Hablar como se habló de leyendas de la portería como Gordon Banks o Peter Shilton resultó excesivo, pero lo cierto es que, cuando apareció en 2007, Joe Hart parecía tenerlo todo para marcar su propia época en el fútbol británico. Era realmente joven, físicamente resultaba perfecto, tenía unos reflejos muy vistosos y, además, su aparición llegó en un momento en el que Inglaterra estaba sedienta de porteros que al menos «no se metieran las pelotas que iban fuera». De hecho, varias acciones de este calibre de Robert Green y David James le dieron la titularidad en la selección tras el Mundial de 2010. Entonces Joe tenía 23 años, ya era todo un fijo en el ascendente Manchester City y la lógica parecía indicar que, a poco tardar, elevaría definitivamente su nivel.
Su evolución se ha estancadoPero no ha sido así. Es más, ni siquiera ha estado cerca. Sus virtudes siguen estando presentes y, de vez en cuando, demasiado de vez en cuando, le valen para completar actuaciones sonadas como la de la pasada Champions ante Leo Messi. Pero más allá de picos puntuales, los cuales ya tenía en sus inicios, Joe Hart no ha evolucionado. No ha crecido. No ha madurado. Es decir, en 2015 no es más de lo que era en 2010. Sigue mostrándose inseguro por arriba, colocando mal las manos, dejando muchos rechazos y posicionándose de manera deficiente. Aspectos, en definitiva, que lastran lo que era uno de los proyectos de portero más interesantes de todo el fútbol europeo.
Aun con todo, sigue siendo titular en City e Inglaterra.
Su destino le llamaba a competir con Manuel Neuer, David de Gea y Hugo Lloris, tres guardametas con virtudes y problemas similares en sus potentes inicios. Pero mientras los dos primeros crecieron hasta corregir sus obvias imperfecciones, Joe Hart se quedó detenido en prácticamente el mismo punto como el quebradizo arquero francés.
Sin embargo, en todo este tiempo su status se ha mantenido sin más sobresalto que el «momento Pantilimon». Un hecho que no hace si no mostrar dos realidades que, quizás, tengan una conexión bastante directa. Por un lado, que el talento del primer y único Hart era de verdad. Por el otro, que la competencia en la portería inglesa sigue al nivel de hace unos años. Sobre este tema habrá que hablar largo y tendido llegado su momento, pero el hecho de que sólo haya cuatro porteros ingleses en la Premier League no le viene bien a nadie. Ni siquiera al propio Joe Hart, el meta que sin discusión ni competencia alguna ocupará esta noche ante San Marino la portería de «The Three Lions» por quincuagésimo tercera vez en su carrera.
@jzubieta9 5 septiembre, 2015
Interesante columna. Quizá se pueda explicar como falta de liderazgo, porque es curioso que el City y la Selección Inglesa padezcan de los mismos males en teoría. No han demostrado competitividad aun contando con argumentos para ello. Será que los proyectos se llevan de manera equivocada y arrastran a los jugadores o mas bien que jugadores de este corte son los que lastran los proyectos?