Su épico rendimiento en la Juventus de Turín le ha convertido en uno de los centrocampistas referentes del fútbol europeo pese al hándicap de jugar en una liga que no ha gozado ni de salud ni de altavoz mediático. Aúna unas cualidades físicas y técnicas extraordinarias con un carácter ganador que le lleva a dejarse hasta la última gota de sudor en cada choque, inspirando a sus compañeros y abrumando a sus adversarios. Arturo Vidal modifica estados de ánimo a su paso y por sí mismo. El Bayern ha reclutado a un auténtico crack.
Es el gran caso de versatilidadAmén de su emocionante personalidad, de esa condición de ejército individual apto para defender fuertes de ataques internacionales, o para recuperar aldeas ocupadas por señores de la guerra, Arturo destaca por su absoluta versatilidad. No existe un multiusos más completo en el fútbol mundial. Ha jugado como lateral a pie cambiado y como delantero centro, en cualquier posición del mediocampo y también en ambos extremos. En manos de un entrenador tan inventivo como Guardiola, y en un equipo tan indefinido como este Bayern, que lleva dos años buscando sin éxito un sistema que le convenza de verdad, elucubrar sobre el futuro rol de Vidal implica pisar arenas movedizas. Seguramente ni Pep sepa a día de hoy dónde jugará el chileno dentro de tres meses. Aunque por supuesto, tendrá una primera idea. Y casi todos coinciden en apostar por la misma.
El año pasado, la lesión de Alaba enterró al Bayern Múnich.
Vidal es un plus de verticalidadDurante más de media temporada 2014/15, el Bayern Múnich jugó con buen equilibrio. De manera bastante probable, mejor que en el primer curso con Guardiola en el banquillo, a pesar de las bajas de Toni Kroos y, en la práctica, Thiago Alcántara. Sin embargo, todo cambió cuando David Alaba se lesionó a finales del mes de marzo. Desde ahí hasta el final, los bávaros realizaron un fútbol desorientado que sufría horrores, pero horrores, para cruzar la línea medular con la pelota controlada. Ni hablemos para llegar al área rival. El único método más o menos regular para crear peligro era el ataque por banda con centro a la olla, que aplicado de modo demasiado recurrente, se cargaba el plan base. En una campaña en la que cayeron jefes tan relevantes como Modric, no hubo lesión que afectase más a su propio conjunto que la de Alaba.
Vidal viene de hacer de «10», pero su mejor año fue como interior.
Alaba había pasado del lateral izquierdo a posiciones más centradas; a veces ejercía de central en una línea de tres y en otras ocasiones actuaba como interior estándar en un 4-3-3 normal. Fuera desde donde fuese, su labor siempre era la misma: batir líneas. Hubo noches concluyentes, como la del Etihad Stadium: los ingleses no mordían, los alemanes toqueteaban y Alaba como interior, recibiendo entre líneas, girando y acelerando, fue pura agresividad bien entendida. Eso mismo caracteriza a Vidal cuando juega en esa posición, que fue la que ocupó en su mejor año en la Juventus de Conte, cuando sin Pogba, compartió medular con un Pirlo aún fresco y con Marchisio. Vidal tiene mente y cuerpo para permitir a Alonso, Thiago, Lahm y compañía dar un pase hacia delante y seguir jugando con una línea batida. Y eso, en el juego de posición, es clave. Y sin Alaba, el curso pasado, no existió.
Vidal debe ganar (mucha) paciencia táctica para adaptarse a Pep.
Dicho lo cual, justo eso de «juego de posición» es lo que genera dudas moderadas pero también razonables con respecto a la adaptación de Arturo Vidal a la hoja de Guardiola. El técnico catalán necesita una ocupación fija de determinadas posiciones del campo, y eso fuerza a sus futbolistas a mantenerse alejados del balón -y, a veces, quietos- en alardes de paciencia que no siempre comprenden. En cambio Vidal, que cuenta 28 primaveras, lleva una vida basándose en la movilidad más intensa. Y con suma frecuencia, con afán de sobrecarga. O sea, no ha dirigido sus desmarques hacia zonas vacías, sino a menudo hacia zonas ya pobladas que él barría con su sobrenatural poderío -ese era el principio básico de su Juventus-. Aunque estamos ante un jugador muy dotado, garantizar su aclimatación sería precipitado dado el expediente de Pep. Tipos como Zlatan Ibrahimovic, Cesc Fábregas o Bastian Schweinsteiger, estrellas provistas de una mente futbolística muy superior a la media, no supieron entenderle. Por talento, por condiciones y por espíritu, Arturo Vidal debería significar un salto de calidad para el Bayern Múnich, y en cuestiones defensivas lo será con certeza, pero para serlo también en ataque, que es la fase del juego más empleada por los bávaros, deberá encontrarse donde Zlatan, Cesc y Bastian, por diferentes pero relacionados motivos, se sintieron perdidos. A menos que Guardiola ceda y, como ya hizo Van Gaal en el club de Beckenbauer, haga un mix entre su propia cultura y la oriunda de Múnich.
Julio Tena 13 agosto, 2015
Abel solo quiero felicitarte por tu calidad y decirte que me he decido a estudiar periodismo para formarme y poder trabajar algún día contigo en Ecos. Es mi sueño. Espero que dentro de unos años podamos recordar este mensaje antes de algún programa. Un abrazo.