tampoco el área pequeña, como se pudo comprobar ante Corea del Sur y Argelia. Además de todo esto, pesó mucho la lesión de Román Shirokov, el jugador de más calidad y al que Fabio Capello había dado la jerarquía al nombrarlo como capitán. Shirokov era el playmaker, el llegador y el líder en torno al que Capello había configurado la selección rusa. De ahí que no creo que el problema del Mundial fuera del entrenador o de cómo planteara éste los partidos, sino que el Mundial de Brasil evidenció las carencias del fútbol ruso en ciertos aspectos pese a su buen nivel técnico y asociativo.
El cambio con Leonid Slutski
– Entiendo que, entonces, la llegada de Leonid Slutski tú la enfocas a un impacto a corto plazo a nivel anímico y emocional, ¿no? Básicamente porque firmó hasta el final de la fase clasificatoria, aunque ahora ya se hable de que la intención es de que siga hasta 2018. Para el tipo de momento que vivía Rusia, que parecía haber perdido el rumbo, la verdad es que Slutski sí parecía el técnico indicado.
El tema de Leonid Slutski yo lo entiendo desde una perspectiva más larga. Sobre todo porque Rusia venía teniendo una larga experiencia con seleccionadores extranjeros desde el año 2006 con Guus Hiddink. El fútbol ruso, además, tiene una cuestión vital en la particularidad del liderazgo y la motivación. El jugador necesita que le comprendan y le sepan motivar desde su propia lógica. En ese sentido, Fabio Capello se había convertido en el centro de la selección y a las estrellas del fútbol ruso creo que eso no les gustaba porque esto les colocaba como sus subordinados. Ellos son personas muy egocéntricas que necesitan que les pongan siempre, que les pongan donde quieren jugar y que lo hagan a su manera. Se podría decir que son una especie de «divas». El tema de Shirokov, de Arshavin…
Capello había perdido la lealtad del grupo, y creo que en el partido ante Austria ocurren dos cosas: uno el infortunio de los centrales, que llegaban tocados y Fabio no había tomado la precaución de llamar a Aleksei Berezutski, y que luego el equipo tuvo una falta de compromiso total. Por ejemplo, un jugador como Kokorin no apareció en absoluto. Sin embargo, en los partidos con Leonid Slutski ha tenido un papel incluso preponderante. Esto es la motivación. Es como lo que le sucedió a Unai Emery en el Spartak de Moscú. Al jugador ruso hay que entenderlo dentro de su propia lógica y, personalmente, creo que es lo que acabó castigando a Fabio Capello y lo que ha cambiado con Slutski, que no es un técnico brillante en la pizarra pero sí es un gran motivador.
– ¿Todo el cambio que ha pegado Rusia lo enfocas al tema anímico y de motivación? Lo digo porque en estas tres victorias (1-0 a Suecia, 0-7 a Liechtenstein y 1-2 a Moldavia) sí que he tenido la impresión de que ha habido un cambio táctico que ha acompañado a lo que comentas.
Sí, básicamente lo considero un tema anímico. El cambio de actitud que el equipo mostró ante Suecia y en Liechtenstein fue descarado. En el plano táctico, en general, Rusia está jugando igual: cuatro defensas, tres centrocampistas, dos futbolistas de banda a pie natural para que Shirokov tenga todo el protagonismo en la mediapunta y un delantero arriba, que sí ha cambiado por la presencia de Dzyuba. Un delantero que no es un gran definidor ni que es muy combinativo pero que sí suma poderío físico en las acciones de estrategia, que por cierto fueron determinantes para ganar a Moldavia. El cambio táctico más notable es que no está en el once Denis Cheryshev, porque no está jugando en el Real Madrid, pero tampoco creo que la cuestión varíe mucho porque Shatov es un jugador similar.
– Yo le daría más peso a la pizarra, fíjate. Sin haber grandes cambios, como comentas, creo que Slutski ha canalizado esa energía y esa respuesta emocional dando un pasito adelante, adelantan todo cinco metros, metiendo jugadores más ofensivos y, por ejemplo, introduciendo a Dzagoev en la sala de máquinas y a Kokorin en banda derecha. Cierto es que Rusia ha seguido generando poquito, pero ahora les veo siendo más intensos y peligrosos en todas sus acciones de ataque.
Bueno, esto creo que es una circunstancia forzada por el hecho de que a Rusia sólo le valía la victoria ante Suecia. Tenía que salir a ganar. No quedaba otra. De hecho, con Capello pienso que el planteamiento hubiera sido parecido. Pero igual que Slutski salió a ganar desde el inicio, el partido termina con Rusia atrincherada en su área tras hacer cambios defensivos. Y en Moldavia se volvió a ver a una Rusia intermitente con esa bipolaridad del fútbol eslavo: un equipo con momentos brillantes y otros desconectando del juego. De ahí que todo lo achaque al tema del cambio de entrenador, a la importancia del partido, al momento… Hay que ver si con Slutski la selección mantiene esa intensidad, que no es propia del fútbol ruso. Por eso destaco tanto a la selección Sub-17 primero y Sub-19 después, porque éste sí era un equipo que lograba ser intenso y regular durante los noventa minutos de los partidos.
– ¿Ni siquiera me compras lo de Alan Dzagoev? A mí me ha sorprendido mucho, Savi. Pese a que en los últimos meses ya viene jugando ahí en el CSKA de Moscú, no esperaba que Dzagoev pudiera mostrarse un centrocampista tan mandón como ha parecido ser durante algunas fases de estos partidos. Amen de que creo que ha mejorado la salida de balón, que ha dado calidad al circuito asociativo y que, al tenerle abajo, parece más fácil acelerar la jugada de forma continua.
Es un cambio coyuntural que viene propiciado por el límite de extranjeros en el fútbol ruso, que ha cambiado de siete a seis jugadores no seleccionables sobre el campo. Yo incluso la llamaría la “Ley Dzagoev”, porque es el jugador más beneficiado de forma bastante clara. Hay que decir que Slutski a Dzagoev lo ha puesto un poco de todo en el CSKA. Primero en su lugar, de segundo delantero junto a Necid, Vágner Love o Doumbia. Luego le ha puesto sobre todo en la banda izquierda. Y tras este cambio normativo, para mantener a Doumbia, Musa, Tosic y Eremenko en el once, Slutski le ha tenido que meter en el centro del campo. Todo lo que sean posiciones en el medio del campo, creo que Dzagoev baja bastante sus prestaciones porque donde marca las diferencias es en el perímetro del área.
Pero es verdad que como mediocentro le da una alegría extra a la selección rusa. Sí, eso está claro. El tema es que hay que ver cómo funcionaría esto ante un rival más exigente contra el que tuviera que hacer mucho trabajo de recuperación. Lo digo sobre todo porque ahora que se ha lesionado, Slutski ha puesto ahí a Pavel Mamaev, que ante Moldavia apenas cruzó el mediocampo, pudiendo haber puesto a un centrocampista mixto con más recorrido como Glushakov. Así que no creo que podamos decir que es una declaración de intenciones, ni mucho menos una ideología.
– Profundizando en lo que hemos comentado de Dzyuba en punta y Kokorin escorado a la banda derecha, ¿te gusta esta combinación? ¿Te convence Kokorin ahí? Sin ser perfecto, como has comentado al principio, en estos partidos hemos visto a un Kokorin más participativo y sumando más llegada. Además, Dzyuba me parece un futbolista interesante para combinarlo en ese sentido porque considero que sabe moverse y que sabe fijar bastante bien a los centrales.
Dzyuba es un jugador básicamente de potencia. Un jugador que puede jugar incluso de segundo delantero, como hizo al principio en el Spartak o en el Tom Tomsk. Ha ido alternando mucho su posición con la del nueve de referencia, como jugó en el Rostov de Kurban Berdyev. Este año, por el nuevo límite de extranjeros, está siendo titular en el Zenit. No había fichado para ser el delantero titular del equipo y al igual que la venta de Rondón ha sido una situación forzada, pero él es un delantero que tiene condiciones interesantes como la corpulencia o la presencia en el área. Además de que, progresivamente, está aprendiendo a ser un punta que habilite mucho a los jugadores de segunda línea.
De todas formas, el gran especialista de Rusia en estos últimos años ha sido Aleksandr Kerzhakov, un punta que no pensaba en el gol sino en movimientos de ruptura, en arrastrar jugadores, realizar apoyos… En ese sentido, Kokorin se parece más a Kerzhakov que Dzyuba, pero éste también puede jugar en banda y es entendible el tema. Hay que decir que Kokorin es uno de esos jugadores que necesita que le exijan. Su mejor temporada en el Dinamo de Moscú fue con Dan Petrescu, que es el Mourinho del Este y supo definirle más en el campo y llevarlo más al límite.
El esperado relevo generacional
– Lo que puede mellar el trabajo de Slutsky es que éste tiene que afrontar dos realidades que no sé hasta qué punto consideras negativas, porque yo al menos muy positivas no las veo. Por un lado, como demuestran sus convocatorias y por más que se espere mucho del reciente subcampeón de Europa Sub-19, Rusia parece anclada en esa generación que emergió en la Eurocopa de 2008. Es un equipo muy, muy veterano. Tengo aquí que sólo Denis y Kokorin tienen menos de 25 años y que hay nueve futbolistas con más de 30. Pero es que, además, de todos ellos sólo hay un jugador que juegue fuera de sus fronteras, caso del propio Denis, lo que no es una buena noticia para ninguna selección y diría que lo es todavía menos para el fútbol ruso, que es algo endogámico en este sentido.
Es un tema en el que Fabio Capello ha insistido mucho cuando era seleccionador de Rusia. Animaba a los jugadores a que probaran fuera de Rusia en campeonatos más fuertes y, en parte por eso, Denis Cheryshev fue un poco su estandarte y así se explica que le premiara llevándole a Brasil 2014 pese a su lesión. Él es la excepción. En el fútbol ruso los salarios son lo suficientemente altos como para que no necesiten salir a Europa Occidental, a lo que hay que sumar el tema del status que tienen en la Russian Premier League. Entonces, no tienen un incentivo para salir. Es algo similar a lo que ocurre en México, donde «ir a Europa» es solo una cuestión de desafío o de reto personal. Pero no solamente ocurre con los jugadores de la selección nacional, que no mejoran al quedarse en sus equipos, sino que también ocurre con los jóvenes talentos de las categorías inferiores, que tampoco cambian ni suelen ir cedidos a otros clubes menores de la RPL por permanecer en el equipo reserva de turno. Esto era que el anterior seleccionador Sub-21, Nikolai Pisarev, siempre señalaba como un problema grave.
– ¿En este sentido, a nivel federación o a nivel institucional, no se pone nunca por delante el bien nacional en clave selección? ¿No se incentiva de ninguna forma el cambio que Capello pedía? Acoger el que va a ser tu Mundial con un único futbolista en el extranjero, que además en estos momentos es suplente, me parece una merma competitiva, estilística y de todos los aspectos posibles.
No hay ningún plan. Y además hay un precedente muy negativo con los jugadores que salieron después de la Eurocopa 2008 (Arshavin, Pavlyuchenko, Pogrebnyak…), pues prácticamente todos fracasaron por su falta de adaptación a un fútbol distinto y por las urgencias que hay en la actualidad para los managers de turnos. Yo creo que, por ejemplo, Harry Redknapp no entendía en absoluto nada de Pavluchenko ni como jugador ni como persona. Así lo único que consiguió en la Premier League fue llenarse de tatuajes. En el tema de Arshavin, aunque es un poco Expediente X, creo que tuvo que ver con la falta de motivación por parte de Arsene Wenger.
Lo curioso es que esto contrasta con lo que fueron los jugadores rusos y ex-soviéticos en los noventa, cuando sí que salieron forzados por la crisis económica en Rusia. Y destacaron, aunque en clubes menores. No en clubes élite. Había jugadores que tenían mucha calidad para los equipos en los que jugaban, caso de Viktor Onopko en el Oviedo, de Mostovoi en el Celta o de Lediakhov en el Sporting. El propio padre de Cheryshev también jugó en el Sporting de Gijón, y en su día era una de las grandes promesas del Dinamo de Moscú. Otro caso es el de Simutenkov, que pasó de ser jugador del año en Rusia a pasar por la Reggiana y el Tenerife. Es muy largo esto. El caso es que yo creo que no se puede confiar en que los jugadores rusos salgan al exterior de cara al Mundial. Y, además, creo que no sería bueno. Mi opinión personal es que hay que reducir el número de extranjeros en Rusia, porque ellos no forman parte de la Comunidad Europea y deberían tener un sentido muy estricto de tres o cuatro jugadores no seleccionables, quizás cambiando el criterio para los jugadores ex-soviéticos. Pero el hecho de llenar equipos como el Dynamo de Moscú, el Krylia Sovetov o el Rostov de jugadores mediocres de Europa Occidental no tiene sentido para el desarrollo del fútbol ruso.
– Me comentabas el tema de que los chicos jóvenes no van cedidos a otros clubes, lo cual no había pensado y es totalmente cierto. ¿Esto es lo que explica la sequía tan brutal de Rusia en categorías inferiores? Estuve mirando datos y la Sub-21 no se clasificó para el último europeo, después de haber perdido los tres partidos en el de 2013. Además, la Sub-20 no se clasifica para un Mundial desde 1995. Y luego las Sub-17 y Sub-19 aparecen de forma muy aislada en los europeos, sin ningún tipo de nexo ni continuidad, desde las últimas décadas. Es decir, más allá de esta generación de 1996 de la que luego hablaremos, aquí hay un problema obvio.
El problema está en el paso al fútbol profesional, sí. En categorías inferiores siempre hay jugadores de buena calidad técnica, pero cuando tienen que ir dando los últimos pasos y tener un desarrollo fisiológico acorde con el fútbol actual… ahí falla. Rusia Sub-21 cae eliminada en Israel 2013 siendo arrasada por todas las selecciones, pero es que Holanda tenía a muchos jugadores jugando ya en el extranjero y casi todos en la Eredivisie, España más de lo mismo, de Alemania qué decir… Aquí hay una relación de causa efecto. Es coherente. Hace un tiempo me puse a mirar cuántos jugadores de esa selección rusa estaban en la RPL… y de los centrales sólo había uno que había jugado diez partidos. Es un problema muy localizado, incluso, en esa posición determinada, donde los gemelos Berezutski e Ignashevich se han perpetuado. Aun así, creo que por la reducción del número de extranjeros y por el boicot que el mundo occidental está realizando a Rusia, con la devaluación del rublo, más el fair play financiero, va a hacer que muchos clubes cambien su proyecto e, involuntariamente, los más jóvenes se beneficiarán. De esto se podrá beneficiar también Slutski, al contrario que Capello, pero fíjate que no es nada planificado.
– Ya entrando en lo que fue esa Rusia en el Europeo Sub-19… es que es una noticia positiva en todos los sentidos. A nivel futbolístico, por perfil de jugadores, por sus condiciones, por su constancia… A mí me gustaron Gasilin, Chernov, Golovin y Sheydayev, por ejemplo. Pero fíjate que, aunque sea por simbolismo, casi me quedaría con la aparición del talentosísimo Mitryuskhin, el portero de esta ilusionante generación. Rusia siempre ha tenido de fama de tener grandes porteros… y en esta Rusia todavía sigue Akinfeev, un portero que se quedó a medias en su evolución y que representa esa devaluación competitiva de la selección. En cambio ahora llega gente como Mitryuskhin, que deben refrescar lo que viene siendo Rusia, aunque evidentemente el Mundial 2018 les llegue muy pronto…
Exacto. La generación del Mundial del 2018 es la anterior, la de Cheyshev o Shatov. Yo aquí señalaría ciertos aspectos que diferencian al fútbol ruso en general de esta generación que sale campeona en el Europeo Sub-17 y subcampeona en el Sub-19. Estos son jugadores con más capacidad de concentración, físicamente más potentes, mucho más intensos, más aplicados y con más rigor táctico, con mayor sacrificio colectivo sin balón… Creo que esta selección, además, no viene de la nada.
En realidad, muchos clubes importantes en Rusia han tenido muy buenos especialistas extranjeros en las categorías inferiores. El sábado salía en Marca un reportaje de Víctor Fernández, actual director de formación en la cantera del Real Madrid, que en su día estuvo cuatro o cinco años en la del Dinamo de Moscú, que ahora ha sacado muy buenos canteranos que están jugando incluso en el primer equipo como Morozov o Tashaev. Mismamente, el CSKA también tuvo un preparador holandés. Y en el caso de Mitryushkin considero que es un portero excepcional bajo palos pero que tampoco domina el área en las acciones de estrategia. Además ha tenido mala suerte porque empezó a ser titular en el Spartak justo antes de que despidieran a Karpin. Ahora necesita un golpe de suerte o irse a un equipo menor.
Y ya que estamos, quiero aprovechar para darle un palo a Slutski. Probablemente termine siendo el seleccionador ruso de cara al Mundial 2018 alguien que en cinco años no ha asentado a ningún canterano en el CSKA. A ninguno. Los que están jugando actualmente (Akinfeev, Dzagoev y Schennikov) son sacados por Valeri Gazzaev, que es un especialista en estas lides como también demostró en Kiev con Yarmolenko. Todo lo contrario, como digo, que Slutski, que está dándole minutos de la basura a Golovin, que de momento casi no cuenta con Chernov y que cortó la progresión de Bazelyuk. Él es un entrenador muy práctico, que no mira a la cantera y que no se va a preocupar de sacar a los jóvenes. Lo ha dicho Shirokov, que es un poco la voz cantante del vestuario: en la selección tienen que estar los que sean los mejores en ese momento, no es un lugar para experimentar ni desarrollar jugadores.
Ya no hay un proyecto para 2018. Capello era el hombre-proyecto.
– Dicho todo esto, retomando lo que es el camino a Rusia 2018 con la parada previa en Francia 2016, ¿eres más optimista con la selección ahora que hace dos meses?
Rusia tiene que aprovechar el Mundial para crecer, y no crecer para el Mundial. Creo que hay una diferencia sustancial respecto a la última selección que hizo un proyecto en torno a su condición de organizadora del Mundial. Ésta fue Corea en 2002, aunque también lo hizo Estados Unidos en 1994. Desarrollaron todo de una manera descarada, creando clubes para generar a los jugadores de la selección y mejorarlos. Dieron un gran salto de calidad, pero a partir de ahí ninguna selección anfitriona ha conseguido su objetivo en un Mundial. Ni Alemania, que fue semifinalista en 2006, ni Sudáfrica que no pasó la fase de grupo, ni Brasil que cayó estrepitosamente en ese famoso 7-1. Por eso no creo que tenga sentido intentar ganar o llegar a semifinales, como ya ha dicho algún «iluminado» en Rusia.
Porque no hemos hablado de esto, pero… ¿cuál es el promedio de aficionados en las gradas en un partido de la Russian Premier League? 12.000. Zenit lleva 20.000 y, probablemente, cuando tenga un nuevo estadio podrá irse a más de 30.000, pero Dinamo y CSKA incluso han reducido la capacidad de sus estadios de lo que estaba proyectado porque no lo iba a llenar. De ahí que yo me conformaría con que Rusia supiera aprovechar su Mundial para crear más afición y que, a partir de ahí, el fútbol ruso pudiera crecer en un plan quinquenal, a medio largo plazo, como se hacía antes. Pensar en ser más competitivos a partir de un entrenador o de introducir ciertas novedades reglamentarias es una ingenuidad.
Lo debe hacer también, claro, pero sobre todo tiene que mirar por el desarrollo de su propio fútbol de una manera no forzada. Así, seguramente, después del Mundial 2018 veremos como Rusia, yo creo, y esto quedará escrito, volverá al calendario anual y dejará el calendario interanual porque lo hicieron puntualmente para poder fichar más y ser una liga más potente a partir de las importaciones. Pero con la recuperación de Europa Occidental y con los resultados que han tenido los grandes clubes rusos, que son los que se oponen al límite de extranjeros más estrictos para poder ser los más competitivos de Europa, creo que se volverá seguramente al calendario anual.
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Referencias:
twitter.com/davai_davai
Jesús 12 octubre, 2015
Una pregunta un poco de historia: el las grandes selecciones de fútbol de la URSS, el grueso de jugadores lo conformaban jugadores de la actual Rusia, o había alguna otra "escuela" que predominara (como sucedía en los 80 con Lituania en el Basket)?