El partido era especial y el Arsenal empezó creyéndoselo. Era quizás la primera vez que los dirigidos por Wenger afrontaban una eliminatoria de Champions con la cabeza alta y mirando un poco por encima del hombro en la era post Thierry Henry. Seguramente era así en lo que concierne al mundo Arsenal sin Cesc Fàbregas. Había que vestirse de gala y lo hicieron. Los primeros cinco minutos fueron un fogonazo de toques y jugadas con fluidez y decoro, incluso con punch pues Welbeck llenó el área con efectividad, a pesar de que falló en el momento del remate. Y esa fue la historia tragicómica del partido.
Los de Wenger eran los favoritos en la eliminatoria
Cazorla jugó muy bienEl Arsenal de gala es el de Cazorla mediocentro y Alexis Sánchez juntándose arriba con Mesut Özil. Si sus tres mejores futbolistas funcionan, el Arsenal puede llegar a ser un equipo no sólo espectacular, sino muy productivo. Y anoche lo fue. Pero fallaron. Fallaron y perdieron. No porque su rival fuese más dominante, porque el Mónaco realmente no lo fue, sino porque en el momento del remate no lograron anotar. Entre los tres cracks crearon ocasiones para poder golear, mas no supieron concretarlas. No fue que Subasic hiciera un partido histórico, fueron errores en la definición, casi una metáfora del Arsenal de los últimos cinco años.
El encuentro tuvo más cosas. El Arsenal, que había empezado muy bien con un 4-2-3-1 que devenía en 4-4-2 cuando Welbeck hacía la diagonal hacia adentro y ocupa zonas de delantero centro, vio como su rival se organizó en un 4-4-1-1-0. Cero porque el hipotético ‘9’ monegasco era Berbatov y éste no ejerció de tal, sino de segunda punta de un centrodelantero inexistente. Detrás de él estaba Moutinho y detrás de Moutinho, el pantano: una doble línea de cuatro, ocho jugadores de playera oscura y, sobre todo, Geoffrey Kondogbia. El francés fue el mejor jugador de su equipo y formó junto a Fabinho una pareja que creó problemas de verdad al Arsenal. El Mónaco hacía sombra a la salida de balón de los ‘Gunners’ y esperaba en la divisoria para presionar. Más allá de eso no parecía que hubiese una organización mayor. Cuando alguno de camiseta roja llegaba a la zona pantanosa, los de azul oscuro iban a por él hasta hundirlo o fracasar. Y fracasaron muchas veces.
La falta de acierto en el remate desquició al Arsenal
Kondogbia se impusó en el tackleEl 4-4-1-1 que planteó Jardim tapaba bien las líneas de pase posibles del Arsenal, por lo que los comandados por Wenger tuvieron que hacer uso del regate como recurso principal de transición. Así, el 4-2-3-1 desapareció paulatinamente para dibujar una especie de 4-2–2-2 en el que Alexis y Özil compartían la mediapunta. Cazorla y Alexis sacaban al equipo con conducciones por dentro que fácilmente superaban el esfuerzo colectivo del Mónaco, y que sólo encontraban oposición en el ejercicio individual de Fabinho y Kondogbia, y luego Özil y el chileno se asociaban arriba para crear ocasiones de gol. La banda derecha que Welbeck liberaba para posicionarse arriba la ocupaba con más ímpetu que precisión el joven Bellerín. En ese tramo del partido, los de Arsène se hincharon a tener oportunidades de gol mal finalizadas y el Mónaco, en la primera que tuvieron, anotó gracias a un rebote. Antes habían tenido creado nula actividad para Ospina gracias al flojísimo partido de Berbatov, que no sólo dejaba sin profundidad a los suyos, al no tirar nunca una ruptura, sino que ralentizaba cada ataque cuando contactaba la pelota.
En el segundo tiempo la postura de ambos equipos fue la misma y las consecuencias, iguales. Hasta que el Arsenal enloqueció. En el minuto 59’ Giroud falló la última de sus ocasiones claras de gol y fue sustituido. El resto de sus compañeros no parecieron salir de ese minuto y, descompuestos, fueron víctimas de errores infantiles, fallos competitivos graves y de Anthony Martial, que corrió a placer. Si el Arsenal antes fallaba tras cruzar el pantano, ahora el pantano se los había comido. Wenger metió cambios, terminó jugando con Oxlade de mediocentro, tres fantasistas y dos velocistas arriba. No importó. La dinámica del partido era favorable al Mónaco de Jardim, que fue refrescando piernas a la vez que cerrándose más sobre su arco a la espera de un contragolpe que diera al estocada final. Y la dieron. Arsenal 1-3 Mónaco.
Uruguayoafull 26 febrero, 2015
Que inocencia estos ingleses! Años jugando juntos y cometen errores infantiles, Siempre las mismas caras en los banquillos, tácticamente perdiendo pie ante la Bundesliga y técnicamente cada vez mas lejos de España, y eso que son los que mas plata gastan en fichajes.