Prohibiría la lotería, unificaría el tiempo atmosférico y reciclaría el papel de regalo para usos médico-civiles. A Rafa Benítez, en el mundo de su vida, que es el fútbol, le molesta la sorpresa. La acepta porque le apasiona el resto, pero esa presencia de lo imprevisible, así como el decisivo poder del factor suerte, le impiden hasta sonreír. Por eso trabaja sin descanso para reducir la aleatoriedad; el nuevo entrenador del Real dedica sus esfuerzos a que en el mundo de su vida, que es el fútbol, 2 más 2 siempre sumen 4. Si logra acercarse a su utopía, le irá bien, pues con la plantilla de la que goza, lo lógico es triunfar.
El perfeccionismo de Rafa incomoda a menudoPero no le será nada fácil. Para rebajarle el azar a este invento, Benítez necesita dotar a sus once hombres de comportamientos mecánicos. Tal como él concibe el fútbol, para cada pregunta que éste pueda formular, hay un número limitado de respuestas correctas posibles; sus jugadores se las deben saber de memoria y actuar en consecuencia durante los 90 minutos de cada partido. La complicación reside en que las personas sienten y padecen, y en que las que juegan en este Madrid, para colmo, son estrellas, y por lo tanto tienden a considerar que tienen derecho a tomarse algunas licencias: dar un pase incorrecto porque apetece, ahorrarse un repliegue para descansar un poquito, saltarse la táctica ofensiva por aburrimiento, etc. Ancelotti les permitió todo y le respondieron en las duras y las maduras; hasta enero, en bonanza, practicando el mejor fútbol de sus carreras; tras enero, en barrena, compitiendo por dos títulos con opciones realistas de conquista. El shock para los futbolistas ha debido ser brutal, han pasado del extremo de la libertad al extremo del intervencionismo. A favor de Benítez, que lo perdieron todo. O sea, habrá hambre. En esas, los noes por el beneficio común se sobrellevan mejor.
No hay que confundir ser intervencionista con ser defensivo. Benítez diseñará jugadas ofensivas.
Benítez no obliga a jugadores bonitos a hacer cosas feas, lo que intenta es programarlos para que realicen, exactamente, las cosas bonitas que él demande. Ni una más ni una menos. Por utilizar un caso práctico, es sumamente probable que, este año, el Madrid prospere mucho sacando el balón desde atrás. Contará con un portero de buen toque, su defensa -a excepción de Pepe- derrocha técnica y sus tres pivotes principales (Kroos, Modric y Kovacic) destacan en esta etapa del juego; y existe un margen de progreso relevante con respecto a la era de Ancelotti. Como ya hiciera cuando juntó en Anfield a Pepe Reina, Daniel Agger, Fabio Aurelio, Xabi Alonso y Steven Gerrard, Rafa diseñará un circuito de salida meticuloso y ágil que resaltará el talento de sus iniciadores y creará ventajas ofensivas. ¿Indica esto que querrá la bola para sí? No siempre.
La contra del Madrid recuperará su poderEl Madrid dispone de una serie de jugadores que, con espacios, resultan imparables. Se sabe. Si el oponente cae o necesita caer en la imprudencia de dejarles jugar a la contra, Benítez, como hacía Ancelotti o haría cualquier entrenador libre de radicalidad, recibirá el regalo muy feliz. Es más, la transición defensa-ataque merengue va a mejorar bastante. En los últimos tiempos, apenas mantenía su intimidación por la calidad individual de los propios ejecutores, pero en lo táctico, se había descuidado hasta quedarse sin sistema. Con el simple retorno de Bale al carril central, el Madrid recuperará potencia de contragolpe (en este texto se analiza la causa principal), pero habrá más trabajo en este menester. Benítez delineará desmarques y pases específicos que lubricarán su despliegue.
El actual sistema del Real, salvo sorpresa, perecerá pronto, pero analizarlo nos da buena información.
Rafa ya está haciendo cosas nuevas para élProcede continuar hablando sobre la pretemporada del Madrid en sí. No de la calidad de su fútbol, lógicamente irregular, sino de las ideas tácticas que Rafa ha expresado ya. En especial, del hecho de que, varias de las mismas, confiesen un obvio ejercicio de adaptación a su plantilla. Con notable probabilidad, lo que vamos a comentar distará mucho de las bases del Real Madrid de la próxima primavera, pero describir este primer boceto eventual nos ofrecerá pistas sobre hacia dónde se dirigen las pesquisas del entrenador. La palabra clave de su proyecto será «Presión».
La idea troncal de su proyecto es la presiónEl madrileño partió de la misma casilla de apertura que Ancelotti: su once titular está, y debe estar, repleto de atacantes. De ellos, la mayoría carece de virtudes tácticas o para el robo, y algunos, incluso de cultura del esfuerzo. Semejante situación genera dificultades defensivas que el entrenador está forzado a solventar tirando de su propia creatividad. Dicho de otro modo, es justo aquí donde debe ganarse el sueldo. Carlo, fiel a su dulce carácter, aportó soluciones muy geniales que no se relacionaban con el sudor; modificó las posiciones ofensivas de Sergio Ramos y James Rodríguez dando a ambos excusas divertidas, y logró así que, aunque entre Pepe y Benzema había bastante espacio, las distancias entre líneas del esquema no fueran perjudiciales. Benítez, que como habrá quedado claro tiene un poso muy distinto al del adorable allenatore, alega otra solución. Lo dicho: presionar.
Solo sube un lateral, nunca los dos a la vez. Y Modric, en la línea de Kroos. La defensa gana efectivos.
La transición ataque-defensa de Ancelotti consistía en dibujar tres líneas principales y dos puentes. O sea, defensa-puente-mediocampo-puente-delantera. Con ello ralentizaba las contras del adversario y replegaba hacia su área con garantías suficientes. En contraposición, Benítez esboza solo las tres líneas principales. Luego, ordena que se junten arriba. Muy arriba. Y para hacerlo con mayores credenciales, ha aumentado el tamaño de ambas con un hombre extra en cada una. Para la primera, ha impuesto la premisa de que los dos laterales no pueden subir a la vez, uno debe cerrar con los centrales; para la segunda, Modric, en lugar de como interior derecho, ejerce de segundo pivote, sobreguardando la horizontal de Kroos. El concepto es diáfano: las líneas de Pepe y Kroos se han adelantado de manera sensible y, a su vez, se encuentran tanto más pobladas como más juntas. Eso en lo táctico. En cuanto a la actitud: morder y morder tras la pérdida.
Bale ha sido un hombre clave en el 1er sistemaPresionar arriba resulta imposible si la pelota se pierde abajo, eso es de perogrullo; por lo tanto, la idea de Benítez demanda un sistema ofensivo que lleve el balón hasta cerca del área ajena. En pos de ello, ya hemos comentado que el Madrid contará con menos gente con licencia para atacar: un lateral se quedará atado y Modric deberá situarse casi siempre por detrás del esférico. No es que no pueda subir -como Kroos, sube más que con Ancelotti-, sino que no podrá subir hasta que la posesión se instale arriba. Así, uno de los movimientos que están permitiendo al Real obtener esa altura estriba en las diagonales de Bale desde el centro hacia las dos bandas. Acongojan de lo lindo. Está haciendo unos barridos sin balón que vienen limpiando la zona de mediocentros contrarios y permitiendo al doble pivote blanco dar los 10 pasos hacia el frente de rigor en esta idea. No contento con ello -y con su efecto sobre los contraataques-, Bale carga con aún más responsabilidad táctica. En la última rueda de prensa, Benítez pidió atención a sus movimientos, y a fe que la merecen. Sigamos viendo por qué.
Bale es el recurso que Benítez emplea para que su ataque no sea un embudo con todos por dentro.
Como reflejó en la entrevista concedida a Manuel Jabois («El País») el pasado lunes 17, una preocupación troncal para Benítez residía (reside) en la tendencia de la mayoría de sus atacantes a irse hacia el medio. A excepción del modesto Lucas Vázquez, no dispone de nadie que, como sus Vicente Rodríguez o Albert Riera, fijen su lugar en la banda. Sin embargo, para presionar con éxito, no puede permitirse sobrecargar de más una zonas y dejar liberadas otras. Y ahí entra en juego el galés. De todas las alternativas posibles para acompañar al «9» (James, Isco, Kovacic, Modric y él), se trata de la única cuya dinámica de movimientos le lleva a compensar, por simple inercia, las diagonales hacia dentro de sus compañeros. Si Isco es el elegido y James el extremo derecho, cuando el colombiano se pega al español, el español se queda con él, lo que, tras perder el balón, dejará la puerta abierta para que el lateral o el extremo izquierdo del rival escapen de la presión. Bale, en cambio, equilibra muchas de las diagonales tanto de James e Isco como de Ronaldo o Jesé. Es más, incluso las propicia. En cierto modo, está siendo el motor de una de las decisiones más inesperadas que haya podido tomar Benítez: diseñar, por primera vez en su carrera, un sistema ofensivo basado en el constante intercambio de posiciones. Una vía como otra cualquiera de reformular a la BBC.
La posición de Isco ha sido muy interesanteComo notas añadidas, sumemos dos apuntes. El primero, que el énfasis sobre Bale podría verse relacionado con la duradera baja de Benzema. En los amistosos que disputó el francés, tuvo un peso muy parecido en su movimiento sin balón. El segundo guion versa sobre el rol del teórico extremo derecho, que en el fondo no parece ser tal, sino un falso interior. Con indiferencia de si lo habita James o lo habita Isco, ambos se meten muy, muy al centro con la libertad (otra decisión de Benítez inédita en su expediente) de quedarse en el carril central durante varias jugadas seguidas, sin volver al costado. Tal circunstancia es lo que está llevando al espacio teórico del extremo derecho a ser el punto caliente del intercambio de posiciones entre los miembros de la BBC. La caída hacia la derecha de Bale o Benzema marca el inicio de las secuencias. El final es indescifrable. En cada jugada acaban con un reparto de carriles diferente. Los tres (y Jesé) ocupan los tres. A propósito, la prueba sobre el valor que le da Benítez a los ajustes presentados se acreditó en el último trofeo Bernabéu tras el ingreso de James al campo. Coincidieron él, Bale e Isco, y fue Isco quien se mantuvo en la derecha, aunque según la teoría, sería el atacante menos productivo desde dicho carril. La razón, que por su dinamismo, James se integra mejor que el malagueño en el intercambio de posiciones con el segundo punta y el ariete, y así está diseñado el sistema: el de la izquierda se funde con la delantera y el de la derecha, con la medular. Justo al revés que el curso pasado.
Con semejante plantel y el nivel de Benítez, su éxito solo dependerá de una cosa: ganarse al vestuario.
Profundizar más en el inmaduro sistema del Madrid adolecería de insensatez. Se trata de una versión beta que, hasta la fecha, se ha mostrado incapaz de practicar buen fútbol de manera continua. Lo normal sería que el tiempo le descubriese lagunas y el entrenador buscase nuevos ajustes. Conste en acta únicamente como punto de referencia para el futuro. Lo posado se explicó entre el principio y el ecuador del texto. Rafa Benítez se jugará el éxito de su proyecto en la relación que sea capaz de establecer con sus futbolistas. Si los convence de su método, el resultado jamás podrá ser malo; ambas partes atesoran demasiado talento. Con mayor o menor potencial, con más o menos brillo, el producto final se postularía como un equipo ultra competitivo con argumentos ofensivos y defensivos para ganar cualquier competición, aplicando cualquier estilo que le exigiera su contrincante. La flexibilidad que está mostrando el entrenador a la hora de proponer ideas ambiciosas, así como para conceder licencias ajenas a su libreto más histórico, evidencia que, como corresponde a su talla, conoce perfectamente el lugar en el que está, y también con quién trabaja. Pero sus «noes» seguro que ya están presentes, y para una plantilla que sale de un bienio con Ancelotti, no habrán pasado desapercibidos. Su efecto erosivo, sin prisa pero sin pausa, habrá comenzado. De los resultados que coseche entre agosto y octubre dependerá su ritmo. Por descontado, si de Benítez dependiera, los afrontaría jugando a la contra, y así hasta que, con el paso de los meses, su sistema fraguara. Veremos quién se lo permite, si es que se lo permite alguien. Le espera el Sporting. Y Abelardo no regala nada. Nada.
Abel Rojas 21 agosto, 2015
Chicos, una petición antes de que empecéis a comentar. En las últimas semanas se ha notado en las redes sociales una tendente inercia a que, sobre todo, los madridistas se muestren, si se permite la expresión, algo llorones con respecto a Rafa Benítez. Es evidente que se trata de una sensación generalizada y ya consta en estos comentarios con éste que estoy escribiendo, que será el primero. Como esa dinámica de debate ya tiene cabida en muchísimos otros espacios, lo que vamos a hacer es emplear los comentarios de este texto para hablar de fútbol. No se trata de bendecir a Benítez ni de lo contrario, sino de tirar de ideas verdaderamente razonadas y razonables que tengan con ver con el juego de verdad. Vamos a evitar comentarios en la línea de "Qué mal Benítez y qué desperdicio darle esta plantilla tan bonita". Eso no va a tener cabida aquí porque todos los que necesitéis hacer ese comentario disponéis de multitud de plataformas perfectas para ello. Del debate que aquí creemos vamos a hacer un espacio justo para los demás. Para los que quieran huir de prejuicios y hablar de fútbol. Quien necesite desahogarse, que lo haga donde prefiera y luego, si le apetece fútbol, aquí estará Ecos. Pero no podemos convertir Ecos en el muro de las lamentaciones veraniegas y vamos a ser muy cuidadosos para que no ocurra. Vamos a construir entre todos un debate de calidad sobre Rafa Benítez, el Real Madrid y la relación entre ambos. Que efectivamente, ya va siendo hora 😉