Descubrir a Carlos Sánchez resulta revelador. Las apariencias engañan. Uno mira su foto y se imagina un recurso defensivo de primer nivel; no digamos ya cuando nos topamos con que le llaman «La Roca». Sin embargo, como ocurre con el luso William Carvalho o el Touré Yaya de Pellegrini, la sensación se deshace a los cinco minutos. Se trata de un futbolista bastante inmóvil que, además, evita el choque cuanto puede. Su carácter pasivo, unido a que su valor táctico tampoco sobresale, le convierten más en un agujero que en una barrera; motivo por el cual Alejandro Arroyo le cambió el apodo y le puso «La Chinita», mucho más ajustado a la realidad. Hasta anoche.
El ataque brasileño carece de iniciativa; sólo juega Neymar.
Fue fácil parar a BrasilSe juntaron tres factores. El primero, la motivación del mediocentro. Brasil había sacado a Colombia del Mundial y había que saldar esa cuenta. Encima, la inesperada derrota ante Venezuela en el debut obligaba a los cafeteros a ganar. Luego, se contrastó que la musculatura de nuestro Carlos es fidedigna. No suele usarla, pero no es de cartón piedra, ciertamente le sirve para aplicar fuerza y potencia al fútbol que ambicione demostrar. Y por último, lo más importante: la selección de Dunga movía tan mal la pelota, pero tan mal, que ningún colombiano llegaba tarde a nada. La circulación no solo era lenta, sino que, para más inri, era cortísima. No había cambios de orientación ni pases de larga distancia; facilitaban el achique del rival, y Carlos Sánchez, poseído por un hambre inhabitual, pudo cortocircuitar incluso a Neymar. Su actuación marcó diferencias.
Neymar es sublime, pero aún no sabe integrar a sus compañeros.
Brasil es víctima de su pobre generación y también del magnetismo y la inexperiencia de su estrella. Firmino, Fred, Coutinho y compañía carecen del verdadero talento brasileño histórico y, por lo tanto, también de confianza cuando Neymar, demostrando en qué consiste éste, les prueba su falta de calidad. En la práctica, la conyuntura deriva en que nadie se atreve a nada distinto. Y con nada distinto no aludimos a un regate mágico o un pase genial, sino al mero acto de ofrecerse entre líneas para recibir. En el debe de Neymar queda el de otros genios jóvenes provistos de fantástica capacidad individual (Isco es el caso más claro): no sabe animar e integrar a sus compañeros. Los usa porque asociativamente es una maravilla, pero apenas para orientarse a sí mismo dentro de sus propias jugadas. En realidad, lo que se propone es solucionarlo todo «él solo». Sorprende que Dunga no dé minutos a Robinho. Es el único brasileño con fútbol y autoestima para diversificar el ataque de Brasil. Neymar mejoraría terriblemente a su lado. Se sentiría más descargado y jugaría de manera más natural. Tras su sanción, quizá ya no haya tiempo para ello. El futuro se turbó.
@9LutherBlissett 18 junio, 2015
No vi el partido pero viendo el resultado y la ausencia de Neymar para dos partidos me pregunto como afrontará Brasil los próximos partidos. En teoría y a pesar de la poca calidad de esta Brasil tiene de sobra para superar a Venezuala pero es que aquí el más tonto hace relojes y funcionan ¿Os imagináis lo que puede ser que Brasil no pase la fase de grupos?. Pero si supera la fase de grupos alguien me puede decir ¿Como van los cruces en la Copa América? ¿Cuales son los posibles rivales? Si en el cruce le toca un equipo con confianza puede hacerle mucho daño.
Si el fútbol es un estado de ánimo me imagino que la selección de Brasil debe estar machacada. Tras el 7-1 una nueva eliminación-humillación ¿Podrá provocar un cambio en el juego brasileño similar a lo que paso en Argentina tras el 6-1 en el 58 con el fin de la Nuestra?
En estas horas que me he levantado con el shock de la expulsión de Neymar no paran de surgirme preguntas sobre el fútbol de Brasil.
Sobre Robinho lo más normal es que frente a Venezuela sea titular ya que es el único jugador capaz de hacer algo parecido a Neymar. Yo creó que Dunga lo ha llevado expresamente por si pasaba algo con Ney, tras lo visto en el mundial, para tener un reemplazo de garantías.