En la temporada 2013/14, el joven James Rodríguez completó una progresión meteórica en las filas del AS Monaco. La había comenzado dando síntomas de inmadurez, hasta el punto de que acabó perdiendo la titularidad en las primeras jornadas de la Ligue 1, pero luego la recuperaría y, no contento con ello, exigiría a base de fútbol incluso una modificación del sistema en beneficio de su perfil. Pues ni aun así, ni siquiera tras esa evolución, su nivel pareció como para que el Madrid -entonces campeón de Europa- le hiciera hueco en su once. Con lo enseñado en Francia o antes en Portugal, no bastaría.
La continuación de la historia de James ya se conoce, se adaptó a una posición en la que jamás se había desenvuelto y rindió como nunca se le había visto. Y viene al caso porque, aunque cada crío es un mundo, de algún modo debe encontrarse la humildad para intentar comprender la llegada de Anthony Martial al Manchester United de Louis Van Gaal.
Martial es un delantero centro que puede jugar en la izquierda.
Sus cifras no son nada altasMartial es un atacante de 19 años que se presenta como delantero centro y es capaz de jugar en cualquiera de las dos bandas, sobre todo en la izquierda, que es la que le permite encarar la portería con su pie bueno, que es el diestro. Al igual que ocurriese con su ex-compañero James, Martial también experimentó un gran crecimiento en su último año en Monaco, aunque tanto su punto de inicio como el desarrollo en sí fueron mucho más modestos que los del cafetero merengue. El presente de Anthony es menos rotundo, se trata de un ariete que, en 35 partidos, apenas sumó 9 goles y 3 asistencias. No son cifras de crack. Así, analicemos su potencial o más que eso, la utilidad que podría tener para su míster.
Es muy valiente: siempre está intentando marcar diferencias.
Martial localizó su última mejoría en su juego de cara a portería. En concreto, en las conducciones y los regates. Aunque desde el día de su debut fuera capaz de dejar un par de estampidas por partido de enorme impacto, la sensación de descontrol y aleatoriedad ensuciaba sus acometidas. Martial empezaba a correr con la pelota, se iba derecho a por su rival y de ahí podía salir cualquier cosa. La más probable, una falta en ataque. Confiaba demasiado en su potencia, tan similar a la de George Weah. Sin embargo, la élite está sembrada de defensas que se atreven a no quitarse de en medio, y el chico hubo de aprender poco a poco cómo esquivarlos. A día de hoy, aunque no se le pueda considerar un driblador puro, sí se le debe destacar como una seria amenaza de desborde. Primero, porque ha pulido -que no perfeccionado- su técnica; segundo, porque su movimiento de ataque básico tira más de la fuerza que de la habilidad: empieza como un «9», cae a la banda izquierda, saca al central de posición y se lo lleva por piernas. Lo repite mucho. Ese es su otro gran bastón: la insistencia. Martial ataca sin pausas, durante los 90 minutos, a máxima intensidad.
Adaptado al Manchester United, la lectura se difumina. Van Gaal está empleando un 4-2-3-1 que hasta ahora ha mostrado dos constantes y dos variables: las constantes, Mata en la derecha y Rooney de ariete; las variables, el enganche (Januzaj o Depay) y el extremo izquierdo (Depay o Young). Pero, ¿por qué ha sido Wayne el delantero centro, por tratarse de una decisión fija del proyecto o porque no había otro?
Su puesto dependerá del papel de Rooney en este proyecto.
Si Rooney y Van Gaal consensúan bajar su posición a la mediapunta, la adaptación táctica será coser y cantar. Martial ocupará la punta y caerá a la izquierda y, mientras, entre Depay y Rooney alternarán la llegada al área con el juego entre líneas. ¿Problema? Que habría de esperar una explosión goleadora en Martial que no es fácil de predecir. No se le observan grandes movimientos de área ni un especial instinto para los rebotes. Aunque también ha de decirse que no hay muchos chavales de 19 años que atesoren dichas virtudes. Por otro lado, de imponerse esta disposición, el francés pondría sobre la mesa uno de sus avales principales: el juego de espaldas a portería. Es realmente buenísimo. La prueba más reciente, su encuentro frente al Paris Saint-Germain el domingo pasado.
Como extremo izquierdo, quizá encontraría algún problema.
¿Y si lo de Rooney como ariete forma parte básica del plan? El tema se complicaría. Como segunda punta, en teoría, tendría menos sentido que las alternativas. Es una posición que exige mayor participación asociativa y el francés va bastante corto en ese aspecto. Además, su juego sin balón tampoco se halla tan desarrollado como para poder potenciar el sistema en base a desmarques desde ahí. De igual modo, tampoco como extremo ofrecería grandes garantías. El motivo ya se expuso antes: desborda por potencia, lo cual hace que sus víctimas potenciales sean los centrales que salen de su zona, no los laterales especializados en la banda. Y todo esto asumiendo que, a causa de la magnitud de la inversión, Martial será titular. Si el fichaje hubiera sido menos opulento, daríamos por sentado que empezaría el curso en el banquillo.
La operación Martial es uno de esos movimientos que exigen un acto de confianza que, por otro lado, está del todo fundamentado, porque el destinatario de la misma es Louis Van Gaal, contrastado hombre de fútbol y destacado descubridor de promesas. El holandés cree haber descubierto un mirlo; dadas las circunstancias, parece obvio que Van Gaal ha notado algo que se excede de lo patente, algo que pocos más han percibido, algo que puede convertir al joven Anthony en uno de los mejores futbolistas del planeta a corto o medio plazo. Pronto sabremos qué.
SrX 1 septiembre, 2015
Van Gaal normalmente ha destacado más por descubrir diamantes en bruto en el propio plantel o cantera que por ficharlos de fuera. La lista de jugadores que han pegado un salto a cracks mundiales con Van Gaal es larguísima, pero cuántos de ellos han sido fichados?