Andrea Pirlo fue la primera piedra de un castillo que, durante tres años, resultó inexpugnable. La Juventus de Turín vagaba con más pena que gloria en la Serie A desde su regreso a la categoría en 2007, y la llegada de Antonio Conte cambió el curso de los acontecimientos. Las tres temporadas posteriores a aquel verano de 2011 devolvieron a la Vecchia Signora al lugar al que, por historia, merecía. Conte le dio las llaves a Andrea Pirlo, que decidía quién entraba, quién salía, y a qué hora regresaba. Incluso para Massimiliano Allegri, uno de los señalados porque el genio de Brescia dejase de vestir de rossonero, Andrea era innegociable, y fue de la partida en Berlín, aunque sus sensaciones en cuanto a ritmo estaban muy alejadas de lo necesario para poder competir en una final de la Copa de Europa. Si la Juventus 2011-2014 estuvo construida para Pirlo, tres fueron sus puentes más importantes hacia la competitividad. Uno se encargaba de compensar su fragilidad defensiva, y estaba compuesto por Buffon, Barzagli, Bonucci y Chiellini. El segundo lo hacía con su falta de dinamismo y capacidad para presionar: Arturo Vidal. Mientras que el tercero era la puerta hacia el gol: Carlos Tévez.
Pese a que siga Massimiliano Allegri, la Juventus inicia una nueva etapa en su proyecto.
Las salidas de Pirlo, Vidal y Tévez en un mismo verano están resultando tan dramáticas como cabía esperar en el momento en el que se produjeron. Ya no es solo un tema de reducción de calidad, algo que, evidentemente, condiciona muchísimo la forma de obtener resultados, si no de algo incluso más grave: la Juventus ha perdido su sistema de juego, y todavía no ha encontrado uno nuevo. Sin duda esta circunstancia está marcando el arranque de temporada del conjunto bianconero. Es cierto que el mercado del club ha sido cuantioso, pero también lo es que no se han sustituido tres jugadores -dos si excluimos a Pirlo- nivel élite por otros de su altura. Han llegado futbolistas que a priori deberían terminar conformando un plan de juego que sirva para seguir a la cabeza del fútbol italiano, y es que acometer a la par los fichajes de Khedira, Alex Sandro, Dybala o Mandzukic, entre otros, son operaciones prácticamente inalcanzables para cualquier club de la Serie A en la actualidad. Sin embargo, esta Juve ha comenzado el campeonato local con cinco puntos de 18 posibles, y la única alegría hasta el momento ha sido la victoria en el Etihad Stadium en la jornada inaugural de la Liga de Campeones.
La Juve hizo un gran partido en el Etihad por el contexto tácticoFue en Manchester donde hay que detenerse para entender qué le está ocurriendo a esta Juventus. Contra los de Pellegrini, Allegri sí consiguió situaciones de ventaja de forma constante, aunque esto también tuvo bastante que ver con el tipo de rival que había enfrente. Por supuesto, pudo haber mucho en ese partido de convicción, y los italianos pudieron recoger el eco de la confianza que supuso su bestial participación en la edición anterior de la Liga de Campeones, aunque también hubo bastante contenido a nivel de juego. La Juventus salió con un 4-5-1 sin presionar la salida rival, con Cuadrado y Morata, los hombres de banda, marcando a unos laterales rivales que ya sabemos que en el Manchester City ganan altura con continuidad, y tres centrocampistas en línea en zonas interiores (Lemina, Hernanes y Pogba) que abarcaban bastantes metros, impidiendo que se filtrasen pelotas a los poderosos atacantes skyblues. La Juventus cortó muchos pases a partir de ese posicionamiento defensivo, y luego encontró una ventaja enorme para correr. Sin los laterales en su sitio y con Yaya Touré como pivote derecho, Morata y Pogba, a partir de sus conducciones, podían llegar a campo rival con el panorama aclarado. No había demasiados obstáculos y se podía finalizar la jugada.
La Juventus visitaba con muchísimas dudas a un Manchester City que arrasaba en el campeonato local, y de repente se encontró con un triunfo de tronío que, quizá, la haya confundido en los partidos posteriores. Los problemas antes del viaje a Inglaterra eran varios, pero a nivel estructural, dos fueron los más importantes, y de una forma u otra quedaron de manifiesto en las tres primeras jornadas de Serie A. El primero de ellos estaba relacionado con la salida de balón, donde Padoin naufragaba como pivote. La Juventus no era capaz de sortear una presión agresiva -se vio de forma más evidente en la visita a Roma-, pero tampoco creaba ventajas en situaciones donde el rival tenía una actitud más pasiva, caso de los encuentros frente a Udinese y Chievo Verona. El segundo de los problemas tenia que ver con la profundidad. Con un Morata lesionado, la pareja Dybala – Manduzkic no ofrecía movimientos verticales demasiado largos, ni estiraba al equipo a partir de una conducción. Eso provocó que si la Juventus no conseguía robar de forma constante en campo rival -algo que no ocurría puesto que ese primer problema en la salida llevaba a un mal posicionamiento para acometer una posible recuperación a gran altura-, su pareja de puntas quedase infrautilizada durante demasiados minutos del partido. El Etihad, conduciendo con Pogba, Morata y en ocasiones Cuadrado, ocultó esos problemas. Por un lado, no hacía falta una salida limpia porque la ventaja atacante surgía a partir del posicionamiento defensivo y de las lagunas del rival tras perder el balón, mientras que la naturaleza de los tres hombres citados significaba poder ganar metros.
La victoria del Manchester City no ha tenido continuidad en la Serie A.
A la Juventus le está costando atacar si no le conceden espaciosTras Manchester, la Juventus ha repetido planteamiento frente a Genoa y Frosinone, y a pesar de vencer en el Luigi Ferraris, las sensaciones no han sido en absoluto positivas. Lo más sorprendente de todo fue la primera parte frente al modestísimo Frosinone, donde el equipo colocaba al bloque en una situación muy similar al Etihad. La diferencia, claro, tenía que ver con que enfrente había un rival que dejaba siempre entre seis y ocho hombres por detrás de la pelota, y el intento de transición rápida chocaba con un bloque defensivo que robaba el balón y procedía a contraatacar. Es decir, el primer tiempo frente al Frosinone en el Juventus Stadium no tuvo ningún tipo de control. Era evidente que Allegri no podía construir algo sólido con el planteamiento de Manchester como modelo, y al descanso pasó al clásico 3-5-2 que sí ofreció una fase de juego más o menos estable. Desde luego, mucho más de lo visto hasta el momento. La Juve clavó a Cuadrado y Alex Sandro en las bandas, juntó a Dybala y Zaza en la delantera, y al menos, a partir de las recepciones y desbordes de sus dos hombres de banda, conseguía juntar el bloque arriba y que los centrales exteriores (Barzagli y Chiellini) robasen la pelota en campo rival, con Bonucci ejerciendo de líbero. Quizá fue el empate sobre la bocina lo que hizo a Allegri dudar y no mantener esa idea en su visita a Nápoles del pasado fin de semana, donde el equipo volvió a pecar de indeterminación y cayó frente a un Napoli con las ideas mucho más claras.
La carencia de rumbo en su sistema de juego permite, por tanto, hablar de una Juventus muy indeterminada. Pero esto también tiene que ver, claro, con muchos nombres propios, y de hecho, lo único que queda claro hasta el momento es que Bonucci, Chiellini y Buffon son innegociables. Se espera la inclusión de dos hombres que deben de ser, sí o sí, decisivos, como Marchisio y Khedira, y a partir de ellos quizá la Juve pueda recuperar dinamismo y capacidad de recuperar el balón en campo rival. Se espera también a Pogba, que está haciendo un arranque de campeonato realmente pobre. De hecho, el medio campo ahora mismo supone un quebradero de cabeza para Allegri, porque ni Padoin -muy superado-, ni Lemina -un centrocampista más bien para suplir la baja de Vidal, con bastante recorrido en ataque y en defensa-, ni Hernanes, están funcionando en esa posición de pivote. El técnico toscano está insistiendo con el brasileño, pero es una posición que requiere más que habilidad con la pelota o capacidad de desplazamiento. El puesto exige una tensión de la que Hernanes carece, ya que no es lo mismo perder un pase si tienes a todo el equipo detrás, que si eres uno de los últimos hombres, como le ocurrió en el 2-0 de Higuaín el pasado fin de semana. Y por último, se espera también un ataque que se asiente. La lesión de Mandzukic ha cortado con ese Cuadrado – Morata – Mandukic que parecía ir cogiendo forma, y habrá que dar tiempo a Dybala -su atacante con más capacidad para asociarse y compensar la pérdida de Tévez en los movimientos de apoyo- y Zaza -un punta con una enorme capacidad de ruptura, muy importante si Morata no está disponible-. De hecho, se puede decir que a nivel individual, la única noticia realmente positiva de la Juventus en este arranque de curso es Cuadrado, principalmente por el motivo de que es el más capacitado para generar ventajas sin necesitar de un sistema de juego estable. La Juventus no tiene un problema de dibujo, sino de falta de definición de un plan de juego: ¿Cómo y con quién salir? ¿presionar al rival? ¿dónde quiere robar la pelota y a qué velocidad pretende atacar después?. Son cuestiones básicas que Allegri debe de resolver con presteza porque el tiempo en el fútbol vuela y los rivales no se detienen.
hola1 30 septiembre, 2015
Yo sigo muy tranquilo con esta Juve, sobretodo para la Champions. Creo que seran un hueso muy duro de roer.
En el Calcio creo que se estan alejando, pero hay que recordar que Napoli,Roma y compañia son muy irregulares.