Qué bonito fue el Sevilla-Gladbach. Digno de los Octavos de la Champions, más que de los Dieciseisavos de la competición «B». Ambos equipos presentaron batalla durante los 90 minutos, los dos hicieron cosas buenas tanto en el primer tiempo como en el segundo; pero se repartieron el control relativo según la mitad. Los alemanes dominaron al principio y los españoles, tras un discutido cambio de Emery, le dieron la vuelta a la tortilla para terminar ganando.
Wendt (lateral) hizo daño serioEl arranque perteneció al triángulo de 2+1 formado por Xhaka, Kramer y Raffael. El doble pivote constó sin tregua. El suizo se ofreció siempre para sacar el balón y Kramer le sirvió los apoyos necesarios para avanzar con comodidad. Salían y asentaban posesión en campo hispalense. Su juego era autoritario, de doble pivote bruto, porque además hicieron inútil el ajuste de Emery, que cambió su 4-2-3-1 habitual por un 4-3-3 con Iborra y Banega por delante de Krychowiak para que el español y el argentino pudieran entorpecer el fútbol de Christoph y Granit. Una vez éstos superaban ese intento de obstáculo, hubo dos desvíos. El primero desembocaba en Oscar Wendt, el lateral izquierdo, que subía sin que Reyes corriese tras él. Tácticamente implicó un desequilibrio, Iborra y Krychowiak se alternaron en la basculación -ambos a destiempo- y se abrió una ranura en el centro (centro-izquierda) que Raffael, el mediapunta, convirtió en los mejores ataques del Gladbach.
En los peores momentos del Sevilla, Reyes fue la esperanza.
Pese a que la pizarra de Favre había vencido a la de Unai, el Sevilla había tenido también sus opciones. Sobre todo, porque Reyes, el que no bajaba tras su lateral aunque el Sevilla replegase, es un genio. Es un genio y encima está bien, tiene sensaciones positivas, se ve ligero, intenta magia y ésta le prende. Sin recibir en ventaja, haciéndolo demasiado esquinado y lejos del área, su formidable repertorio técnico asistió a su imaginación para entusiasmar al estadio y generar peligro.
Sin J. A. Reyes el Sevilla mejoróDe ahí que el Sánchez Pizjuán montase en cólera cuando vio que, en el minuto 55, el entrenador quitaba a Reyes para dar entrada al lateral Diogo Figueiras. Empatando a 0 en casa, y justo cuando la sinergia parecía favorecerle más, Emery sentaba a su gran talento para poner un defensa natural. Aleix Vidal, que hasta entonces había sido el lateral, dejó ese puesto a Diogo y subió unos metros para actuar él donde Reyes, de extremo derecho. No vamos a entrar ahora mismo en el detalle de por qué un entrenador necesita sentar a su mago para equilibrar su sistema, no es momento, pero sin duda será un debate interesante para próximas fechas. El caso es que sucedió tal cual: cuando el Sevilla perdió a su mejor hombre, cobró estabilidad táctica. Con Aleix sellando a Wendt, el doble pivote Xhaka–Kramer fue desprovisto de su pase fácil y empezó a sufrir contra Banega e Iborra, cuya labor defensiva pasó a sí ser eficiente. Y desde ese nuevo panorama, otros tres sevillistas hicieron la diferencia: Nico Pareja con sus fabulosos envíos largos -parecía Pirlo transformado en central-, Bacca administrando el área y, con especial énfasis, Vitolo con sus excepcionales movimientos largos. El origen de sus canarios desmarques era la zona del lateral derecho, y el final, la del extremo o el lateral izquierdo. Cada movimiento suyo implicaba a más de cinco rivales. Cuesta defender eso. Son iniciativas que desajustan. Fueron las iniciativas que desajustaron al Borussia Mönchengladbach.
@alopezgu 20 febrero, 2015
Clavado, Reyes es el mago, pero en estos partidos TOP su carencia defensiva limita a su equipo.
O resuelve los partidos en modo Riquelme de aquel Villarreal o tenderá a desaparecer en los momentos clave de las alineaciones de Unai.
Lo de Unai es para enmarcar, sabes lo que te va a hacer pero te lo hace. Dicen que sus equipos son a veces planos, que solo viven de su intensidad y sus planteamientos defensivos pero es que si esa intensidad es factor diferencial, es suficiente.
Tal vez no tiene las armas para derribar muros pero con un martillo y un cincel incide incide incide hasta abrir una via de agua por la que se cuela siempre.
Bravo Unai.