El VFL Wolfsburgo se llevó la Supercopa de Alemania tras derrotar al FC Bayern Múnich en la tanda de penaltis, a la que se llegó tras empatar a un gol al término de los 90 minutos comunes. El partido se disputó a un ritmo destacado considerando que apenas ha comenzado el mes de agosto, se caracterizó por los cuatro esquemas distintos -ninguno de ellos completo– que empleó Guardiola y presentó de manera oficial al nuevo recurso bávaro: Douglas Costa.
Costa estuvo realmente finoDouglas Costa actuó como extremo izquierdo puro en todos los dibujos utilizados ayer por Pep, lo que le convirtió, con Alonso y los centrales, en la única constante del equipo. Funcionalmente, su tarea fundamental consistió en desbordar, en superar a su marca (Vierinha) y exigir que el central o el pivote de ese lado del Wolfsburgo (Naldo o Guilavogui) saliera de posición y dejase espacios por dentro. Y siendo francos, bien pudo ser el brasileño el futbolista que mejor cumpliese la tarea que se le asignó. Cada vez que recibió con tiempo y espacio, sembró el pánico gracias a su uno contra uno. El tanto de Robben, un ejemplo.
David Alaba no encontró espacio para pesar en el ataque bávaro.
Más allá de su aporte directo, también colaboró en una tendencia subyacente que podría repetirse igual cuando Ribéry se recupere y, si lo hace bien y Guardiola decide en su favor, ocupe su lugar en el once. Se trató del rol, y más concretamente de la altura en el campo del rival, que adquirió el interior izquierdo del Bayern Múnich, que al principio fue Thiago y luego fue Vidal. Ambos jugaron muy, muy adelantados, de hecho sobre todo el hispano-brasileño, desempeñando funciones ofensivas y de presión; lo cual encaja como anillo al dedo con el perfil del chileno, que no deja de ser el fichaje estrella. A Thiago también le vendría bien, porque siempre ha sido más fiable desequilibrando en la frontal del área que dirigiendo al equipo, pero aquí sí habría un conflicto, ya que el futbolista prefiere lo segundo. En cualquier caso, el conflicto fundamental residiría en Alaba, que es más importante porque es un fenómeno consolidado, seguro y dominante. Alaba no hizo nada, no pesó nada, no transmitió nada. Para permitir que Vidal o Thiago estuvieran muy arriba, Douglas Costa, sin abandonar la banda, bajaba hasta la línea divisoria para recoger el balón -a esto nos referíamos con que Ribéry también puede desempeñar este papel-, lo cual dejaba a Alaba sin espacios para ir hacia delante. Pero la campaña ni siquiera ha empezado, más tiempo no puede quedar, queda todo, y sabemos que Guardiola no permitirá -o que intentará no permitir- que Alaba deje de rendir como lo que ya demostró ser: uno de los mejores futbolistas de Europa.
Abel Rojas 2 agosto, 2015
A propósito, pretemporada y tal, pero el Bayern Múnich sigue adoleciendo del defecto que se le presumió a los equipos de Guardiola en cuanto dejó de tener a Xavi: pierde demasiados balones comprometidos en salida de balón. A menudo dos o tres por encuentro. Es regalar peligro. Pero bueno, sabemos que esto seguirá siendo así. No hay ningún centrocampista director que no la pierda nunca y para Guardiola es imprescindible apurar muchas veces saliendo desde atrás.
Pero no por sabido deja de hacer del Bayern Múnich un equipo peor de lo que podría ser.