Hace poco, poco tiempo, en la próxima Liga española existió un equipo que imprimía a sus partidos un ritmo muy superior al de todos sus adversarios. Dibujaba sobre el césped un 4-3-3 simétrico y sus hombres básicos eran los extremos, se jugaba a que ellos recibiesen el balón cuanto antes. Al tratarse de un par de cracks de artes plurales, que lo mismo regateaban sin tregua que cambiaban de orientación hacia su homónimo, y que siempre controlaban la pelota en una sinergia de pura velocidad que les hacía aún más inaccesibles, el Celta del Toto se erigió en el grupo más excitante y aparentemente imparable del inicio del torneo. Bien, pues contra el Elche en Copa y ante el Dépor ayer en Liga, el Barça de Lucho siguió un plan de ataque muy parecido a aquél. Pero con Messi y Neymar de Nolito y Orellana.
En este sistema, Dani Alves es más interior que extremo.
El Barça fue un equipo claroEl Barcelona jugó muy bien en Riazor mostrando ideas frescas y, sobre todo, claras. Fue un equipo identificable, con sistema definido, con movimientos enumerables. Lo mismos, insistimos, que ya mostró en la ida de Copa contra el Elche. En esta reciente hoja de ruta, la salida azulgrana suele ser más lateral que otras veces y una de sus claves es Alves. Dani ocupa un puesto mucho más sujetado que en el periodo del caos, y a la vez más vinculado al balón. En lugar de proyectarse hacia el ataque para estirar y generar espacio, se ofrece como opción de primer pase a Piqué o Bravo. La consecuencia más directa radica en que Messi contacta con el juego más arriba y abierto. En el otro lado el concepto original es cercano, pero solo se usa como señuelo. No es testimonial, tiene presencia -y mucha-, pero como señuelo. Para crearle espacios al «10» y aumentar su sensación de fluidez. En lo que es línea directa, el circuito dañino es Dani-Leo. Cuando sale así, el Barça es un ciclón.
Rakitic completó un partido tácticamente interesantísimo.
Al contrario que el día del Atlético, que revistió un plan concreto para un oponente concreto, la inercia de Messi (o Neymar) es conducir en diagonal hacia la frontal del área. Ambos genios atraviesan un pico de inspiración fantástico y una etapa de pleno optimismo; ventajas que Luis Enrique acentúa en la pizarra haciendo que todos, todos, los movimientos de sus interiores sean profundos, bien hacia al área bien hacia una banda. Es importante apuntar que no en todas las jugadas Rakitic e Iniesta tienen peso, si las diagonales de Messi o Neymar fluyen de manera directa ambos se quedan protegiendo su espacio por detrás de la pelota, solo se mueven cuando existen visos de que las conducciones de las estrellas pueden ser paralizadas. En el caso de ayer, frente a un Deportivo que defendió, pese al 0-4, bastante mejor de como será defendiendo el Barça en próximas jornadas, Leo y Ney sí necesitaron esas ayudas. Y tanto Andrés como especialmente Ivan las clavaron.
Si atacar con tres basta, este «nuevo» Barça no ataca con cuatro.
El concepto pareció claro. La voluntad del Barça reside en atacar rápido y, en la medida de lo factible, con el menor número de efectivos posible por delante de la línea del balón. Si Neymar, Messi y Suárez se bastan para crear la ventaja, mejor. Y como pese a su lejanía están conectados gracias a la calidad del cambio de orientación de Leo, a menudo no necesitan más. Si sí, los movimientos de sus compañeros, con Rakitic e Iniesta a la cabeza (también Alba) cumplen una función de apertura agresiva que favorece que las iniciativas del «10» y el «11» para que el ritmo no pare. Conste en el resumen que el hecho de que los cuatro defensas y los tres medios intenten mantener una posición retrasada con respecto a la línea del balón no implica que se queden atrás en general. En absoluto es así. De hecho, Piqué y Mascherano viven en campo contrario y Busquets en un lugar adelantadísimo -casi imprudente-. Solo se trata de que la pérdida de Messi o Neymar -que las tienen porque arriesgan mucho- no derive en situaciones similares a las del gol de Thievy en Almería. Quieren tener efectivos suficientes entre la pelota y Bravo.
Dicho esto, y ya lo hemos dejado entrever antes, el Deportivo jugó bien mientras hubo partido. Mendunjanin y Juan Domínguez cerraron con la eficacia que era alcanzable las diagonales de Messi y Neymar, los centrales aguantaron sobradamente las embestidas de Suárez y con balón, en general, dejó muy buenas sensaciones. Salió -con más brillantez que frecuencia-, aprovechó la superioridad ofensiva de Cavaleiro sobre Alves y Piqué y dio uso a sus dos laterales cuando el extremo portugués no podía forzar a jugada y se daba cuenta de ello. El Dépor de ayer frente al Barça más habitual de la temporada hubiera tenido opciones de puntuación. Y esa es la mejor de las noticias para Luis Enrique: podría haber dado con un sistema que le permita competir la Liga. Lo de la Champions no se busca. Lo de la Champions llega si tiene que llegar. Lo necesario es competir a 38 jornadas, y al Barça de Riazor no lo frenan ni el ex-Getafe de Contra ni la Real de Moyes.
arturo 19 enero, 2015
no entiendo nada. me encanta ecos pero el español-madrid, nada y el getafe-madrid, nada . pero el coruña-barca, si. Porque? Que criterios utilizáis. Espero siempre impaciente un análisis de mi equipo(Madrid) y veo que ponéis siempre más del Barcelona. Perdón si he molestado pero no es mi intención