Quizá fuese su techo. Por lo menos el artístico. Hasta el 45, lo del Málaga consistió en una sucesión de jugadas preciosas propias de conjuntos que valen mucho dinero; las maniobras técnicas que intentaron y colmaron hicieron acopio de una dificultad, pues eso, al mero alcance de las grandes estrellas. Ayudó el desorden del Córdoba, cuyo sistema defensivo resulta indescifrable cada vez que juega Ekeng, y cabe también señalar que se vivió una inspiración colectiva normalmente inalcanzable, pero incluso así, lo que logró ayer la máquina de Gracia se debe ponderar. Este Málaga 3.1 brilla y brilla.
Javi ha creado tres «Málagas»A pesar de haber mantenido una línea de resultados regular a lo largo del año y de haber parecido desde el primer día un equipo hecho, su sistema se ha visto expuesto al cambio continuo por dos motivos diferentes. El primero y más claro, las bajas por lesión o venta, que no han sido escasas; y el segundo y más interesante, porque Javi Gracia al fin y al cabo entrena a un modesto. Cuando un buen técnico administra una plantilla como la blanquiazul, las temporadas suelen moverse en la siguiente dinámica:
1. Búsqueda de un modelo.
2. Hallazgo del mismo.
3. Suma de puntos.
4. Monotonía que relaja.
5. Juego equilibrado pero con fallos en las áreas por falta de calidad individual.
6. Crisis de resultados.
7. Crisis de confianza.
8. Caótico intento de supervivencia.
¿Qué está sucediendo? Que siempre que Gracia ve cómo su grupo se acerca a la Fase 7, se inventa una nueva Fase 2. Lo ha conseguido dos veces ya. Por eso ha habido tres Málagas reconocibles distintos.
La edad de Santa Cruz capó al Málaga en las primeras jornadas.
– El concierto de Luis Alberto. Ya en pretemporada comenzaron a sonar ecos sobre el fútbol malacitano. Javi Gracia presentó en La Rosaleda un conjunto con identidad propia, la que le daba su línea de mediapuntas formada por Juanmi en la izquierda, Luis Alberto en el centro y Horta en la derecha, con Santa Cruz de delantero. Horta fijaba su zona en banda, Juanmi agitaba al rival con sus diagonales y Luis Alberto aprovechaba los espacios surgidos para lucir técnica. Sumaron menos puntos de los merecidos porque dependían en exceso de que Juanmi compensase la falta de energía de Roque en el área. El canterano lo hizo, jugó de fábula, pero no tuvo fortuna de cara al gol.
El Barça, en Málaga, «consagró» a Castillejo y a Amrabat de «9».
– El caza de Amrabat. El Málaga más presente y productivo fue sin duda el liderado por Amrabat. Gracia cambió el 4-2-3-1 por un 4-4-2 y situó a Castillejo y García en sus bandas naturales, con Nordin y Juanmi en la doble punta. La contra de esta versión resultó mortal, con el marroquí causando estragos al nivel de una superestrella de la Liga, mientras que el ataque posicional se basaba en el regate de Castillejo en la izquierda, las caídas de Amrabat a la derecha y las apariciones de García en el área a modo de rematador. Juanmi, en su papel más asociativo, unía a las tres piezas. Fue el Málaga de la verticalidad. No la pasaba atrás. Siempre hacia delante. A todo gas.
El Camp Nou «consagró» a Horta y a Samu García de delantero.
– El sueño de Darder. Amrabat, que atravesaba un bache de forma, se perdió por sanción la visita a Barcelona, lo cual provocó que Javi Gracia descubriera dos cosas; que el talento de Horta ya competía y que Samu García de «9» daba unos pases de espaldas a portería que Nordin no ofrecía. Nordin recibía en largo, la bajaba y hacía su jugada, pero García recibía en corto, por raso, y daba unos primeros toques que dejaban de cara y en ventaja a sus compañeros los mediapuntas. El entrenador utilizó esto para crear dos sociedades muy curiosas: Castillejo y Juanmi en la izquierda; Horta y Samu García en la derecha. En la izquierda, el extremo creaba espacio con sus regates y el punta los activaba por dentro; y en la derecha, el delantero creaba espacios con sus desmarques, recibía y se la dejaba de cara a Horta para que serpentease hacia el carril central. En síntesis, por primera vez el Málaga era capaz de tener y retener el balón en las dos bandas indistintamente. Como consecuencia, la duración de los ataques creció, también la altura de los mismos y, así, Darder encontró el tiempo necesario para subir y pisar peligro tanto cuanto deseara. Y Darder lleva un mes sembrando el terror.
En la última jornada, ayer ante el Córdoba, Javi Gracia dio un nuevo pespunte y consolidó lo que ya probó frente al Getafe; intercambiar a Horta y Castillejo. Al ganar presencia en la frontal del área gracias al repertorio de espaldas de García, poner a Horta y Castillejo a pie cambiado, para asistir o chutar con sus pies fuertes, resultaba muy interesante. Y así fue. Eclosión total. De ahí, de este reciente ajuste, que este sea el Málaga 3.1, no el 3.0.
Boka no centra como Antunes, pero mejora el circuito asociativo.
Como colorario, Rosales, Boka, Weligton y Camacho. Los laterales generan una actividad y una superioridad física que no está exenta de uso ofensivo, especialmente en el caso del marfileño, que posee una técnica para hacer marceladas más que aprovechable. Weligton es seriedad formando dupla central con un hombre (Marcos Angeleri) que no siempre sabe dónde está, porque al fin y al cabo es lateral y de los erráticos. Tampoco le ayuda la excentricidad de Kameni, arquero que para más de lo que calma; pero el capitán queda por encima de esos nervios. Y qué decir sobre el internacional Camacho. Probablemente, el mediocentro con mayor impacto defensivo del campeonato a fecha de hoy.
Quedan 11 partidos. Antes o después este Málaga 3.1 se caerá, como le ocurrió a los anteriores. La pregunta es: ¿diseñará Gracia otro más?
hola 16 marzo, 2015
Notable articulo.