Guardiola vive su tercera campaña en el Bayern Munich. Pep, ser expresivo y analizable en base a sus gestos y palabras, comenta entre bambalinas que “reflexiona mucho más en Alemania de lo que lo hacía en Barcelona”. Desde que llegó a Múnich, Guardiola ha estado inmerso en la búsqueda del mejor Bayern. Del más competitivo. Su primera temporada ofreció los momentos más estéticos, típicos de Pep. Fue la de Lahm centrocampista y la explosión de Toni Kroos como pasador. El Bayern, digamos, se disfrazó de Barça y gustó a casi todos hasta que el Real Madrid le partió la cara a contragolpes en la semifinal de Champions. Aquella derrota marcó –y sigue marcando– la visión del proyecto. Fuese verdad o no, la sensación que quedó era que el conjunto bávaro no podía imponerse a los mejores con ese estilo, simple y llanamente, porque sus futbolistas no eran tan virtuosos como para ejecutarlo.
Desde entonces variaron muchas cosas. Toni Kroos y sus pases abandonaron la entidad, mientras que Bastian Schweinsteiger, mito del club en ligera decadencia, partía hacia Manchester tras no entenderse del todo con el libreto de Pep. Por otro lado, Douglas Costa y Arturo Vidal han aterrizado este verano en el pentacampeón continental. Dos fichajes que definen qué quiere ser este nuevo Bayern 2015-16. Guardiola siempre persiguió el sueño de ser “muy Pep” a la hora de elaborar la jugada y “muy Bayern” en el momento de rematarla. Ese complejo equilibrio parece más cerca que nunca de alcanzarse. El catalán cambió (algunos) pases por (varios) centros y la cosa parece pintar mejor.
El Bayern 2015-2016 pretende lograr el sueño de Guardiola: mezclar su esencia con la del club
Cada vez que iniciamos un artículo de Guardiola hay que realizar el mismo matiz: en Pep, constante solo existe el deseo de dominar el juego con la pelota. El resto va y viene, sobre todo en lo que se refiere a nombres, alineaciones y posiciones sobre el campo. Con Guardiola, y dada la extensión de la plantilla que maneja, el Bayern difícilmente tendrá un once titular que aprenderse. Aun así, si existe un futbolista que está resumiendo al cuadro germano en lo que llevamos de año, ese es sin duda Douglas Costa.
A la espera de averiguar hasta cuándo le dura la chispa, los primeros meses de Douglas Costa en el Allianz han sido un acontecimiento. El brasileño pasa por ser el extremo más en forma de Europa, una máquina de desbordar a quien se le ponga por delante. Su aceleración es terrorífica y quiebra cinturas. Prácticamente nadie le ha podido parar.Costa resume el cambio del actual Bayern A nivel táctico, el uso que le ha dado Pep al futbolista resulta revelador: Douglas Costa casi siempre ha jugado en la izquierda, para beneficio de todos. En el ámbito personal, el zurdo participa más cuando encara en ese lado. Recibe más y mejor y acaba centrando con mayor comodidad. El Bayern, por su parte, es ancho gracias a él, y tiene en su regate un arma permanente de la que tirar. En cierto modo, Douglas viene a ser el sucesor de Ribery, esencia junto a Arjen Robben del Bayern más puro. Y si Franck hizo crack a Mario Mandzukic, Costa tiene a figuras rematadoras como Lewandowski o Thomas Müller en los primeros puestos de la Bota de Oro. Resumiendo: el Bayern inicia el juego. El balón llega a Xabi Alonso, que la manda por los aires a Douglas. Regate, centro y gol de Lewandowski o Müller. Estilo Bayern. ¿La cara negativa? En ocasiones, los muniqueses abusan de este tentador recurso. Se quiera o no, generar peligro con “tan poco” crea adicción y malos hábitos. Lo vimos, por ejemplo, en el choque ante el Arsenal en el Emirates, encuentro en el que los alemanes se excedieron en los centros desde la izquierda. En ese sentido, es posible que el ataque organizado del Bayern esté perdiendo algo de complejidad (siempre teniendo muy presente que hablamos de un equipo de Pep Guardiola). Necesitamos más tiempo para terminar de comprobarlo.
Este Bayern busca más el regate y centro desde las bandas que en temporadas anteriores
Este escenario de juego vertical y agresivo ha permitido que, por fin, veamos al auténtico Müller bajo el mando de Pep Guardiola. Sus cifras hasta la fecha asustan (14 goles en 15 partidos), y responden al citado cambio estilístico, sin obviar los muchos minutos en los que Thomas ha ocupado la posición de segundo delantero. No obstante, no está claro que esa vaya a ser la zona asignada para él. Llegamos a otro punto clave del puzzle: la (no) dupla Arturo Vidal-Thiago Alcántara.
Todo el mundo conoce a Arturo Vidal. El chileno es quizás el medio referencia del último lustro en lo que a box to box se refiere. Cuando se supo de su fichaje por el Bayern de Pep, lo primero que nos preguntamos es cómo convivirían el juego posicional y paciente de Guardiola con la movilidad extrema del rey Arturo. El conflicto transcurre por los cauces esperados: Vidal aporta credibilidad al Bayern, pero su mejor versión no acaba de verse. Una posible solución al entuerto la presenciamos en el duelo ante el Wolfsburgo. Tras arrancar por detrás del “9” y no encontrar espacios para moverse, Guardiola bajó a Vidal al doble pivote junto a Alonso, dejando a Müller el puesto de segundo atacante. A partir de ahí, con el Bayern corriendo y siendo más Bayern que nunca, Vidal disfrutó de metros para exhibir su dinamismo.
El sustituido aquella tarde fue Thiago Alcántara, compañero de Alonso en la creación. Es un caso complicado el suyo. El chico avanza en su madurez, dejando atrás poco a poco sus clásicos defectos.Arturo Vidal y/o Thiago; ¿espacio para los dos? Sin embargo, aún no le alcanza para ser dominante en cualquier escenario. Pese a ello, para Guardiola su figura es importante. Thiago contribuye fuertemente a la conservación de la pelota, vistiendo al Bayern de equipo asociativo, algo a lo que Pep nunca renunciará en su búsqueda de ese estilo “mixto” que venimos comentando. El mayor de los Alcántara es centrocampista –y de los buenos–, y Guardiola, que los sigue necesitando, ya no tiene tantos. Así pues, la pregunta es la siguiente: ¿cómo pueden cohabitar el mejor Vidal y Thiago? Ante el Arsenal, Guardiola los colocó muy abiertos, prácticamente a la misma altura sobre el campo pero muy separados entre sí, para que tuvieran espacios. No funcionó. Ambos parecieron ahogados en sus sectores. Especialmente Vidal, que es quien tiene el problema real. De su rol de mediapunta, el Bayern saca una pieza defensiva de primer nivel. Poco, tratándose de una figura de la dimensión del internacional por Chile.
En general, la mayoría de futbolistas han incrementado su nivel en la presente temporada
El caso de Vidal representa el único lunar de un colectivo cuyos ajustes, en general, han elevado el rendimiento individual. Son los casos de Lewandowski (quizás el ariete del momento) y, sobre todo, Gotze. Este Bayern nada tiene que ver con el Borussia Dortmund de Klopp, claro está, pero el hecho de realizar ataques ligeramente menos elaborados ha servido para que Mario ofreciera su mejor cara desde que firmó por el Bayern. El listón estaba bajo, cierto, pero debe reflejarse que, incluso actuando por banda, Gotze fue útil para Pep. Su grave lesión ha llegado en el peor momento.
Por último, sobre el horizonte del Bayern vuelve a asomar un nubarrón peligroso: El excesivo peso de Xabi Alonso en su engranaje. La historia es cíclica: Alonso es medio Bayern, y ahora que el conjunto ha ganado un segundo de velocidad en su fútbol, más. Xabi es, a día de hoy, el lanzador de muchos ataques. Sin ir más lejos, el que conecta con Douglas Costa casi siempre es él. Tras un inicio de temporada flojísimo en el que parecía que se nos iba, Alonso vuelve a estar bien, pero su edad nos obliga a preguntarnos cómo responderá su cuerpo ante nueve meses de este, muy entre comillas, nuevo Bayern vertical y menos pausado. Noches como la del martes ante el Arsenal demuestran que le tocará sufrir.
A la espera del impacto que pueda tener Robben en la idea desarrollada (debería ser positivo, aunque Arjen es impredecible), la realidad es que este parece el Bayern más coherente de la era Guardiola. Su plantel está formado por excelsos regateadores (ojito a Kingsley Coman), laterales profundos y algunos de los mejores rematadores del mundo. Pep lo sabe y lo aprovecha, sin renunciar a un esquema táctico que le otorga la posesión del balón allá donde juegue. Poco a poco va quedando atrás el recuerdo de su Barça perfecto. Ya nadie sueña con una reedición imposible de aquel milagro. Este Bayern, como todos, tiene defectos y puede ganar o perder. Lo único seguro es que volverá a competir por todo.
DavidBoto 28 octubre, 2015
Este "nuevo" Bayern de Pep parece estructuralmente más competitivo que el de años anteriores. Aunque es cierto que quizás esta temporada desarrolle ataque estáticos más "simples" (balón a banda y centro lateral) creo que defensivamente compensa. Leyendo "Herr Pep" de Martí Perarnau uno descubre que una de las mayores preocupaciones de Pep a la hora de plantear cualquier partido es la transición ataque-defensa y las vigilancias defensivas. Le obsesiona el asunto, e imagino que después de aquel 0-4 contra el Real Madrid aún más.
Teniendo un regateador como Douglas Costa y dos rematadores tan sumamente buenos como Muller y Lewandowsky creo que es inteligente potenciar ese tipo de jugadas. No solo por el peligro que generan sino por la segunda jugada. Y es que cuando tienes dos "bichos" como Thomas y Robert y eres central, los despejes siempre suelen ser forzados. Si gestionas bien la segunda jugada y colocas bien a tus piezas para ganar la segunda jugada, terminas marcando aunque solo sea por insistencia. Porque si empotras al rival contra su portería, lo fuerzas a hacer malos despejes y ganas los rechazos, el rival no tiene como salir. Y centrales como Boateng o Benatia son buenos anticipando y soltándola, pero no tanto cuando tienen que correr hacia su portería.
Con el recurso Alonso-Costa-Muller el Bayern se salta toda la problemática de la salida de balón y las pérdidas en campo propio. Tan solo se necesita encontrar a Xabi, que este envíe en largo a Douglas con esos desplazamientos teledirigidos y a partir de ahí la jugada "sale sola". Y seguramente las piezas de Pep de su plantilla pueden encontrarse más cómodas así que obligadas a un juego posicional que ni dominan ni es sencillo de aprender.
P.D: Pep ha comentado alguna vez que en la semifinal que pierde frente al Chelsea de Di Matteo (la no remontada en el Camp Nou) cometió el mismo error que frente al Inter de Mou: su Barça no dominó la segunda jugada. Cada vez que se mandaba un balón a banda y había un centro que Cahill e Ivanovic despejaban con facilidad, sus interiores no estaban colocados de modo que se pudiese presionar adecuadamente bien a los londinenses, estos pudieron salir de su campo y eso les restó ritmo de ataque para embotellarlos (aún más). Eso, y Petr Cech.