Durante el pasado parón de selecciones, dos entrenadores de la Liga BBVA aprovecharon el tiempo extra para probar una idea muy poco habitual en el presente del fútbol español: un sistema con tres centrales. O, lo que en este caso es lo mismo, una defensa con hasta cinco efectivos. Aunque al final uno de ellos, Fran Escribá, decidiera continuar con su 4-4-2 de las últimas semanas, la trascendencia del cambio no hubiera sido la misma que la que ha tenido la medida de Víctor Fernández en el Deportivo. Básicamente, porque no es lo mismo plantear esta defensa en Coruña que en Elche.
«Sea donde sea, este sistema suele generar un poco de escepticismo y de división porque siempre parece que tiene una connotación defensiva. Sin embargo, en general, la acogida de esta idea en Coruña ha sido más o menos buena», nos cuenta Martín Castiñeira, periodista de Riazor.org. Y es que, aunque la decisión de Víctor fuera motivada por las numerosas bajas, sobre todo en la posición de enganche (Lucas, Salomao y Fariña), para el aficionado deportivista es imposible no relacionar este particular dibujo con momentos felices del pasado.
Son varios los precedentes que hay en el Deportivo.
En 1994, año en el que el Súper Dépor se quedó a un penalti de ganar la primera Liga del club, Arsenio Iglesias formó un conjunto que crecía a partir de una línea de cinco formada por López RekarteLa defensa de 5 fue clave en el Súper Dépor, Ribera, Djukic, Voro y Nando. Su registro de únicamente 18 goles encajados, a día de hoy, nadie ha podido superarlo. Varios años después, en 2008, Miguel Ángel Lotina recuperó la defensa de tres centrales, pero lo hizo por motivos muy diferentes. Su Deportivo jugaba bien pero no puntuaba y, para darle la vuelta a la situación, el vasco situó a Manuel Pablo y Filipe Luis como escoltas de Pablo Amo, Coloccini y Lopo. El resultado, desde el primer día, fue magnífico. Una victoria ante el Valladolid, tras cuatro derrotas consecutivas, inició una racha que les hizo pasar de ser penúltimos a entrar en en la Intertoto.
En su última temporada, en la 2010/2011, tras varios años probando dibujos más tradicionales, Lotina volvió a utilizar este recurso, pero la reacción, que existió, no se prolongó lo suficiente. Y descendió. Sea como fuere, éste no fue el último precedente de defensa de cinco en Coruña. Sin ir más lejos, el curso pasado, con Fernando Vázquez en el banco, el Dépor ascendió tras usar, de forma puntual y sin continuidad, un dibujo con tres centrales. Curiosamente, de nuevo, la mayoría de veces tenía una intención ofensiva: la de remontar a través de liberar de responsabilidades defensivas a ambos carrileros.
Esta vez, la idea de Víctor también es atacar mejor.
Volviendo al presente, el Deportivo 2014/2015 no ha logrado hasta el momento coger el golpe de pedal a la competición. Y a su entrenador, en menor o mayor medidaSe han visto un par de detalles esperanzadores, se le acaban las ideas… y el tiempo. «Se entiende que esta medida en concreto es el paso previo a un cambio de entrenador. Es decir, es una modificación radical en el sistema para reactivar el chip de los jugadores. Si nada cambia y no funciona la defensa de cinco, es como si no hubiera ya solución con ese técnico», opina Martín antes de aclarar que «en Coruña ha solido funcionar, al menos para que el equipo reaccionara a corto plazo». Evidentemente, en lo numérico, el Dépor de Víctor no ha volteado la dinámica negativa, pero ante Real Sociedad y Atlético si mostró varios aspectos sobre los que se puede asentar una posible reacción.
– La plantilla está preparada. El Dépor no sólo cuenta con tres centrales que pueden responder bien a la exigencia como son Lopo, Insua y Sidnei, sino que, además, en ambos costados tiene a dos futbolistas que, si «laterales parecen y extremos no son», quizás puedan verse potenciados en el rol de carrileros. Es más, el propio Juanfran ha comentado que prefiere el 5-3-2 actual por «tener mayor libertad en ataque». Esto, al margen de reforzar una defensa que con este dibujo no ha recibido un solo gol de jugada, puede mejorar un maltrecho ataque que, de momento, ha carecido por completo de desequilibrio, imprevisibilidad y determinación.
– Compensar el déficit ofensivo. Sin un gran delantero que asegure una cifra elevada de goles ni unos extremos que estén demostrando ser desequilibrantes, Víctor debía pensar cómo lograr ser peligrosos de forma colectiva. De hecho, como él mismo ha manifestado, el principal objetivo con el cambio de sistema era poder atacar mejor. Bajo esta idea, aunque todavía no se ha plasmado demasiado sobre el terreno de juego, el Dépor podría ser ancho con los laterales, soltar a varios de sus centrocampistas con buena llegada (José Rodríguez) e intentar marcar diferencias con la chispa de jugadores verticales como Fariña, Lucas o Cavaleiro.
– Mejorar la calidad de la posesión. Lo que sí se comprobó en el Calderón fue como, con Medunjanin de director, el Deportivo podía tener la pelota con más seguridad. No fue profundo ni incisivo, pero sí logró cierto control ya que Haris, sin mucho esfuerzo, siempre lograba encontrar a compañeros libres de marca. Un hecho que no fue casualidad. Lotina, en 2010, lo explicaba así: «Los equipos están acostumbrados a jugar 4-4-2 y 4-2-3-1, pero con la defensa de cinco se ha perdido la costumbre. Gracias a ello creamos un problema a casi todos. Cuando pusimos los tres centrales, hasta nuestros jugadores pensaban que era para defender mejor, pero luego vieron cómo los rivales lo pasaban mal cuando teníamos la pelota. Nuestra salida de balón los volvía locos». Y, aunque ya parece quedar lejos, no hay que olvidar que la idea primigenia de Víctor era construir a un Deportivo mandón desde la posesión.
vi23 3 diciembre, 2014
Me ha recordado al juego de piedra, papel y tijera esta última frase. Igual en esa comparación hay un artículo interesante!