El Bayer Leverkusen aprovechó el factor casa para sorprender al Atlético de Madrid y marcar la diferencia. Los de Roger Schmidt cuentan con la virtud de la pre-claridad, forman un equipo de ideas definidas, coherentes entre sí y en las que confían ciegamente, y eso les permite afrontar partidos complicados con la tranquilidad de que algo harán. Como poco, obligar al adversario a ser mejor que ellos. El actual subcampeón, a partir de un planteamiento quizás equivocado que primero le confundió y luego le frustró, no fue capaz de hacerlo, y se trajo para España un resultado harto peligroso.
El Bayer 04 lo tiene clarísimoEl funcionamiento ofensivo del Bayer no reviste demasiada complejidad, pero sí la suficiente calidad como para condicionar el juego. Su salida de balón es muy rápida, su ritmo en la zona de creación es muy alto y arriba no se lo piensa dos veces. Si existe una ventaja concreta para ellos, la aprovechará sin descanso, sobre todo, para intimidar. Anoche, antes de que se cumpliese el primer cuarto de hora, ya había descubierto un par. Dos que, además, eran muy complementarias entre sí. Podemos presentar que la primera era la constante y la otra, la variable asesina.
Bellarabi pertenece a la estirpe que más daño le hace al Atleti.
Bellarabi se erigió en el hombre-estructura del ataque de Schmidt. De sobra es sabido que el Atlético representa un muro de extraordinaria fiabilidad pero que tiene dos trampillas en su base que conceden cierta esperanza a sus invasores: ninguno de sus cuatro laterales resulta del todo fiable en el uno contra uno. El extremo derecho alemán, una bala incesante cuyas trayectorias giran en tirabuzón, percutió al principio sobre Siqueira y después contra Jesús Gámez para dar metros a los suyos y problemas a Simeone. El regate de Bellarabi, nunca brillante pero siempre productivo tácticamente, determinó la altura de la pelota. De la pelota y, en buena medida, de Griezmann, extremo izquierdo colchonero, que corrió más detrás de su lateral que delante del mismo.
Tiago Mendes se vio desbordadoY si el driblador constituyó lo fijo, aquéllo que no picaba tanto pero que siempre apuntó a decantar el resultado se llamó Çalhanoglu. El mediapunta turco, que se pegaba a Gonzalo Castro y Son para dilatar algunas circulaciones de balón y mezclar así un poco juego, fue quien aprovechó la grieta que provocó en el Atleti su 4-3-3 de anoche. Con Saúl (interior izquierdo) abierto para ayudar a su lateral y con Gabi agotado, desnortado y abatido, la soledad de Tiago Mendes amenazó tanto a Simeone que hasta cierto punto sorprendió que no la corrigiese. El portugués estaba desbordado, el ataque alemán llegaba demasiadas veces a su altura y él manejaba una anchura excesiva que le forzaba a tirar más de despliegue físico que de colocación, y como eso no es lo suyo, sufrió. No se pretende responsabilizarlo, fue más víctima que culpable, pero hay que dejar constancia de que su espacio fue un problema perdedor.
Spahic completó una actuación dominante ante Mandzukic y cía.
Llegamos al final del texto y sobre el ataque del Atlético de Madrid no se ha dicho nada todavía. Valga apuntar entonces que, como tal, no existió. Se entiende que la jugada de Simeone era enfrentar la fortaleza física de Mandzukic contra el cuerpecito de Spahic, edificar sobre esa relación una ventaja importante e ir mezclando a las llegadas de Griezmann por el lado débil con la pausa de Arda -y la incorporación de Juanfran- en el lado fuerte, pero ni Mario se impuso a Emir ni sus socios llegaron a tiempo de socorrerle, pues el ataque del Bayer Leverkusen les hacía comenzar sus ofensivas demasiado atrás. En parte por eso el sistema protector de Schmidt, tan a menudo señalado y no sin razón, aparentó una consistencia digna de la Champions. La constancia de Bellarabi, la inteligencia de Çalhanoglu y la noche de Simeone, tanto por planteamiento inicial como por dirección de campo, potenciaron a los once alemanes y lastraron a los once españoles. El Atlético de Madrid ya prepara el último de sus retos: una remontada de Copa de Europa. Por fisionomía, el que peor le viene. No será fácil.
Jesús 26 febrero, 2015
Esta vez, el Atleti fue el RMadrid, y el Bayer fue el Atleti.