– Yo diría que todo empezó con Manuel Pellegrini, ¿no te parece?
– Hombre, en gran medida sí. Pero se puede echar la vista más atrás, Punta Dinámico y Habilidoso. Fíjate que el Villarreal ya trabajaba un 4-4-2 de corte asociativo con Paquito y Benito Floro. Es más, el uso de la doble punta puede rastrearse incluso hasta Víctor Múñoz, en los inicios del club en Primera. ¿Qué me dices de Gica Craioveanu? Este era uno de los tuyos, un delantero con gol y mucha calidad con el balón en los pies. Los metía de todos los colores y se entendía bien con Moisés García León y Manolo Alfaro, sus primeras parejas en el submarino.
– Sí, eso es cierto, Nueve Alto y Fuertote. Gica Craioveanu era todo un delantero de culto de aquellos años. De hecho, tras el segundo ascenso del Villarreal, el rumano seguía siendo un futbolista importante en el equipo, aunque más bien desde el banco. Pero es que el año 2000 llegó uno de tus grandes ídolos…
– ¡Martín Palermo, qué locura de fichaje! Nadie se lo esperaba, eh. En ese momento era la gran sensación del fútbol argentino y llegaba a un club que ya se estaba granjeando buena fama pero que, vamos a ver, no dejaba de ser una institución pequeñita que todavía no había despuntado. Luego el ex de Boca no tuvo la continuidad esperada, por culpa de esa grave lesión. Pero estuvo tres años, metió unos cuantos goles y a su alrededor brillaron otros puntas autóctonos. ¿Te acuerdas de Víctor? Víctor Fernández, este sí que era pequeñito. Pero qué delantero tan productivo. Vaya, es que en el Villarreal de Víctor Muñoz las cifras importantes las ponía él.
Craioveanu y Palermo fueron los primeros grandes delanteros del Villarreal CF en Primera división.
– Era un diablo. Javier Calleja fue otro punta amarillo muy reconocible de esos años. Y Antonio Guayre, que luego se apagó un poco pero su irrupción en el fútbol español fue muy sugerente. Digamos que Martín Palermo era el nueve de referencia del proyecto y a su alrededor revoloteaban otros delanteros más ligeros, más de los míos. Aunque ojo, por la delantera del Villarreal también pasó Juan Antonio Pizzi, con un perfil más enfocado al remate. Esa es una de las claves del éxito del club valenciano, supongo: sus planificaciones conforman plantillas completas y adecuadas.
– Esto está claro, Punta Dinámico y Habilidoso. Y se anticipan a las necesidades del equipo, como por ejemplo la de renovar la delantera pasados los años. ¡Y con los atacantes esta gente acierta muchísimo! Fíjate que en un primer momento las apuestas por Antonio de Nigris y Carlos Aranda no terminaron de cuajar, pero es que para la temporada 2003-04 el Villarreal añadió los fichajes de José Mari Romero y Sonny Anderson a la rutilante incorporación de Juan Román Riquelme. Tela.
– Sí. Eso fue antes de la llegada de Manuel Pellegrini,José Mari y Anderson, el nuevo listón amarillo pero ahí ya se observa un punto de inflexión en las aspiraciones del club. Y su buen ojo para incorporar delanteros de muy buen rendimiento. El sevillano era un futbolista controvertido, que no terminaba de realizarse, y el brasileño todo un veterano en su último servicio… pero el caso es que eran dos futbolistas de mucha calidad. ¡Y funcionaron! Entre ambos sumaron 30 goles ese primer año pese a que los viejos rockeros de la plantilla cubrían una generosa cuota de minutos en la delantera amarilla. No era mala base para el desembarco del «ingeniero», Nueve Alto y Fuertote.
– Para nada, para nada. Pero es que con Manuel Pellegrini también llegó Diego Forlán, que en Manchester no había brillado pero sí lo haría en la Plana. ¿Te acuerdas? Su pareja con José Mari fue el primer gran dueto de una era prodigiosa para el club amarillo. Fíjate que el uruguayo no era, por entonces, ese segundo punta de fútbol tan peculiar que conoceríamos años más tarde. En el Villarreal su juego era menos sofisticado pero sus piernas estaban mucho más frescas. Él era el que aportaba ruptura a la delantera del submarino. ¡Y en su primer año se partió la Bota de Oro con Thierry Henry!
– Y la pareja tuvo continuidad, ¿eh? Pero luego, poco a poco, Guille Franco fue ganándole el sitio a José Mari. El mexicano era un delantero centro de referencia, prototípico y entregado, y su fútbol más fijo en la proa del ataque casó bien con la creciente querencia de Diego Forlán por el espacio de entre líneas. Entre unos y otros la cosa funcionaba tan bien que Jon Dahl Tomasson, muy prestigioso en ese momento, tuvo muy pocas opciones de reivindicarse.
– A todo esto, Forlán, Nihat, G. Rossi… nunca faltaba calidaduna grave lesión había impedido a Nihat Khaveci, el fichaje estrella de la temporada 2006-07, presentar su propia candidatura al once titular. La verdad es que el nuevo Diego Forlán pudo haber casado muy bien con la bala llegada de la Real Sociedad. Pero apenas coincidieron: el uruguayo se fue al Atlético de Madrid la temporada siguiente y el turco -¡que vaya si se recuperó!- hizo pareja con Giuseppe Rossi. Que no era poca cosa, ojo. Además, el fútbol del italiano también se desplegaba a varias alturas.
– Sí, sí. Eran delanteros distintos pero ambos compartían movilidad y variedad de recursos. Digamos que no era la típica pareja que formaríamos tú y yo, sino una mezcla más ligera y versátil. En realidad, este sería el sello más habitual en el submarino amarillo a pesar de que con Joseba Llorente, un delantero más alto y enfocado al último movimiento en el área, se recuperaría un dueto de corte más clásico con el propio Giuseppe Rossi. Y vaya, todavía andaba Guille Franco en la recámara. Y Xisco Nadal, que había debutado muy jovencito, aguardaba un turno que nunca llegaría.
– Es lo que tú dices: las parejas de puntas dinámicos son un sello clarísimo del Villarreal moderno. El corpulento Josmer Altidore no arraigó y ya con Ernesto Valverde y Juan Carlos Garrido en el banquillo la nueva irrupción en la delantera del submarino sería la de Nilmar da Silva. ¡Qué velocidad! Cómo nos gustaba el brasileño. Y también estaba Marco Ruben, que tenía cositas aunque nunca terminó de asentarse. De hecho, no es de extrañar que la falta de continuidad de estos delanteros, entre las lesiones de unos y los baches de otros, marcara el inesperado descenso del Villarreal a Segunda el verano de 2012.
El club valenciano afronta esta temporada tras renovar por completo su exitosa nómina de delanteros.
– Pero regresaron a la primera oportunidad, ¡y de qué manera! Ikechukwu Uche, uno de esos delanteros tan del Villarreal, de los que tienen un poco de todo y mucho de fútbol, fue un hombre clave en el ascenso y posterior asentamiento en Primera del equipo de Marcelino García Toral. Le acompañó Jeremy Perbet en la categoría de plata pero ya por entonces llamaban la atención los minutos del pequeño y raudo Jonathan Pereira, que luego mantendría su rol de reserva con el fastuoso regreso de Gio Dos Santos al fútbol español.
– Y con el mexicano volvieron a las andadas. Desde entonces el Villarreal ha ido formando distintas parejas con delanteros de corte ágil y habilidoso. El fútbol tan agresivo y consistente de Luciano Vietto nos dejó con la boca abierta la temporada pasada, pero es que por ahí andaban también el joven Gerard Moreno, un producto tan de la casa, y el costarricense Joel Campbell, que estuvo espectacular en la Copa del Mundo.
– Y ahora… es curioso, ¡pero es que ya no queda ninguno de estos! Oye, tronco, con franqueza: ¿tú cómo ves lo de Soldado, Leo Baptistao, Adrián y compañía? ¿Crees que volverán a hacerlo otra vez?
– Parece complicado, tapón. Además, luego está el Bakambu este, que no lo conoce nadie. Ya sería estirar mucho el tema que la cosa saliera bien…
kikamen 26 septiembre, 2015
Jajajajajaja he tardado unos cuantos párrafos en darme cuenta de que "Nueve Alto y Fuertote" y "Punta Dinámico y Habilidoso" eran los nombres de los interlocutores, ya me extrañaba a mí algo…
Madre mía, Craioveanu, Víctor Fdez., Guayre… qué recuerdos. Y por supuesto Palermo. Recuerdo cómo se me ponían los pelos de punta al ver cómo le caía la valla encima de la pierna… Una lástima. Un Palermo que por cierto venía de destrozar al Madrid en la Intercontinental con un doblete.