El Celta de Berizzo fue la revelación la campaña pasada, condición que por el espíritu de la supuesta etiqueta ya no podría ser este año. En esta la presumible temporada de su consolidación y sabiendo cuándo es favorito y cuándo no, circunstancia bastante irrelevante al fin y al cabo, es consciente de que puede ganar en cualquier campo de la Liga española, un sentimiento que transmiten los vigueses jugando al fútbol y que añade un valor a su proyecto que no debe templarse. El Celta puede ganar en cualquier campo; atesora esa capacidad. Ayer, tras un primer tramo donde ni salió de su campo, acabó por dominar el encuentro y terminó llevándose los tres puntos del feudo del líder del campeonato.
El Villarreal dejó al Celta pertrechado durante 30′
Marcelino García Toral afrontó tan trepidante choque con una presión alta y de colocación perfecta para hacer del Celta un equipo disperso, sin continuidad con la pelota y sin altura ofensiva para sus mejores hombres. Lo consiguió durante dos tercios de primera mitad.R. Soldado dejó de nuevo una gran imagen Con un ritmo de fútbol más que importante, ante los que el Celta suele responder con fallos de marca, concentración o malos despejes de sus zagueros, el Villarreal no pudo crear ocasiones claras. Sus delanteros y el fantástico momento de Mario Gaspar, llegando por dentro a la velocidad de un atacante, fueron los amarillos más lúcidos, principalmente un Roberto Soldado que está interpretando con delicado acierto el momento en el que buscar el apoyo y darle recepción a los pases de Trigueros o los hombres de banda. A pesar de estar repleto de novedades, el ataque posicional del Villarreal, como explicó su mister recientemente, tiene múltiples recursos.
Detenido el ímpetu de los locales, el Celta necesitó de diez minutos para sumar acercamientos esporádicos con los que comprobar porqué está capacitado para vencer cualquier partido que dispute. Con una recepción, giro y disparo que firmaría el mismo James Rodríguez, Fabián Orellana puso arriba a los suyos, con la puntualidad y determinación de una estrella del campeonato. Conectado el primer gancho, el Celta maduró el encuentro, revertiendo la dinámica del mismo. El Villarreal afrontó una doble inferioridad, pues tras el 0-1, Bailly fue expulsado. Desde ahí hasta el final del encuentro, la recurrente duda rondó al Celta a la hora de gestionar esa ventaja.
Fabián Orellana se inventó un nuevo partido
Augusto, que ya apareció antes para darle soporte y solidez a la medular visitante, fue el principal constructor de una posesión segura que se quedó a medias. El argentino ha asimilado el rol para mezclar el vértigo de los suyos con una mayor pausa y horizontalidad. Sin embargo, sin que repercutiese en pérdidas contraproducentes o numerosas salidas de su rival, no terminó de sellar toda una segunda parte. El paso adelante fue positivo, pues el precedente similar, disputado ante Las Palmas en Balaídos, vio como cedía un empate cuando dominaba por 3-1. Allí, el Celta cayó en la desconcentración, se partió en dos y perdió toda competitividad. Si consiguen asimilar un fútbol de bajas pulsaciones, serán temibles. ¿Tiene jugadores para ello? No parece pero seguro que se darán cuenta de lo que falta en un equipo de herencia bielsista.
@AlexSD98 19 octubre, 2015
Como decís lo volvimos a ver ayer en algunos momentos del encuentro, la poco regularidad de los zagueros que ni el poco nivel, las acciones inexplicables que a veces protagonizan, es la diferencia que puede hacer del Celta un equipo mortal, un equipo de nivel medio.
Si Eduardo quiere mantener este nivel de equipo top 5 en las temporadas siguientes, lo primero que tiene que hacer es blindar de una forma mucho más sólida a su equipo.