Fue llegar y besar el santo, como siempre ha sido para Pedro. Un gol, una asistencia y un torbellino de actividad le sirvieron de carta de presentación ante una afición blue que necesitaba ilusionarse con algo. Chapeau. Pero ese primer gran paso fue tan solo el más sencillo; lo prueban casos recientes como el de Ángel Di María.
Pedro debutó inmerso en una atmósfera casi anabolizante, mezcla de la rabiosa frustración por su salida del Barcelona y de la euforia por la renovada confianza de un grande, nada menos que la de Mourinho. De pronto, además, se topó con una liga inferior a la suya, con espacios a mansalva y defensas técnicamente fallonas. Y en efecto, se salió. Lo duro, como a Di María, le llegará en un mes, cuando se dé cuenta de lo que de verdad significa salir del Camp Nou. Si lo soporta y mantiene la motivación, jugará mucho. Ha llegado al club donde más falta hacía.
Su mejor versión, repitiendo la misma jugada una y otra vez.
Pedro es muy «mourinhista»Para empezar, Pedro y Mourinho hablan el mismo idioma táctico. Dirigidos por el luso, tipos talentosos como Willian, Oscar, Mata, Cuadrado, Salah o De Bruyne se han tenido que adaptar a un sistema de movimientos predefinidos que ha ido descartando uno a uno a todos a excepción de a Willian y Oscar, que a su vez, para sobrevivir, han pagado el alto coste de sacrificar su frescura de antaño. Así pues, podría decirse que ha existido cierta discordancia entre el perfil de los mediapuntas del Chelsea y el método de su entrenador. Pedro, al contrario que los citados, es un soldado táctico por vocación y de nacimiento, un punta obediente cuyo éxito depende de ligarse a un sistema meticuloso y aplicarlo con precisión robótica. Mou, por fin, tendrá quien le entienda.
Dará gol a la segunda líneaNo contento con ello, el canario cubrirá varios déficits muy claros que la segunda línea del Chelsea ha sufrido desde la venta de André Schürrle: desmarques de ruptura, agresividad y gol. Ignorando a Ramires, que no deja de ser un atacante bastante forzado, todos los mediapuntas del Chelsea tienden a pedir el balón al pie, a realizar desmarques de apoyo, a pesar de que el futbolista más consentido del sistema, Eden Hazard, se caracteriza por ser el futbolista de la Premier League que más distancia recorre con la pelota controlado; lo que viene a reflejar que el cupo de pase-al-pie-y-conducción está cubierto y que lo que se demanda es justo juego sin balón. La única contrariedad para la relación, directa e indirecta, entre la estrella y su nuevo gregario residirá en que la banda ideal de los dos sería la misma, la izquierda. En la derecha, el rendimiento de Pedro decrece horrores. Aunque no debe descartarse que, alguna vez, centre su posición y haga para Diego Costa las veces de Antoine Griezmann para Jackson Martínez.
Aportará su experiencia en los partidos importantes de abril.
En último tercio, hay que ponderar el valor que tendrá para Mourinho disponer de un ganador en una parte ofensiva que apenas suma títulos importantes. De mediocampo hacia delante, ninguno de los titulares sabía lo que es conquistar una Copa de Europa. Pedro acapara un Palmarés impresionante y aterriza tras vivir durante años en los dos vestuarios más ganadores del Siglo XXI, el del Barça de Messi y el de la selección española. Conoce las sensaciones de los grandes partidos, los vericuetos de los mismos, y está de sobra contrastado que no se achica en ellos. Al revés: los riega de goles. No sobrará un valor seguro donde, en los dos últimos años, llegada la hora decisiva, ninguno levantó la voz.
Huelga apuntar que en una competición que acogerá a las delanteras del Barça, el Madrid, el Atlético, el City, el PSG o el Bayern Múnich, el nombre de Pedro no resonará de antemano, no parece el argumento para acceder al título que hubiera supuesto, por ejemplo, un Marco Reus, pero quizá haya que aceptar que la realidad competitiva del Chelsea, ahora mismo, es simplemente menor. Y en ese panorama un poco más modesto, la coherencia táctica e incluso global del fichaje del canario parecen máximas. No existía mejor destino para el killer de Del Bosque, siempre que logre pasar página tras dejar un club mayor.
Marcelino 27 agosto, 2015
Entiendo la idea que se proyecta de las dificultades de los jugadores al salir del Barcelona y Real Madrid pero en este caso no estoy de acuerdo en cuanto a su aplicabilidad a Pedro Rodríguez. En los casos de Di María y Özil ambos futbolistas sí tenían el nivel suficiente para ser importantes en sendos equipos y por tanto abandonarlos sí representaba un paso atrás. En el caso de Pedro, creo que la situación es diferente, el canario se quedaba corto para ser titular en una escuadra como la azulgrana y se va a un conjunto más acorde con su nivel individual, en un movimiento parecido al de otros grandes jugadores como Alexis Sánchez o Gonzalo Higuaín.