El Espanyol había hecho mejor fútbol, mejor Copa, mejor ida y llegaba con mejor ánimo que el Athletic Club de Bilbao, pero anoche no se notó. En cierto modo jugó entumecido, quizá por verse a las puertas del que iba a considerarse partido más importante de su más reciente historia. El mal de altura causó estragos. No fue el equipo que eliminó al Valencia y al Sevilla con justicia y brillantez. Por su parte, el Athletic Club, cuyo grueso del plantel ha disputado ya tres finales en el último lustro, mostró el aplomo que en éstas se adquiere. Desde Aritz Aduriz al Txingurri Valverde, derrocharon claridad mental.
De Marcos fue lateral diestroPrecisamente el míster pegó el primer golpe sobre la mesa. Tiró de factor sorpresa y propuso dos ajustes que le dieron la iniciativa: invirtió las posiciones teóricas de De Marcos e Iraola, haciendo que Óscar jugase por detrás de Andoni en la banda derecha, y modificó el dibujo táctico hacia una suerte de 4-2-3-1 bastante flexible que hallaba a Williams de extremo izquierdo y a Muniain como mediapunta. Los cruces entre estos dos eran habituales y productivos, pero sus zonas de arranque eran las asignadas. Iñaki en banda e Iker en el centro. Y todo tenía un sentido.
Muniain e Iraola se buscaron para calmar el juego con pases.
Por un lado, el cachorro más pausado y que más cómodo se siente con la pelota en sus pies es sin duda Muniain, que al centrar su puesto y permitirse bajar a recibir cuando quisiera se destacó como el jugador más presente del choque. A su vez, aunque su demarcación habitual sea la de lateral derecho, Iraola bien podía ser considerado el segundo hombre más reflexivo del once del Athletic, y subiéndolo al medio se le juntó a Iker para que, con Aduriz, formasen un triángulo asociativo que inclinó la balanza emocional del lado visitante. Se la pasaban en campo contrario y con suficiencia campeona. Hicieron que el Espanyol se sintiese poco a poco más pequeño. Silenciaron Cornellà-El Prat.
Iñaki sumó más sin el esféricoEn segunda instancia estuvo el tema de Iñaki. El joven león negro suma pocos partidos en la élite y no conviene cerrar ya una descripción sobre él, pero sí podemos detallar con prudente seguridad lo que a día de hoy tributa con garantías. Si Dani Alves se presenta como defensa pero suma como atacante, Iñaki Williams es un delantero que aporta sobre todo en el robo y las ayudas. Su trabajo cerrando la banda compensó tácticamente al equipo, y su rapidez en los repliegues y despliegues dio superioridad numérica al Athletic en las dos transiciones, tanto si corría para arriba como si corría para abajo, así que se reveló como una herramienta muy práctica en la estrategia de su entrenador. Tipos como Toquero o Danny Welbeck, cada uno en su nivel, dieron puntos y ventajas en base a acciones similares. De momento y con 20 años, Williams ya puede decir que constó en aquella remontada que clasificó a su Athletic para la Final de la Copa 2015. Como San José, crucial de mediocentro anti-aéreo. Nada dañaron sobre él los 23 centros llovidos.
hola 5 marzo, 2015
Veremos si Aduritz puede llevarse esa Copa… Ojala veamos al mejor Athletic en la final.