Lahm volvió a la banda derecha y el Bayern fue una mezcla entre lo nuevo y lo de antes. Formó un 4-4-2, salió en largo o por los costados, centró muchísimos balones a la olla y cargó el área con multitud de llegadores. De guardiolismo tuvo la paciencia para cambiar de lado si pintaba precipitado colgarla desde el primero, pero básicamente, los bávaros encendieron Múnich como si les entrenase un alemán. Lo cual fue una noticia funesta para el FC Porto.
Abrir el campo cerró el cruceLopetegui diseñó en otoño un equipo protagonista que pudo sobrevivir al Bayern hace siete días por las infinitas facilidades que le fueron prestadas. La mayor, que apenas tuvo que defender un único carril. En el momento en el que Guardiola activó ayer las dos bandas, la eliminatoria se acabó. Sin Danilo ni Alex Sandro, dos centrales, Reyes y Martins Indi, malcumplieron como laterales, y peor lo hicieron quienes les rodearon. Óliver y Héctor defendían demasiado hacia arriba, descuidando lo que les quedaba detrás, mientras Casemiro corría para todas partes sin que le diese tiempo de llegar a ninguna. Por último, especial mención a la protección del área de los lusos. La candidez de los centrales y Fabiano fue excesiva, incluso con Alcántara ganándoles la partida por alto. Al Porto le falta de todo para defender a un gigante. Futbolistas, sistema y costumbres. Guardiola subrayó sus debilidades y se paseó.
Thiago, libre, se movió como «un Gerrard». Mucho y con cerebro.
Para avivar el híper abundante caudal ofensivo al que el Bayern Múnich dio origen desde el pitido inicial, tres futbolistas desempeñaron roles preponderantes. Vayamos de abajo a arriba, pues hubo uno por cada línea. En la de zagueros, Boateng se erigió como el capitán de la salida. Aprovechando que Xabi Alonso solía abrirle la puerta, Jerome conducía con carácter y alternaba pases filtrados hacia Thiago con cambios de orientación a Götze -volante izquierdo- o pelotas frontales el pecho de Lewandowski. Directo y rápido. Y muy preciso. Pese a la dificultad y distancia de sus toques, perdió poquísimas posesiones, lo cual dio mucha continuidad ofensiva. Aunque quien protagonizó la misma fue Thiago Alcántara. El hispano-brasileño jugó tan, tan bien que ni siquiera la baja competitividad del Porto evitará que recordemos su partido. Además, sus quehaceres causaron sorpresa. Al tratarse de una versión muy alemanizada del Bayern, sus hombres no hicieron juego de posición puro, sino que gozaron de una libertad táctica muy llamativa en un equipo de Pep. En el caso de Thiago, su rol fue de box-to-box radical, como los de la Premier, apareciendo en cualquier sitio del ataque tanto a lo ancho como a lo largo. Y como suele sucederle, creció al estar más vinculado al último pase que al primero; a la magia que al orden. Se insiste, dominó el choque. Y para cerrar el análisis, un elogio a Thömas Müller. Nadie crece como él cuando el Allianz Arena homenajea con su fútbol al viejo Olímpico de Múnich. Fue incontenible.
hola 22 abril, 2015
El Porto en el primer tiempo olvido todo lo bien que hizo en el partido, extrañaron mucho a dos piezas fundamentales de su columna vertebral(Danilo y Alex). Me gusto el Porto en el segundo tiempo con Casemiro actuando de libero pero ya era muy tarde para que reaccionaran…
El Bayern volvio a ser el Bayern y Lewan dejo una genial actuacion de nuevo.