El Fútbol Club Barcelona va a terminar enfrentando, desde su resurgimiento tras la derrota en Anoeta, hasta en tres ocasiones distintas a Atlético de Madrid y otras tantas al Villarreal de Marcelino, seguramente los dos mejores repliegues del país; ambos configurados en 4-4-2 y con un gran nivel a la hora de desviar el juego a las bandas y juntar las líneas al máximo. Una idea que al Barça 2013-2014 le puso frente al espejo, aquel donde se pudo apreciar a Dani Alves lanzando centros desde la banda una y otra y otra vez. Ha sido este mes donde el Barça de las transiciones y los delanteros ha terminado por consolidar una idea de juego reconocible en ataque organizado, lo que finalmente le ha posicionado como candidato a todo. Y, sirviendo como valor incalculable para sus aspiraciones, una suerte enfrentarlos que no disponen otros grandes europeos. Varas de medir para crecer.
En el día de ayer, y durante los primeros 39 minutos, el partido dejó constancia de dos cosas: 1. el Villarreal no salió ni una sola vez con peligro de ocasión pero no se vio amenazado gracias a su nivel defensivo. Y 2. el Barça no sufría ‘Masche’ fue el mediocentro atrás por su buen hacer colectivo a la hora de mezclar el juego y compensar con notable calidad posicional. Uno podría pensar que al final todo se reduce a que Messi vuele, agite el árbol y todos se activen por su incontenible fútbol. Sea este su origen, el Barça ha sabido escapar del efecto herradura al que le sometía cualquier oponente la temporada pasada. El rival basculaba, los blaugranas formaban una circulación en ‘U’ y era Alves quien finalizaba la cadena de pases por la derecha, metiendo un centro a la olla donde era físicamente imposible que alguien lo rematara. Los centros de Alves, en mucha menor medida, siguen produciéndose, pero aquella ausencia de movilidad, sinergias o pases filtrados y descargas por el carril principal y esencial de sus etapas más exitosas, se va alejando.
Rafinha y Alves equilibraron muy bien cada elección de Messi
El buen trabajo que los amarillos aplicaron sobre el rosarino en el choque liguero modificó los planes de Luis Enrique para su crack en la ida de las semifinales disputadas ayer. El ’10’ estuvo alternando posición abierta y centrada con total libertad. Como el juego de los locales se acelera a partir de las bandas, fue cuando Leo caía al costado donde los castellonenses más arrugados y retrasados quedaban. En los momentos en los que Messi intentaba distraer por el centro, Dani Alves y un cada vez más limpio y aplicado Rafinha completaban el puzzle de alturas y amplitudes. El equilibrio de ambos equipos en esos 30 metros dejó una primera parte de un nivel de competitividad y calidad muy alto pero de baja producción ofensiva. Empate técnico.
La mayor calidad y actual confianza azulgrana hacia intuir que las ocasiones comenzarían a aparecer, sobre todo con las bajas de Dos Santos y Soriano. A pesar de juntar muchísimo sus muros -se recalca, las líneas amarillas estaban pegadísimas-, los culés desprenden esa energía de equipo encumbrado, lo que resalta aún más el armazón de García Toral. En esa mezcla de paciencia y verticalidad fueL. Vietto estuvo bastante solo Iniesta quien sustituyó a Neymar como hombre más inspirado y constante en banda izquierda. Ante ello coincidió el irregular trabajo de Tomás Pina, más desordenado que Bruno -referencia y lesionado en la primera parte- y de esfuerzos menos precisos que Jona Dos Santos -también lesionado después-. El Barça lograba imantar las piezas de su rival gracias a su elevado y mejorado ritmo en la generación y provocación de acciones defensivas. Los de Luis Enrique obligan, cada vez con mayor frecuencia, a realizar numerosas, constantes y concatenadas decisiones con las que disuadir ataques, lo que se traduce en un dominio real. El Villarreal, ahí, a punto de ser girado, despejaba. Mascherano de ‘5’ y Piqué de cierre pudieron en el global con el velocísimo y solitario Vietto. Sólo un error de Musacchio había puesto a los locales en ventaja.
Villarreal apenas atacó pero defendió de nuevo con gran calidad
Ese movimiento que dejaba a Rafinha como hombre más abierto deshacía la supuesta ventaja que el Villarreal tenía por dentro controlando a Leo. A diferencia de que Alves reciba en parado, que el menor de los Alcántara, a pie cambiado, detenga la jugada y apure línea de fondo es un movimiento que facilita a Messi su acercamiento a la zona donde su pie amenaza todo el área. La jaula se cerraba sobre Suárez y el argentino podía buscar a Neymar y Alba a la espalda de Mussachio y Jaume Costa. Automatismos de un Barça cuyo absoluto canalizador del juego y del tempo es Messi y no cualquier mediocampista -Mascherano, Iniesta, Rafinha-, lo que no impide que volvieran a dominar el encuentro ante un bloque muy bien organizado. Y ya van cinco partidos seguidos ante equipos así.
Aspros 12 febrero, 2015
Llamativo el partido de Iniesta. Con su enorme calidad, acercándose poco a poco a un nivel importante, da vida y poder a esa segunda línea del Barça.
Quería ver a Mascherano en línea de volantes y vaya partido se ha marcado.
¿Será Mascherano un 'as' bajo la manga de Lucho para partidos venideros de alto riesgo?
Pinta bien el Barça.
Saludos, ECOS.