El teatro inglés cambió en 1587. Este fue el año del estreno de Tamerlán el Grande, la obra con la que Christopher Marlowe puso fin a la vieja tradición de los escenarios londinenses para dar lugar a un nuevo registro dramático, más profundo y pomposo. Mientras un joven William Shakespeare abandonaba su Stratford natal para buscarse la vida en la capital las gestas del último gran conquistador surgido de las estepas asiáticas ya causaban furor entre el público de Londres. La fascinación venía de lejos: entre Atila y Gengis Khan occidente había aprendido a contemplar con asombro y temor el ascenso de aquellos misteriosos caudillos nómadas que un buen día amenazaban con someter el mundo conocido bajo una imparable ansia de conquista.
A su llegada el FC Barcelona era un relato escrito en la pizarra. Aun con Leo Messi -¡Leo Messi!- resolviendo imposibles sobre el césped los cantares modernos del club catalán no se rendían tanto al talento de los futbolistas como a la ciencia del inquilino del banquillo. Existía, de algún modo, la convicción de que el club no conocería el éxito lejos de una formulación colectiva muy compleja y precisa. En la victoria y en la derrota, las epopeyas azulgranas eran contempladas como una materia eminentemente táctica, pero Luis Enrique encajaría mal en el papel de un general tan cerebral en el planteamiento de su ejército. Al entrenador del FC Barcelona cabe imaginarle en un rol más salvaje, cuánto menos en espíritu. Más acorde a un líder cercano al propio sentir del futbolista sobre el césped. Al corazón, más que a la cabeza, del guerrero en la contienda. Con un gorro de lana y un pequeño escudo de mimbre Luis Enrique habría encarnado un Tamerlán imponente.
Luis Enrique planteó un FC Barcelona agresivo y vertiginoso sin demasiada profundidad táctica.
La geografía es fundamental para comprender el impacto de las grandes invasiones nómadas lo largo y ancho de Asia y la Europa oriental. Las grandes estepas limitaban el desarrollo agrícola de sus poblaciones. En consecuencia, los habitantes de esos territorios sacaron fuerzas de flaqueza para especializarse en un modo de vida itinerante y belicoso que dio lugar a un tipo de combatiente muy peculiar: el arquero montado era un jinete tan extraordinario como certeros sus disparos a galope tendido. La movilidad, la técnica y la convicción de estos guerreros, que conformaban no tanto una tropa como una comunidad a la conquista de aquellos parajes y bienes que debían asegurar su propia subsistencia, desbordaban cualquier ejército bien organizado que se opusiera a su avance. Las hordas de Atila, Gengis Khan y Tamerlán parecían invencibles.
El trabajo táctico de El técnico propuso un FCB con menos controlLuis Enrique ha despertado numerosas dudas a lo largo de la temporada. El propio entrenador subrayó muchas de ellas al ir descartando por el camino un saco de ideas que nunca terminaron de asentarse. Desde el punto de vista del análisis más específico, el FC Barcelona de final de curso se parece muy poco al de su arranque, y tampoco ahora que su funcionamiento colectivo es muy superior al de entonces muestra una estructura demasiado rica en la pizarra. No es algo, al parecer, que quite el sueño a su entrenador. Deporte infinito en variables que condicionan el rendimiento competitivo, el fútbol es más que táctica y la presente temporada se empeña en subrayar que el equipo de Luis Enrique ha dominado con fiereza casi todo lo demás. El técnico asturiano, en principio una figura muy afín al método establecido en el club, ha sido el primero en mostrar al público azulgrana una nueva forma de escenificar sus victorias.
De pie sobre los estribos al levantarse el telón, sable en mano y la mandíbula desencajada al grito de ataque, Luis Enrique ha gobernado el espíritu de sus futbolistas con una productiva mezcla de audacia y tesón. La iniciativa pudo acabar mal, y cerca pareció de ello en varios momentos, como pudo haber fracasado cualquier otra fórmula en este contexto en el que tal grado de resurgimiento azulgrana se antojaba muy complicado. Se dice, no obstante, que la fortuna favorece a los valientes, y lo cierto es que el técnico asturiano partía de una premisa audaz que se ha revelado muy acertada: el entrenador asturiano no tardó en precisar que la tenencia del balón no le obsesionaba y sus actos fueron más contundentes que sus palabras al diseñar un equipo sin apenas presencia en mediocampo. El nuevo FC Barcelona rompió con el estricto modelo de juego que lo había caracterizado -y encorsetado, en los tiempos más recientes- y los futbolistas respondieron con un nivel de activación individual que sugiere cierto sentimiento de liberación.
Pero la estructura táctica es muy L. Enrique ha sido muy firme en su convicciónimportante, y la de este proyecto tardó en asentarse sin que ello minara la firme confianza del entrenador en los rasgos más distintivos de su plan vertiginoso. De Luis Enrique se recuerdan muchas correcciones a lo largo de la temporada, pero escasos pasos atrás respecto al sentido fundamental de su propuesta. El retorno parcial al viejo Barça de Xavi en el Santiago Bernabéu fue el más relevante, pero debe enmarcarse en su contexto: el de un escenario y un momento muy particulares para unos y otros. Tras esa breve concesión al pasado el caudillo de la horda azulgrana sólo ha mirado hacia adelante. Sus jinetes se han sentido fuertes bajo su mando y semana tras semana han cosechado marcadores positivos con distintos grados de merecimiento en la globalidad del juego. Y han acusado poco, la mayoría de las veces, las debilidades del engranaje colectivo. Se han mantenido confiados y optimistas, resilientes ante la adversidad, resistiendo a imagen de su propio general la tentación de regresar a un libreto más familiar. Cómplices, como su entrenador, de unos tiempos que han sonreído a su audacia.
La tensión, no obstante, aumentó con la llegada de 2015. Tanto como la distancia existente en la ligera consistencia del equipo y los resultados tan positivos que había ido acumulando a lo largo de la primera mitad del curso. Llegado cierto momento no sólo las conclusiones de un análisis táctico pormenorizado, sino también algunos marcadores cruciales, replicaron el rumbo de un proyecto que se sostenía, por encima de todo, en una fortaleza emocional que empezaba a tambalearse. El entreacto más duro de la temporada puso a Luis Enrique en la tesitura de levantar una representación cuyo discurrir flaqueaba pese a lo impactante de su puesta en escena. Nada que un gran líder de la estepa no sepa afrontar.
En la segunda mitad del curso el nuevo proyecto azulgrana ha presentado candidatura al triplete.
De Gengis Khan se cuenta que sus enemigos se asombraban al contemplarle impertérrito bajo los truenos de una tempestad, una circunstancia muy temida entre los mongoles a raíz de una arraigada superstición. El caudillo nómada tenía una explicación para ello: una vez se encontró sin nada que lo resguardara del retumbar del cielo, y de ese modo no le quedó otra opción que mantenerse firme sobre su caballo y desterrar el miedo a la tormenta. Fiel al ejemplo, Luis Enrique se mantuvo en sus trece y añadió a su convicción una decisión crucial en el mismo terreno táctico que tanto se le había resistido: el cambio de posición de Leo Messi desencadenó un proceso de crecimiento colectivo que dio lugar a la mejor versión del FC Barcelona 2014-15, un equipo llamado a luchar por todo.
Superados los primeros compases del relato, en los que se presenta a un pequeño caudillo que busca hacerse un nombre en las luchas por el dominio de Persia, la obra de Christopher Marlowe alcanza su pasaje más inspirado: Tamerlán ha sido nombrado general de los ejércitos del rey en medio de la guerras civiles que azotan el país y nada hace suponer que vaya a alcanzar una posición de mayor trascendencia. En apariencia, el personaje tampoco lo pretende. Pero justo en ese momento la situación da un vuelco inesperado al revelarse la verdadera voluntad del caudillo turco-mongol: “¿No es hermoso ser rey y cabalgar triunfante a través de Persépolis?”, pregunta con una intrigante sonrisa ante el asombro de sus lugartenientes. “¡Hermoso y lleno de pompa!”, responde inflamado uno de sus hombres de confianza. Y entonces la horda de Tamerlán marcha a la conquista del mundo.
Miguel ángel Molina 22 mayo, 2015
Alguien me puede explicar cuál fue el dichoso problema entre el caudillo y el kriptoniano a mediados de liga, y cómo fue que lo superaron de tal modo que ahora la horda "galopa" con esa fiereza endemoniada hacia el triplete?? Me parece que si eso de veras ocurrió pues es parte de la gesta.
Fenomenal Marc!! Gracias.