1- MESÍAS.
«En todas partes y en todas épocas los conductores de hombres son prometedores de paraísos». (El árbol de la ciencia. Pío Baroja).
Mesías deriva del vocablo hebreo mashiah, que significa “ungido”. Es este un concepto que está presente en las tres principales religiones monoteístas del mundo (judaísmo, cristianismo e islam), pero cuyo origen puede trazarse hasta los mismos inicios de la cultura humana.
En el primer milenio antes de Cristo, el zoroastrismo, antiguo culto persa de influencia capital en la tradición occidental abrahámica y en la oriental dhármica, ya incluía a un enviado de los cielos, Saoshyans, que habría de liderar la lucha contra la oscuridad. En la tradición hebrea, el mesías es un liberador que conducirá al pueblo judío a un nuevo reino, a la tierra prometida. Para los cristianos, el mesías es Jesús, el hijo de Dios en la tierra, un mártir que perecerá para expiar los pecados del hombre. El islam espera la venida de un profeta renovador y unificador de los pueblos. Son, entonces, los rasgos comunes del mesías los de una figura heroica, elegida por Dios o incluso de naturaleza divina, que precipita un cambio de régimen, una renovación que conducirá a los creyentes a un mundo mejor. El mesías es un salvador y también un pastor de hombres, un líder. Casi siempre, un mártir, cuya influencia no termina con la muerte, sino que su obra no está completa hasta que no trasciende la frontera de la tumba.
El cómic de superhéroes se ha inspirado desde siempre en los mitos clásicos, y por lo tanto, no es de extrañar que también haya dado nueva forma a los milenarios conceptos presentes en las distintas Los superhéroes se han alimentado de los mitos y las religionesreligiones. Además de criaturas superpoderosas fruto de improbables accidentes o de mutaciones genéticas, auténticos dioses caminan entre los hombres: Thor, Hércules, Loki o Ares se han convertido, con asombrosa facilidad, en habituales de las viñetas, hasta el punto de que, en algún caso, es esta recreación moderna la que figura en primer lugar en el imaginario colectivo. Al igual que los antiguos dioses, también seres llegados de otros mundos encuentran un propósito en las numerosas versiones ficticias de nuestro mundo azul. El último hijo de una raza antigua y sabia llega a la Tierra para evitar el destino que sufrió su Krypton natal y se vale para ello del poder del mismo Sol, generador de la vida que habita su hogar adoptivo. Superman es, a todos los efectos, un mesías, la alegoría religiosa más evidente del cómic de superhéroes. Pero no la única. Un visitante plateado de otro mundo también llegó para salvar un planeta ajeno, aunque para ello tuviera que desafiar a una fuerza primaria de la naturaleza.
El fútbol, como es sabido, es hoy la religión mayoritaria de nuestro tiempo. Tiene millones de fieles en todo el mundo, su rito tradicional se celebra los domingos, hay cabida para falsos profetas, ascetas y místicos; cada semana, hay héroes y mártires, muertes deportivas y resurrecciones milagrosas, corderos sacrificados en altares de tinta. Y salvadores. Salvadores vestidos de corto que quiebran las fronteras de lo posible en un rectángulo verde y son la respuesta encarnada a las plegarias de los creyentes. A veces, los salvadores también visten traje y corbata, o incluso chándal. Vienen, a menudo, de otras tierras para insuflar un aire nuevo. Para expiar los pecados del pasado. Un mesías puede ser un extraterrestre con una voluntad más firme que el metal de su exterior, o un hierático alsaciano que no renuncia a sus principios.
Arsène Wenger y Silver Surfer. Dos seres al servicio de fuerzas primarias, de entes que podrían consumirlo todo. Dos extraños profetas que obran portentos en tierra ajena, y que en ella encuentran un propósito.
2- EL HERALDO.
“El espíritu vive en sí mismo, y en sí mismo puede hacer un cielo del infierno, o un infierno del cielo.” (El paraíso perdido. John Milton).
En 1966, el cuarteto protagonista de la serie The Fantastic Four (Los Cuatro Fantásticos), considerada la piedra fundacional del moderno Universo Marvel, se había enfrentado ya a casi todo durante los 45 números publicados hasta ese momento. En los albores de la existencia de lo que hoy es un gigante multimedia, el que llegaría a ser conocido como “método Marvel” era el sistema empleado por los (escasos) autores que trabajaban para la entonces pequeña compañía: el guionista, que casi siempre era el mismo, Stan Lee, enviaba una sinopsis del guión al dibujante, que se encargaba de narrar visualmente la historia (aportando ideas propias en el proceso). Una vez terminadas las páginas, el dibujante se las enviaba al guionista para que este completara el proceso añadiendo los diálogos. La sinopsis de The Fantastic Four 48 que Stan Lee envió a Jack Kirby fue esta: “Que se enfrenten a Dios”. Así nació Galactus, el Devorador de Mundos. Lo interesante de Galactus es que no es un villano, no se trata de un monstruo ni de un megalómano que quiere conquistar el mundo. Galactus es una fuerza primigenia del universo —tanto es así, que su forma real es imposible de asimilar, y cada raza que se lo encuentra lo percibe de un modo distinto— y, por lo tanto, no se le pueden aplicar las gradaciones morales del mundo humano. Él es el fin que ha de llegarle a todo. Un destructor de vida que se alimenta de la fuerza vital de planetas. Pero también es capaz de crear.
Al lado de Galactus, viaja Silver Surfer, una imponente figura plateada, imbuida de poder cósmico, que surca incansablemente el universo en su tabla en busca de planetas que sacien el hambre eterna de su amo. Pero el Surfer no fue siempre un heraldo de la muerte cósmica, antaño fue Norrin Radd, nativo del planeta Zenn-La, un astrónomo que soñaba con tocar las estrellas. Y un hombre enamorado. Cuando Galactus llegó a Zenn-La, Norrin Radd ofreció todo lo que tenía a cambio de que el Devorador perdonara a su mundo. Así fue como Galactus obtuvo a su primer heraldo. Y así fue como el astrónomo vio cumplido su sueño y pudo caminar por fin entre las estrellas. Solo le costó su humanidad. Y perder para siempre a su amada Shalla Bal.
El fútbol es el deporte de competición más popular en todo el mundo. El Campeonato del Mundo de este deporte que fue reinventado por los ingleses en 1863 dobla en audiencia a los Juegos Olímpicos. Los campeonatos de clubes, tanto nacionales como internacionales, venden sus derechos de emisión por cifras astronómicas; tan extraordinarias estas como las que figuran en los contratos de las estrellas. También este fenómeno escapa, tal vez, a nuestra comprensión, pero no puede ser negado. Como el Devorador cósmico, es percibido de un modo distinto en cada país.
Arsène Wenger fue un futbolista francés que a duras penas llegó a ser profesional. Su trayectoria sobre el césped, como profesional, es apenas testimonial en el Racing Club de Strasbourg. Pero este espigadoWenger no destacó a nivel profesional como futbolista alsaciano, que compaginó su carrera deportiva con sus estudios universitarios en Ciencias Económicas, pronto encontró su lugar propicio dentro del mundo del fútbol. No fue vestido de corto, sino con traje y corbata. Tras un paso poco memorable por el AS Nancy, Wenger empezó a brillar como entrenador en el Monaco; pese a todo, acabó siendo despedido en 1994 tras haber ganado en anteriores campañas Liga y Copa francesas. Un breve paso por la liga japonesa sirvió de preámbulo a su llegada al destino que habría de marcar su carrera. En 1996, Wenger sucede a Bruce Rioch y se convierte en entrenador del Arsenal inglés. La trayectoria errante y desigual del entrenador francés por el cosmos futbolístico, obtendría un inesperado resultado en Inglaterra. Al igual que el heraldo de Galactus, este antiguo futbolista con alma de entrenador y mente de administrador de empresas iba a encontrar en los odiados Gunners un nuevo hogar muy lejos del suyo.
La primera saga de Galactus abarca los números 48 a 50 de Fantastic Four. A lo largo de esta mítica historia se muestra cómo, si el Devorador es Dios, su heraldo se convertirá en su Ángel Caído. Pues, si bien el Surfer llega a la Tierra y llama a Galactus para que este pueda alimentarse del planeta, acaba rebelándose contra su amo, en buena medida gracias a las súplicas de Alicia Masters, la novia ciega de Ben Grimm. Al igual que en las interpretaciones románticas de Lucifer y su rebelión contra Dios, Silver Surfer se rebela contra su creador por amor al hombre, la única raza, según él mismo reconoce, que le mostró compasión en sus muchos viajes de muerte a través del universo. Tras conseguir ahuyentar a Galactus —con un farol histórico, y de lógica más bien cuestionable, de Reed Richards—, Silver Surfer, liberado de su impuesto servicio, se quedará en la Tierra. Así, el alienígena que desafió a un dios para salvar a un mundo que le es ajeno se enfrentará a lo mejor y a lo peor que la raza que lo habita tiene que ofrecer, y usará su vasto poder cósmico para convertirse en un héroe en su nuevo hogar.
Cuando Arsène Wenger llega al Arsenal, los Gunners son uno de los equipos más odiados de Inglaterra. Tradicionalmente considerados uno de los máximos exponentes nacionales del fútbol ultradefensivo yWenger llegó a uno de los clubes más odiados que había sucio, abundaban entre sus filas los jugadores de escasa técnica y corte defensivo; el equipo era conocido por practicar un fútbol eminentemente físico, con muy pocas concesiones al espectáculo. La aparición del entrenador francés marcó un punto de inflexión en la trayectoria histórica del equipo. Wenger no solo trajo consigo nuevas tácticas y nuevos métodos de entrenamiento, sino que implementó inmediatamente un nuevo estilo de juego, mucho más ofensivo y caracterizado por el toque, para el que incorporó, poco a poco, nuevos jugadores, muchos de los cuales procedían de fuera de las islas. El cambio radical en la filosofía del equipo precipitado por Wenger arrojó resultados positivos en muy poco tiempo: en su segunda temporada al frente del equipo, el Arsenal hizo doblete al ganar la Premier League y la FA Cup; algo que repitieron en la temporada 2001-02, con el añadido de no haber perdido ni un solo partido del campeonato liguero.
Pero tal vez nada sintetice mejor el papel genuinamente mesiánico de Wenger como su relación con el central Tony Adams. Adams desarrolló toda su longeva carrera como jugador de fútbol en el Arsenal. Debutó con el primer equipo con tan solo 17 años y se hizo rápidamente con un puesto en el once. Con el tiempo, Adams se convirtió en uno de los “famous four”, la mítica línea defensiva del Arsenal de mediados de los ochenta, caracterizada por un innovador uso de la táctica del fuera de juego. Al mismo tiempo, el central inició una relación con el alcohol que se extendió durante varios años y lo llevó a protagonizar no pocos incidentes lamentables, desde jugar un partido completamente borracho hasta caerse por unas escaleras y provocarse una herida que requirió treinta y nueve puntos de sutura. El 6 de mayo de 1990, Adams estampó su coche contra un muro en Rayleigh. El análisis posterior reveló que conducía con una tasa de alcohol cuatro veces superior a la permitida.
Adams reconoció públicamente su adicción, y la llegada de Wenger al club fue clave en su recuperación. El técnico francés no apartó del equipo al problemático jugador; al contrario, Wenger se involucró personalmente y cambió no solo las dietas seguidas por los jugadores, sino, en algún caso, sus estilos de vida. Gracias en buena medida a la comprensión y el interés de su nuevo entrenador, Adams no solo consiguió recuperarse de sus problemas con la bebida, sino que continuó su carrera como futbolista de primer nivel y capitaneó al Arsenal en la consecución de sus dos dobletes.
Silver Surfer se quedó en la Tierra tras unirse a los Cuatro Fantásticos para derrotar a Galactus, pero lo cierto es que, pese su simpatía hacia la raza humana, no tuvo mucha elección en la materia. Antes de abandonarSilver Surfer formó un poderoso grupo con los Cuatro Fantásticos el planeta, Galactus tuvo tiempo de castigar a su antiguo heraldo por su rebeldía. Ya que el Surfer amaba tanto el planeta Tierra y sus habitantes, Galactus ideó un castigo tan cruel como sutil: erigió una barrera alrededor del planeta, una concebida específicamente para que Silver Surfer no pudiera atravesarla. El antiguo astrónomo de Zenn-La perdía así el único consuelo que le quedaba tras haber renunciado voluntariamente a su existencia como Norrin Radd. Las estrellas volvían a estar lejos de su alcance una vez más. Lo peor es que la barrera de Galactus solo le afectaba a él; cualquier nave humana podía atravesarla, incluso los rayos cósmicos lo hacían, y él, que poseía el poder cósmico que lo convertía casi en un dios, era incapaz de hacerlo. Pese a su benevolencia natural y su afinidad con los habitantes de la Tierra, la humillación a la que es sometido por Galactus provoca en Silver Surfer accesos de rabia que aumentan según sus intentos por atravesar la barrera fracasan una y otra vez.
También Arsène Wenger, tras su éxito inicial en el Arsenal, se encuentra cara a cara con la derrota. El Arsenal no consiguió superar la fase de cuartos de final de la Champions League hasta la temporada 2005-06, en la que llega a la final solo para ser derrotado por el Barcelona de Ronaldinho y Eto’o. Además de eso, llegó a convertir casi en una tradición el terminar segundo en la clasificación de la Premier League. Entre 2005 y 2014, el Arsenal no ganó ni un solo título más. Más allá de esta prolongada sequía, la ya larguísima estancia —mucho más teniendo en cuenta la escasa duración de las etapas de los entrenadores en el contexto actual— de Wenger como manager del Arsenal (casi 20 años), hace difícil pensar que pueda existir futuro para él lejos del club. Su adaptación al fútbol británico, aun con las novedades que incorporó con su llegada, es tan completa, y el estilo del que ha dotado a su Arsenal tan marcado, que podríamos hablar de un encasillamiento futbolístico. Tras muchos intentos, el Surfer logró romper la barrera de Galactus para surcar de nuevo libremente el cosmos, pero parece difícil que Wenger pueda ya abandonar algún día su hogar adoptivo.
3- EL PODER CÓSMICO.
Si hay un elemento ineludiblemente asociado a Silver Surfer, esa es su tabla. Galactus le reconoció a Reed Richards que el patrón seguido para crear a sus heraldos (hubo más tras la traición del Surfer) siempre había sido vincularlos a un elemento primario del universo. Así, Terrax tiene dominio sobre la tierra; Firelord, sobre el fuego; Air-Walker, controla el aire. Y Silver Surfer está vinculado al agua. En parte, su aspecto deriva de la fantasía adolescente que Galactus encuentra en la mente de Norrin-Radd, pero la herramienta que el heraldo usaría para rastrear el cosmos en busca de planetas listos para el consumo de su amo recuerda a una tabla de surf. Aunque en alguna ocasión le ha sido arrebatada (por ejemplo, por Victor Von Doom, en el transcurso de una saga vista en The Fantastic Four), la tabla siempre acaba encontrando un modo de volver a manos de su amo. Herramienta, medio de transporte, símbolo; la tabla y el Surfer son uno.
Los diecinueve años al frente del Arsenal convierten a Wenger en uno de los técnicos que más tiempo ha permanecido en un mismo equipo, hasta el punto de que el récord de permanencia de Alex Ferguson en elWenger podría aspirar a batir el gran récord de Ferguson Manchester United, 27 años, no parece un objetivo quimérico. Esta situación, a todas luces extraordinaria en el mundo del fútbol, donde no es extraño ver entrenadores que duran meses, o incluso semanas, en el cargo, sería imposible sin una junta directiva que confíe y comparta la visión del francés. Peter Denis Hill-Wood, tercero en una auténtica dinastía familiar de presidentes del Arsenal, presidió el club durante la mayor parte de la estancia de Wenger. Su reemplazo, Chips Keswick continúa manteniendo la confianza del club en un director técnico que, si bien ya no consigue que el equipo presente batalla por los títulos, mantiene el club en puestos europeos año tras año. Por lo tanto, la junta del Arsenal y Wenger parecen ya un binomio indivisible. Curiosamente, el término board en inglés significa tanto tabla como junta directiva.
Uno de los dones más singulares que Norrin Radd obtuvo al convertirse en Silver Surfer fue una capacidad sensorial amplificada de forma asombrosa. La conciencia cósmica es una facultad que permite al Surfer percibir el mismo tejido de la realidad y detectar cualquier rastro de energía a través del cosmos. Asimismo, esta habilidad le permite asomarse a la mente de los seres con los que se encuentra y determinar cuáles son sus habilidades, poderes o debilidades a explotar. La conciencia cósmica fue crucial para el desempeño de Silver Surfer como heraldo, ya que le permitía rastrear, literalmente, vida a través del cosmos y así planetas aptos para el consumo de Galactus.
Algo que ha caracterizado la trayectoria de Wenger como director deportivo desde su llegada al Arsenal ha sido la incorporación de jóvenes valores. Aunque también se ha hecho con los servicios de jugadores consagrados, Wenger siempre ha configurado plantillas compuestas por futbolistas extraordinariamente jovenes, en algunos casos casi niños (Cesc y Bendtner llegaron al Arsenal con tan solo dieciséis años). Además, estos proyectos de futbolistas de primer nivel proceden de todas partes del mundo, lo cual ha convertido a las plantillas del Arsenal en modelos de globalidad. Wenger ha sido pues, como Silver Surfer, un rastreador de vida; donde el Surfer oteaba las profundidades del cosmos para buscar atisbos de vida, el alsaciano escrutaba el fútbol de categorías inferiores de toda Europa para buscar talento apto para ser moldeado en material de primer nivel futbolístico. Si bien muchos proyectos se quedaron por el camino, no pocas jóvenes promesas se convirtieron en jugadores importantes del primer equipo y en auténticas estrellas del fútbol mundial, casos de Cesc o Robin Van Persie.
Durante mucho tiempo, Mefisto, el diablo del Universo Marvel, intentó corromper a Silver Surfer, un ser en el que percibía un alma tan pura que era para él imposible no tratar de arrebatársela. En un mundo cada vez más envilecido, donde incluso los héroes son cada vez más difíciles de distinguir de los villanos, los firmes principios y, en cierto modo, la candidez de este alienígena desterrado lo hacen parecer todavía más extraño que su plateado exterior. En el contexto deportivo actual, donde los clubes de fútbol se han convertido en empresas, un director deportivo como Wenger, que configura sus plantillas dando un papel relevante a jóvenes promesas, no renuncia a un estilo de juego atractivo y ofensivo, y lleva casi dos décadas en el mismo club, es tan singular que resulta casi anacrónico. Pero tal es la naturaleza dual del mesías: ser salvador y paria.
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@Rayner_19 8 agosto, 2015
Impresionante. Esta comparación no se le podía haber ocurrido a nadie, y que bien llevada a cabo está. Mis felicitaciones, señor Alberdi.