Mateo Kovacic es un chico croata que se fue al Inter de Milan con 19 años y que, tras dos y medio en San Siro, ha fichado por el Real Madrid. Escrito sin nombres propios, se trata de un futbolista por formar que decidió madurar en uno de los agujeros negros más hostiles del deporte y que no solo consiguió sobrevivir al mismo, sino que encima, llamó la atención de quien acostumbra a reclutar a la crème de la crème. Esta carta de presentación desvela más sobre su carácter y sobre su talento de lo que un texto podría contar en sus palabras, así que pasaremos inmediatamente a analizar los posibles porqués de la operación blanca, las facilidades que el joven hallará para triunfar y los obstáculos que deberá sortear.
La falta de confianza en Illarra acortó al RealEl caso Illarramendi había provocado una situación confusa en el día a día del Bernabéu. Nominalmente, el centro del campo del Madrid parecía completo -amén de impresionante-, pero en la práctica, bastaba una sola baja para provocar un terremoto. En la Final de Lisboa faltó Xabi Alonso y tuvo que competir Khedira tras seis meses de lesión, mientras que en la última edición de la Champions, fue Sergio Ramos quien hubo de abandonar su puesto dos veces y subir al interior derecho para paliar la baja de Modric. Illarramendi, que fue firmado precisamente para cubrir esas ausencias, se encontraba disponible, pero no contó. Confirmado (de modo oficioso) que Benítez tampoco le profesaba gran confianza, esa vacante, la de tercer pivote, la de primer pivote suplente, estaba vacía. Así, tocaba estudiar las necesidades del plantel y definir qué tipo de centrocampista podía darle más soluciones.
El Madrid tenía dos roles sin representante y un solo hueco libre. Debía tomar una decisión.
Contrastaron dos roles vacíos. El primero, el de un mediocentro nato que destacase en labores defensivas. El Madrid no poseía esa figura y cabía la opción de adquirirla, sobre todo considerando que Benítez adoró primero a Albelda y después a Mascherano. ¿Casemiro? Sí y no. Su presencia física suele causar un gran impacto en defensa, pero más por coberturas y presiones que en la protección de la frontal de su área, que es donde más sufren los mediocentros titulares. En cualquier caso, el brasileño es lo que habrá, el Madrid no comprará ningún ancla. Y si se piensa, tiene sentido: el ancla solo sería utilizado en los planes B o C, como variante conservadora. La otra carencia divisada, sin embargo, afectaba de manera directa al Plan A, que es el más importante y del que un equipo como el Real se vale durante, como poco, el 75% del tiempo.
Apostar por Kovacic es hacerlo por el Plan ALa lesión de Modric forma parte de la leyenda. Fueron varios los motivos de peso que explicaron el desplome que sufrió el Madrid en 2015 (la insana presión acumulada hasta diciembre con el asunto del récord, la pérdida de ritmo tras la prematura caída en la Copa del Rey, la lesión de James, la pérdida de velocidad de Cristiano y su efecto sobre el contraataque merengue, Casillas, el bajo rendimiento de Bale, la falta de revulsivos en el banquillo, que el Barça no cedió nada en Liga, etc), pero casi por unanimidad (y exageración), se aceptó como causa detonante de todo la ausencia del líder balcánico. Su ascendencia táctica y moral así lo justificaban. En la campaña que está por comenzar, el sistema del Madrid, su Plan A, va a cambiar, pero de nuevo volverá a alzarse sobre la imperial influencia de Luka. Con Kovacic, Benítez gana argumentos de cara a proteger ese Plan A: dispondrá de un sustituto específico para el genio y podrá reducir el impacto emocional de sus ausencias si, por desgracia, volvieran a sucederse. Aunque regístrese algo: Mateo no es un clon de su ídolo. Sabe desempeñar muchas de sus tareas, pero responde a un perfil de jugador algo diferente. Responde y, especialmente, responderá.
Kovacic es, con Kroos, el menos mediapunta de todos los blancos que alguna vez han jugado de tal.
Como James, Modric e Isco, Kovacic dio sus primeros pasos en la línea de mediapuntas, tanto en el centro como en uno de los costados, pero no por las mismas razones que sus nuevos compañeros. En su caso no fue por vocación, sino por protección. El croata es un gestor puro y duro del círculo central, le gusta ver el fútbol de cara, dirigir las salidas desde atrás y también la posesión en sí. Ocurre que dicho rol requiere de una madurez que nadie muestra con 19 años, y como siempre estuvo provisto de disparo y último pase, se le ofreció acomodo en tres cuartos para que fuese creciendo desde ahí. Por suerte para él, el Calcio, donde casi nadie presiona demasiado, permitió a sus entrenadores bajarlo a su zona ideal antes de cuando hubiera sido posible en España o Inglaterra, lo que le permitió conocerse mejor a sí mismo e ir progresando hasta convertirse ya, por ejemplo, en una alternativa correcta no solo para Modric, sino también para Kroos.
Kovacic, en el futuro, será más Toni que LukaY llegó la hora de soltar una pequeña bomba: Kovacic se parece más a Toni que al propio Luka. Lo cual, por otra parte, resulta lógico, pues Modric es único. La particularidad del maestro croata consiste en esa mezcla tan especial suya entre sabiduría, empatía y austeridad. Y la austeridad representa la verdadera clave. Modric apenas necesita tocar el balón para condicionar el partido, y apenas necesita conservarlo cada vez que lo toca. Su fútbol engaña debido a su belleza, pero se trata de un tipo eminentemente práctico, simboliza el pragmatismo incluso con un punto de frialdad: analiza la acción, percibe qué piensan sus compañeros, determina la solución y la ejecuta de la forma más sencilla que esté entre las posibles. Si basta con un movimiento que no recoja la cámara o con un grito que no capten los micros, a ello procederá. Sus compañeros le miran como a un padre, pero en el fondo se comporta como la abuela perfecta. Kovacic, como todos los que no son Modric, no opera así. Él, como Kroos, es un obseso de la participación, se recrea dando un pase tras otro, le gusta mandar y que la gente se dé cuenta de que lo hace. Por eso, aunque hoy parezca un complemento para un mediocentro, puede terminar convertido en el mediocentro propiamente dicho. De hecho, Stramaccioni ya lo utilizó como tal; y a lo largo de la actual pretemporada, dirigido por Mancini, también ha venido ocupando dicha posición.
«Salto de línea», con regates y pases. Eso explica su candidatura a recambio de Modric en este Real.
¿Que por qué se le presenta entonces como el recambio de Modric? Por su sentido de la verticalidad. Eso es lo que les conecta. Hoy, la constante más útil del fútbol de Kovacic estriba en su éxito a la hora de batir líneas defensivas, bien con sus pases verticales bien con sus potentes arrancadas. Recibe el balón delante de la medular rival y lo suelta hacia (o en) la espalda de la misma. A veces, incluso sigue solo y culmina la jugada con un chut. Pero lo crucial, se insiste, radica en el salto de línea. Resulta imprescindible no solo para el Real, sino para cualquier equipo que quiera o esté obligado a tener la pelota. Sin Modric, la solución de Ancelotti acabó siendo retrasar a Isco para que lo hiciera él, pero sus limitaciones defensivas lastraban en según qué noches, amén de que se perdía su versión más genial, que es la que erupciona unos metros más arriba. Kovacic garantiza el salto de línea con la opción, además, de defender mejor que el malagueño.
Kovacic posee herramientas para convertirse con el tiempo en un buen defensor en zona de pivotes.
En defensa, Kovacic salpica minutos de estimulante lucidez sobre una recta de rendimiento muy mejorable. Se debe a que atesora un potencial defensivo sobrio -quizá el mayor entre los cinco pasadores blancos– que aún no ha desarrollado, y que solo se percibe en sus instantes de máxima tensión. Posee un cuerpo fuerte y voluminoso que activa con notable dinamismo, y sabe orientarse en los retos individuales. Además, su carácter balcánico se nota, la agresividad deportiva le brota. Pero solo en compases seleccionados. En los demás, su inmadurez táctica le aleja de las jugadas y el chico se pierde. No obstante, a este respecto, y como introducción a lo que viene, hay que apuntar algo: el Inter de Milan 2013-2015 no jugaba demasiado bien. Mantener la motivación semana a semana y mostrar coherencia táctica en semejante desaguisado hubiera sido antinatural. Sin duda, Kovacic es un defensor irregular y por constituir, pero apenas cambiando al Inter por el Madrid, sin más historia, su rendimiento sin balón va a subir uno o dos escalones, porque condiciones tiene y la pasión arraigará en él en cuanto vea cómo sudan Modric, James o Isco. Amén de que vivirá en una estructura táctica más sólida y, para más inri, presionante, que le permitirá poner de manifiesto su poco reconocida fortaleza física. Su única traba insalvable reside en el juego aéreo. Es pobre ahí, como Modric y Kroos. El Real seguirá perdiendo metros con facilidad tras los saques largos de su rival.
Kovacic es irregular, pero nunca se escondeEl discreto nivel de este Inter 2013-2015 también condiciona el debate sobre su irregularidad como director. Resulta innegable que en muchos partidos Kovacic no fue capaz de darle a los nerazzurri la fluidez idílica, pero… ¿seguro que era posible? El chico se ofrecía sin descanso, de esconderse nunca se le pudo acusar, y prueba de ello sea el siguiente dato: fue, con diferencia, el jugador de las grandes ligas que más distancia recorrió con la pelota controlada, superando, por ejemplo, a Messi en más de 100 metros por partido. Es decir, la irregularidad de Kovacic no se refiere, en ningún caso, a que desaparezca de los encuentros, sino a la influencia que ejerce en estos. Y en cuanto a esto, la misma estadística que prueba su compromiso ofrece pistas sobre las dificultades que afrontó para lubricar el ataque interista: ¿hubiera conducido tales distancias un pasador empedernido como él si hubiera habido compañeros desmarcados a su disposición? No tiene la claridad de ideas de Kroos, Modric o Alonso, pero como se apuntó sobre su defensa, el nivel de Kovacic en la distribución también va a dar un salto de calidad por el mero hecho de pasar de San Siro al Bernabéu. Una vez supere el periodo de adaptación, parecerá mejor que en Italia. Durante el mismo, sus escollos estarán vinculados al cambio de ritmo. En España las defensas presionan más y los ataques van más rápido. Dispone de recursos técnicos de sobra para seguir haciendo su fútbol en una velocidad mayor, pero ajustarse a ella puede costar meses.
Si Benítez rota como hizo en sus anteriores clubes, Kovacic gozará de un buen ambiente para madurar.
Si Mateo Kovacic hubiera firmado por el Real Madrid para suceder a Toni Kroos o Luka Modric en el once titular blanco, la apuesta se vería arriesgada. De seguido, aún no ha demostrado dimensión suficiente como aspirar a tal jerarquía. Sin embargo, el croata llegará al Santiago Bernabéu protegido por sus compañeros y en principio, de no mediar lesiones, para dar descansos al uno o al otro en aquellos encuentros que Benítez adivine más asequibles. Su gran personalidad, unida a la amistad que le une a su jerárquico compatriota, le inclinará a hacer su fútbol desde un primer instante, y como este es muy agradable para la vista, lo normal sería que causase buenas sensaciones y el público se quedase con ganas de más, que siempre ayuda de cara a adaptarse a un club tan expuesto como el que nos ocupa. En teoría, su perspectiva no se vislumbra incómoda, siempre y cuando no pierda la estima de Benítez y no quede apartado de sus típicas rotaciones abundantes. Jugar un rato en el Real curte más que jugar unos cuantos en alguna plaza menor, pero el rato hay que jugarlo. Kovacic, que lo sabe, ha aceptado intentarlo. Con él, el Madrid luce todavía más completo.
Este próximo viernes día 21 será publicado «Rafa Benítez: teoría y primer contacto», el análisis del nuevo entrenador blanco y su proyecto.
JaviS16 19 agosto, 2015
Excelente artículo Abel como siempre.
¿Crees realmente en parejas Kroos-Kovacic o Luka-Kovacic? A mí me dejan bastantes dudas de momento. Kovacic cuando jugaba retrasado en el Inter (no vi más de 10 partidos al equipo el año pasado, supongo que lógico por otra parte) lo hacia en linea de 3 junto con Medel y Guarín/Brozovic. Es decir, jugadores agresivos y de trabajo.
Veremos como lo adapta al doble pivote Bénitez, si es lo que realmente quiere.