El empate cosechado por el Athletic en el Comunale de Turín resumió bastante bien la contabilidad futbolística del club bilbaíno. Ante un Torino con evidentes déficits competitivos y sin Aritz Aduriz, los de Ernesto Valverde demostraron sus problemas, de juego y confianza, el gran debe del Txingurri, pero también todo lo que realizó el técnico sobre la marcha para remediarlo, quizás el gran y único haber en esta temporada: su intención para remodelar los tabiques de una casa que tiene más de una gotera y que depende en exceso de su único pilar. Hay quien pensará que es lo mínimo que debe hacer un profesional pero no es ni mucho menos la forma y los recursos lo que le iguala con casos de urgencias semejantes. Son muchas las cosas que ha intentado Valverde desde el inicio de temporada.
El 5-3-2 que presentó Giampero Ventura fue asumido por el Athletic como un reto, al que veces superó y por el que en otras tantas fue superado. Por primera vez en la temporada, los vascos dibujaron un 4-3-1-2 con Íker Muniain coronando el rombo, con Viguera e Iñaki Williams siendo los puntas y Íker, de menos a más como ’10’encargados de caer a espaldas de los carrileros para las jugadas más directas. Esta configuración resultó un arma de doble filo. El filo bueno reside en los problemas que tienen los repliegues de cinco zagueros como el turinés, el cual gana un hombre más en el área pero pierde una pieza en mediocampo, y los carrileros sufren si se sobrecargan las bandas o se cambia de orientación. En esas, el Athletic, con Iker de ’10’, tenía un 4 vs 3 en zonas de creación, si bien, la poca fluidez de sus cuatro integrantes complicaba la ventaja teórica. El filo más peligroso residió en la ausencia de extremos sin retorno. Con Beñat y San José como hombres de mediocampo junto a un Rico muy arriba en la presión, el Toro aprovechó a sus dos hombres más exteriores: Molinaro y Darmian, este último de nivel y presencia internacional.
El ajuste de Ernesto rehabilitó el estado de ánimo de los suyos
Tras el descanso llegaron los mejores minutos de los rojiblancos y los más apáticos de los italianos. Valverde ajustó y veremos, por la reacción de parte de su gente –incluído su canal oficial-, si defensivamente puede ser la solución a los problemas en el balance defensivo. Haber convertido a los carrileros en protagonistas en la primera mitad fue la razón principal por la que los vizcaínos mutaron sus líneas, pasando a jugar toda la segunda parte con defensa de tres. Iraola dio relevo a Aurtenetxe, De Marcos pasó al carril zurdo y Etxeita, Laporte y Gurpegi -sustituyendo a Viguera- taponaron la ventolera que corría por fuera, haciéndose con la pelota a través de un Muniain muy participativo en los segundos 45′ y de unos centrocampistas italianos que cometían falta sin medir sus consecuencias.
¿Puede el Athletic encontrar en la defensa de tres un remedio duradero y estructural? A priori no es un sistema que ligue con las ideas predominantes de su entrenador, pero tiene su debate. El Athletic es un equipo que presiona siempre la salida de balón del contrario, de manera innegociable, con muchos hombres y si hace falta sobre el cancerbero; es decir, no repliega, una opción defensiva que tiene sus problemas con cinco zagueros y en donde los leones tendrían que contragolpear, algo que no saben hacer. Su espalda se protegería con un hombre más en la última línea, los carrileros podrían quedar algo más liberados para asfixiar una salida por banda del rival y podría recuperar la confianza de jugadores como Iraola, al que Valverde ha utilizado de interior y que como lateral largo no sufriría tanto atrás con un marcador más escudándole, o Ánder Iturraspe, señalado por pérdidas en el primer pase y sin las piernas para abarcar el terreno de un equipo muy largo. Ello reconfiguraría los roles, y hombres como Susaeta o De Marcos -si el utilizado es Balenziaga- quizás fueran suplentes, pero Valverde ganaría revulsivos interesantes, entregando a Íker Muniaín el papel de segundo punta por detrás de Aduriz. ¿Te convence, Ernesto?
Iñigo 20 febrero, 2015
Arropar la defensa y juntar cabeceadores a balon parado, el unico plan que le ha funcionado al Athletic en toda la temporada. Y Valverde solo lo plantea en situaciones desesperadas.